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jueves, 18 abril, 2024
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Propuesta del FCZ 2017, buena y fuerte: María del Carmen Reyes

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Por: ALMA RÍOS •

■ Ya hay cambios que se pueden registrar como el programa y el eje temático, comenta

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■ Espera gestora que el tema de la cultura no se deje de lado al terminar el festival

La propuesta del programa del Festival Cultural Zacatecas de esta emisión 2017 sí se expresa como un gesto desde la actual administración gubernamental de modificar la orientación de un evento que durante sus 30 años de realización ha tenido en el centro lo espectacular y a la cultura como un acontecimiento o una serie de ellos, y no una política de acceso a un derecho que se expresa como factor que modifica la calidad de vida de las personas.

“Sí, sí hay ese primer acercamiento. Sí lo veo. Lo que digo es que también hay que ver cómo lo recibe la sociedad. Ya se hizo la apuesta y es buena y es fuerte, con miras a un crecimiento continuado”, dijo María del Carmen Reyes García, gestora cultural de Finestra.

Así expresó sus expectativas de que el lunes siguiente a la conclusión del FCZ 2017 “el tema de la Cultura” no se deje de lado, pues aunque el festival se ha convertido en el “acontecimiento cultural” del año, al que suceden otros, la búsqueda debe ser que la sociedad zacatecana no lo vea como algo “acontecimental”, donde además es un sujeto pasivo que espera lo que le programan desde la institucionalidad, sino que se constituya en aquello “que desde los sentidos te invita a ser una mejor persona”.

En este sentido dijo la también historiadora, los contenidos culturales deben sensibilizar a las personas de manera que su educación se haga más accesible cotidianamente y tenga pertinencia social.

Luego de la presentación de los contenidos del evento el pasado domingo, y del formato que se la dio a la misma, opinó que “ya hay cambios que podemos registrar”, desde la imagen del festival, los tiempos en que se presenta, el programa, y la transparencia de cómo se ha conformado esta vez en equipo, pero también por la propuesta de un eje temático, la migración, que tiene que ver justo con el tema de le pertinencia social.

Los signos del viraje los halla en la manera de presentar la programación sin un evento espectacular de marco o alfombras rojas e invitaciones personalizadas dirigidas sólo a ciertos sectores sociales.

En el caso de los participantes hasta el año anterior se difundía de manera preponderante a quienes actuarían en Plaza de Armas y “no había un cartel para los artistas zacatecanos, como si fueran menos importantes. Y se decía va a haber eventos académicos y luego presentamos el programa”.

La propia marca del festival se ha desvinculado ya del slogan del momento. Y aunque el diseño no gustó a muchas de las personas “ya no se trató de este copia y pega de colores, este barroquismo, esa ferialización de la cultura a que nos habían acostumbrado”.

María del Carmen Reyes observó que cuando se trata de hablar de la “marca del festival” o lo que debe constituirse como tal, no se trata del tipo de letra del uso de un color o un logotipo, sino de involucrar al zacatecano en la creación y consumo culturales, de la profesionalización por un lado y la creación de públicos por otro.

“Quiere decir que los que están al frente se profesionalicen en cómo interactuar con esta sociedad que está viva y está cambiando, en cómo leen su consumo de bienes culturales, por qué deciden por unas opciones y no por otras, “entonces, ese es el secreto”.

“Hay que reconocer que es un reto muy grande el que tiene esta administración” porque es el primer festival cultural que organiza, en el momento inmediato posterior a la celebración del 30 aniversario del evento, “la expectativa era muy alta sobre el programa, es nuevo director, etc.”.

Entre los retos a los que se enfrenta el evento y en general la política cultural gubernamental en los años sucesivos, es el de consolidar su transversalidad e interinstitucionalidad.

Para lograr el acceso a la cultura como un derecho es necesario que participen y colaboren diferentes entes sociales e institucionales y no se deje solo esta tarea al Instituto Zacatecano de Cultura, a lo que ocurra en un sexenio o a un director, opinó.

“Pensar la gestión de la cultura como un ente aislado sin la transversalidad entre instituciones y que el FCZ va a ‘culturizar’ al zacatecano en una semana es utópico”.

En una entidad con grandes rezagos educativos que se relacionan con las grandes diferencias en términos de percepción económica y los consumos culturales de la población, es difícil “darle gusto a todos”, también luego que lograron consolidarse intereses incompatibles en la demanda de bienes culturales entre los públicos del FCZ, que oscilan entre el gusto por la cultura de masas o bien por la alta cultura, y donde pareciera un crimen balancearse hacia un lado u otro, dijo Reyes García.

Por ello reiteró que el secreto es la profesionalización de los gestores y emisores culturales, que les permita actualizarse para responder a una sociedad cambiante, de la que además, deben retroalimentarse.

“Yo creo que el mayor problema de estas programaciones es pensar en medir la cultura como se ha hecho en los últimos 30 años”. El tomar una fotografía y pensar en el éxito de un festival porque hubo en la Plaza de Armas un lleno total que haga volver al discurso de una “derrama económica” obtenida.

La medición no refiere la inversión que se hace y la ganancia inmediata que se obtiene, la cultura no es dijo, “lo que se escucha mientras se bebe una cerveza en un bonito lugar sino lo que desde los sentidos te invita a ser una mejor persona y no porque alguien te digan que esto es cultura y esto no. Debes sentirlo. Ahí radica el secreto de la formación de públicos”.

“Yo creo que es muy pronto para decir qué funciona o no funciona, la promesa está hecha desde el momento en que se habla de un trabajo en equipo, de un eje temático”, etc.

Hay una ganancia que dejó la administración gubernamental anterior, dijo, el involucramiento de la ciudadanía, pues ésta dejó de confiar en las decisiones de su gobierno en materia cultural.

“Fue tan malo el asunto, fue tan terrible porque pasó una cosa tras otra, que despertó a la ciudadanía. Entonces ya está despierta”.  Lo necesario entonces es que esta ciudadanía despierta siga involucrándose y exigiendo una política cultural que más allá del acontecimiento se constituya en un medio de alcanzar mejor niveles de vida, mismos que se expresarían entre otros temas en una disminución de la inseguridad y la violencia que prevalecen.

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