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miércoles, 24 abril, 2024
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Unidad de las izquierdas sin solapar la corrupción

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

La semana anterior ocurrieron varios acontecimientos que indican una intensificación de la discusión en las izquierdas mexicanas sobre las condiciones que hay que crear para lograr un paquete de candidaturas unitarias en el 2018. Por principio de cuentas veamos la situación del PRD: la renuncia de Max Correa a su participación en las elecciones internas del partido como aspirante a la candidatura a gobernador, y el anuncio de que apoyará las candidaturas de Morena, así como la decisión de la dirección nacional de atraer a su esfera la definición de la candidatura principal, son señales claras de que el proceso electoral local en el Estado de México está resultando un reto difícil de superar para el PRD. Por otra parte, el pronunciamiento público del senador Miguel Barbosa en el sentido de que trabajará para que el PRD se sume a la candidatura de AMLO, secundado por la definición en el mismo sentido de la corriente “Ciudadanos de Izquierda” representada por destacados militantes como Pablo Gómez Álvarez y Carlos Sotelo, y el hecho de que varios de sus gobernadores en funciones han decidido iniciar actividades tendientes a lograr la candidatura presidencial, y el próximo lanzamiento de la convocatoria para elegir a los nuevos dirigentes, son indicadores de que será muy difícil que ese partido logre unificarse en poco tiempo y colocar a un aspirante a la presidencia con la competitividad necesaria para detener la emigración intensa de perredistas a la corriente electoral favorable a AMLO. Por su parte, Morena resolvió sin problemas su candidatura principal en el Estado de México, pero ya iniciaron los primeros enfrentamientos internos por la candidatura a jefe de Gobierno de la Ciudad de México.

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Por su parte, el movimiento Por México Hoy auspiciado por el Ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas S. y por el Senador Alejandro Encinas R. tendrá su próxima reunión el 25 de marzo para dar a conocer las adhesiones logradas a su documento programático denominado “Llamado por México”, publicitado el 4 de febrero pasado, y para anunciar los pasos que dará para buscar los diálogos necesarios con los partidos que se asumen progresistas y con los movimientos que han anunciado que participarán por su cuenta en el próximo proceso electoral federal, como el de los pueblos indios agrupados en torno al EZLN, o AHORA, que apoya a Emilio Álvarez Icaza como candidato independiente a la Presidencia de México. El esfuerzo que realicen todos ellos para lograr un programa de consenso será muy importante para abrir el camino a la búsqueda de candidaturas unitarias. De particular importancia serán los encuentros con el PT, MC, PRD y, sobre todo, con Morena.

El clamor que se escucha en todo el país en favor de la unidad de los progresistas tendrá eco en las dirigencias de las organizaciones mencionadas solo si estas reconocen que se requiere un triunfo electoral contundente para que el nuevo gobierno pueda superar con éxito los retos formidables que enfrentamos, tanto en el interior como en el exterior. El primer escollo implica una gran capacidad para encontrar las coincidencias programáticas suficientes para unir a todos, y el segundo es aún más difícil, pues implica una gran madurez para aceptar cualquiera de dos escenarios: que las encuestas muestren que AMLO sigue teniendo una amplia ventaja en la intensión de voto sobre el resto de los aspirantes progresistas, o que en el devenir de los próximos seis meses algún otro aspirante creció lo suficiente para plantear con justificación un método para resolver la candidatura principal. Desde mi punto de vista, el escenario más probable es el primero pues parece poco probable que Mancera, Graco, Silvano, Álvarez Icaza o la candidata indígena crezcan a una tasa superior al 3 % mensual en los próximos seis meses, hasta lograr una intención de votos superior al 20 %, indispensable para hablar de tú a tú con Morena. La inexistencia de un aspirante progresista con un nivel de competitividad similar al de AMLO facilitaría la unidad de todos alrededor de su candidatura, sobre todo si éste muestra una flexibilidad para tratar con las fuerzas progresistas cuando menos igual a la que ha mostrado para sumar personalidades del espectro centro-derecha.

Una circunstancia que los dirigentes progresistas no deben olvidar es que la mayoría de la población se siente agraviada por el comportamiento corrupto de muchos miembros de la clase política, de manera que postular candidaturas identificadas con esa clase de conductas debilitará al movimiento en su conjunto y lastimará gravemente la principal ventaja comparativa de AMLO: su probada honradez. Y otro elemento importante a considerar es que hoy no existen ideologías cuyo valor intrínseco sea tan grande que justifique participaciones testimoniales orientadas, no a ganar votos, sino a incrementar el número de adherentes a esa doctrina. Hoy, México necesita con urgencia desplazar del gobierno a los neoliberales que han conducido el país durante las últimas tres décadas y media y, por ello, son responsables de la situación que vivimos. Y para ello se requiere la participación unitaria de todos los progresistas.

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