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jueves, 28 marzo, 2024
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Para antes de dormir… un proyecto de lectura

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Por: EDUARDO CAMPECH MIRANDA* •

La Gualdra 283 / Promoción de la lectura

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A todas las personas que colaboran con esta locura

 

Comenzó como muchos proyectos que se me ocurren: sin tener muchas cosas claras. Su origen es diverso: audios religiosos que me comparten vía WhatsApp, la serie imaginantes de José Gordon, mi fascinación por Las mil y una noches, la búsqueda de utilizar las tecnologías de la información y la comunicación en la formación de lectores, la fruición de escuchar lecturas en voz alta, de sentirme destinatario de esas lecturas, la añoranza de una historia para antes de dormir. Todo ello estaba en la cabeza, pero no sabía cómo ejecutarlo. Al principio pensé en cápsulas anecdóticas obtenidas de las artes, la ciencia y la literatura, pero ganó más mi pasión por Sherezada.

El primer paso fue lanzar una invitación a través de Facebook: “Amigos, a partir del lunes estaré leyendo en voz alta un fragmento de Las mil y una noches. Si quieres recibir el audio, mándame un WhatsApp, en caso que tengas mi número, o deja el tuyo inbox. Saludos”. Las solicitudes no se hicieron esperar. Aunque también las propuestas de que la distribución se hiciera por el mismo Facebook o por alguna plataforma para compartir audios. En los dos primeros días se reunió un grupo de poco más de sesenta personas interesadas.

Las reglas del grupo de WhatsApp son puntuales: no publicar nada ajeno al audio. Respetar este punto ha sido la parte más complicada. Después comenzaron a llegar más solicitudes para integrarse al grupo. Los audios también se comparten a través de la plataforma ivoox. ¿Hasta dónde llegan estas grabaciones artesanales? Son así porque sólo utilizo un manos libres y el celular. El ruido del ambiente, el cambio de página, alguna equivocación en la lectura fueron inconvenientes que se transformaron en un sello de las mismas. Alguien dijo que eso lo hacía más atractivo que los propios audiolibros.

Los participantes del grupo viven en Aguascalientes, Baja California Norte, Ciudad de México, Coahuila, Colima, Estado de México, Guanajuato, Nayarit, Nuevo León, Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Veracruz, Zacatecas, además de Estados Unidos. Casi a la semana recibí nuevos mensajes solicitando que les incluyera en el grupo, comparto –literal- uno de ellos: “Campech… buenas noches… soy Emmanuel, me podrás agregar al grupo donde estás leyendo Las mil y una noches. Sí, por favor, siiiii?”. Y a éste, le siguieron otras solicitudes vía personas que reciben la narración directamente cada noche. Sin embargo, a los quince días de iniciada la aventura, me surgía una serie de dudas.

De esta manera decidí indagar, con una publicación en un grupo de Facebook creado para compartir impresiones y todo tipo de expresiones que quieran realizar los miembros del grupo de WhatsApp, qué pasa con esos audios: “Hola, buenas tardes. Hoy se cumplen dos semanas del inicio de esta aventura. Me gustaría saber qué sucede con los audios: ¿los escuchan en compañía de alguien?, ¿en dónde los escuchan?, ¿los comparten?, de ser así, ¿con quién?”. La mayoría los escucha después de su distribución, ésta se realiza diariamente alrededor de las nueve de la noche. Para algunos es un momento de soledad y relajación, para otros de compañía y congregación. Debo confesar que las respuestas han superado con creces mis expectativas:

En general se comparte con amistades y familiares. También se escuchan en compañía de la familia. Sin menoscabo de las respuestas ofrecidas, mostraré algunas que expresan mi última oración del párrafo anterior:

 

“Los dos primeros audios los escuché con mi esposo e hijo, pero como no pusieron atención, ahora los escucho antes de dormir sola cuando se han dormido y no hay interrupciones. Después durante el día mientras trabajo los pongo de nuevo, para bajar la ansiedad y así mi esposo puede escucharlos y preguntar sin que lo regañe, jajajajaja”. (Alicia).

“Yo los escucho con mi esposo, y lo comparto por Whats con mi mamá, una tía, dos sobrinas, una amiga y su familia, sólo esperamos la noche para el siguiente, los escucho súper tarde, hasta que mis niños se duermen… Los repito cuando salimos fuera, el camino se hace muuuuy corto ? (necesito una bocina ? luego vamos pegados al celular)”. (Esmeralda).

“Yo los escucho por la noche, cuando el café está vacío y todo queda entre silencio. Es un momento de paz que disfruto. Los comparto con grupos de mediadores, amigos y lectores que esperan cada noche a Sherezada y a ti”. (Lorena)

“Jajaja, hay veces que yo hasta sueño. Los escucho junto con mi esposo en las noches antes de dormir, y él se queda con la curiosidad de ¿qué pasará mañana?”. (Mariela)

“Yo los escucho con mi esposo a quien no le gusta mucho leer. Ha sido de gran ayuda porque de esta manera él lo escucha junto conmigo, sin querer. Aunque al principio decía que no le interesaba nada que tuviera que ver con lecturas, ahora ya hasta me pregunta si no me ha llegado la historia de hoy. Lo comparto con mi mamá por WhatsApp y ella lo escucha allá en el rancho con mi abuelita y algunos sobrinos, quienes están encantados con las historias y se rodean a escuchar atentos, como en los tiempos de antes, cuando se reunían alrededor de una radio para escuchar las novelas”. (Alejandra)

 

Una de las personas que reciben el material me preguntó que hasta dónde llegaría el proyecto. La respuesta sigue en el aire: no lo sé. Lo único que me ha dado de certeza es que podemos utilizar las tecnologías para abatir distancias, que los actos de lectura deben ser significativos, y que en época de crisis alguna autoridad educativa me dé audiencia para presentarle más proyectos como éste. Sirvan estas líneas para expresar mi gratitud a los ochenta y cinco miembros del grupo de WhatsApp y todas aquellas personas que colaboran con este proyecto.

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