Si tenemos una fábrica de ropa y entra en crisis, ¿qué hacemos? ¿Corremos al personal que nos llevará al cierre de la empresa?, o por el contrario, observamos dónde están las fallas del proyecto y creamos una línea de inversión para cubrir los errores. Por ejemplo en la imagen, mercadeo, o en una línea de producción o en la capacitación del personal. En suma, para reactivar un negocio no se mutilan los componentes del mismo, lo cual no significa que se hagan racionales ahorros en los diversos recursos, sino por el contrario se generan inversiones. Aun cuando no es lo mismo un negocio particular a una economía de un estado, hay comportamientos parecidos.
Pues bien, ahora vivimos una crisis donde se ha estancado la creación de nueva riqueza, y la que se genera está explotada en esquemas prácticamente coloniales: se extrae riqueza del subsuelo y se vende en bruto para que en otro lado la transformen y le saquen el valor económico mayor. Por eso, en Zacatecas hay crecimiento del PIB, pero eso no refleja en aumento de empleos, lo cual significa que los grandes excedentes salen del estado y se aprovechan fuera de éste. Igual que una economía colonial. Y vasta experiencia tuvimos de esto: 300 años. Pero el conteo de años continúa. Sus mediciones de progreso siguen siendo puntos en el PIB, sin tomar en cuenta la condición de las personas concretas del territorio. Una economía centrada en las personas se desmarca de su lógica colonial, porque le preocupará la satisfacción de las necesidades de la población y no las ganancias de las empresas extranjeras que actúan en la entidad.
Crear una economía centrada en las personas en nuestro estado es lo que urge. Con ese criterio las estrategias y los programas cambiarían radicalmente. Pero observamos un planteamiento económico que ha puesto en el centro las utilidades de las grandes empresas. Mientras que la mitad de los trabajadores zacatecanos reciben menos de 2 salarios mínimos. Y por ello, no pueden acceder a la calidad de vida que aspiramos. Sólo unos pocos acceden y las grandes mayorías tienen -ya hace tres décadas- las migajas del desarrollo.
Ayer el gobierno de Zacatecas hizo el foro para elaborar el plan sectorial de desarrollo económico. La pregunta es, como cada inicio de sexenio: ¿será otro plan más que a la vuelta de 5 años muestre un caso más de anuncios sin realidad? ¿Qué nos puede hacer pensar que ahora será distinto? ¿El criterio puede ser la propaganda de que será un “gobierno diferente”? Evidentemente no. Esperaremos el plan sectorial para observarlo con detenimiento y constatar si se parece a los anteriores o realmente tiene una estructura distinta. De entrada, al igual que la ciudadanía, partimos del escepticismo: pocas esperanzas de que los planes y el comportamiento del gobierno tengan a las personas en el centro. Sin embargo, esperaremos a conocer el plan sectorial de desarrollo económico para juzgar con los pelos en la mano.
