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viernes, 29 marzo, 2024
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Retrato de un rockero zacatecano: José Alberto Medina

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Por: CARLOS FLORES* •

La Gualdra 282 / Música

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Lo conocí hace más de veinte años en los pasillos de la Preparatoria II, en un momento en el que el rock se convirtió en una respuesta para muchos de nosotros, inmersos en un Zacatecas que se resistía a despojarse de su piel campirana, de su estilo de vida de ranchito y las misas y las vueltas por la plaza. Reunidos como AREP II (Asociación Rockera Estudiantil de Prepa II), liderada por el buen Priapo y el vivificante Kuri, logramos crear un grupo heterogéneo de inadaptados unidos por el rock, desde aquéllos que se clavaban con lo clásico como Pink Floyd, Led Zeppelin, The Doors y otras mariguanadas, pasando por aquéllos que sólo tranquilizaban su espíritu oyendo Trash o Death Metal y los que sólo Rockdrigo, la Banda Bostik o el Tex-Tex los hacía mover el bote, hasta aquellos primigenios hipsters que adoraban a Nirvana y Pearl Jam.

Así, Alberto Medina, que entró en la escena rockera gracias a los Hombres G y su famosa “Sufre Mamón”, encontró un hilo conductor que lo llevaría a Caifanes, Soda Stereo, Guns N´ Roses y Iron Maiden. Lo conocí en esta última etapa, cuando se enfundaba en camisetas estampadas con Eddie, por lo que le llamamos el “Iron”. Después de la prepa lo volví a ver 20 años después, primero en una banda metalera, luego en un bar tocando covers él solo con una guitarra electroacústica.

Quise hablar con él, pues siempre fue alguien muy estimado, pese a mi número del Macarra del espacio (una historia personal que casi me cuesta la vida), y me entero que aunque siempre quiso ser rockero y no tocar rock, la vida lo llevó por el camino de la música, comenzando su carrera allá por el año 2000 con Apóstol 13, que lo llevaría por primera vez a un escenario; luego, su primera grabación fue con Gárgola, en una producción de más de 15 bandas por Eduardo Félix, quien promocionaba su estudio en Vicked Musical.

Participó también en Postnecrum por un año, funda Iblis Levanah, seis años con Pacal, otro año con 1800 -una banda fresnillense-, y unos cuantos meses con Calipso, además de otros proyectos. Actualmente está con OGT, al parecer su proyecto más maduro, además de una banda para fiestas que le permite vivir, así como su trabajo individual tocando covers en los bares.

La vida como músico, y más como rockero ha sido dura, le ha costado un par de divorcios, pero nunca se ha salido del guacal y ha encontrado tras la guitarra una forma de vida, que como bien señala, “no cualquiera es capaz de fletarse”, pues hay muchas bandas que cuando se salen de su zona de confort mejor tiran la toalla.

José sigue de pie, y son más de seis años ya, en los que ha estado enfocado en la música, viviendo de ella, desvelada tras desvelada, con sus pros y sus contras. Sabe que en Zacatecas no existe una infraestructura que permita a los músicos, en general, el encontrar una carrera y una profesión, pero cree que el enfocarse y trabajar duro y con seriedad puede forjar un destino en este ámbito. Larga Vida a José y su lucha a favor del rock.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_282

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