La Gualdra 281 / Río de palabras
Todos somos, en realidad, dos personas. Tenemos un lado negro y un lado blanco. Andamos por la vida con dos banderas: una de paz y otra de guerra. Giramos a la derecha o a la izquierda según sea que nos convenga, que nos dé el aire o nos venga en gana. Andamos por caminos oscuros o luminosos. Trabajamos mejor en el día o en la noche. Nos gusta más lo dulce o lo salado. Somos amables o completamente secos. No, no es que seamos hipócritas o doble cara; nuestras dos personalidades son auténticas. No es que quiera justificar mis errores atribuyendo a esta dualidad el haberlos cometido. Ambas personas que soy se equivocan, ambas aman, ambas se desesperan. Así como usted, así como aquél que va pasando, o éste que desde hace rato está fastidiando, tratando de ver qué es lo que está leyendo. Todos, le repito, todos tenemos en el fondo dos personas, una buena y otra más simple, una enferma y otra a punto de enfermarse. Una triste y otra deprimida que no es lo mismo, el médico me lo ha explicado. Es que así vamos por la vida viviendo dos vidas al mismo tiempo; sólo dos, ya más sería patología. Es tan fuerte este desdoblamiento, que no sé cuál de las dos personas que soy, escribe en este momento.
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