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jueves, 28 marzo, 2024
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El compromiso de los teatreros debe ser sensibilizar a la sociedad: Julia Robles

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Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

■ La actriz zacatecana comenzó su carrera en el teatro hace 25 años, en el IZC, señala

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■ Necesario, que niños practiquen una disciplina artística, ya que los hará mejores personas

Los creadores de teatro tienen una gran responsabilidad, ante los problemas actuales que aquejan a la sociedad. Es por eso que el compromiso de los teatreros debe ser social, pues ahora más que nunca se requiere hacer teatro y llegar a los diferentes sectores de la sociedad para sensibilizarlos sobre la realidad que se vive tanto en la entidad, como a nivel nacional, dice la actriz zacatecana Julia Robles.

“Zacatecas y el país necesitan teatro porque la sociedad y el individuo se proyectan en él. Te lleva a un lugar donde existen otras posibilidades de ver las cosas de manera diferente. Al verte reflejado en el otro, llega una catarsis que hace que reflexiones y que incluso te haga cambiar”, señala.

Opina que se debe insistir en que los niños practiquen una disciplina artística, que puede ser teatro, el cual abarca la danza, la música, la pintura, entre otras, ya que involucrarse en el arte los hará mejores ciudadanos y seres humanos.

Aunque en otros años se podía jugar en la calle ante la situación de violencia actual esto ya no es posible, pero se puede canalizar su energía al arte, para que puedan encontrarse, y que rían, lloren y se diviertan con estas actividades, y qué mejor que hacerlo en un escenario.

Considera que los menores serán quienes en un futuro lleven las riendas de la sociedad y es por eso que tanto padres de familia como instituciones deben respaldar las actividades culturales en su comunidad.

Los comienzos de la actriz en el teatro fueron hace 25 años. Esto fue en el Instituto Zacatecano de Cultura, cuando su madre la inscribió en los talleres que ofrecía el maestro Luis Félix. Recuerda que se daba la opción de recorrer los diferentes talleres como danza, oralidad, música y teatro.

ulia Robles sintió gusto por el escenario desde pequeña, luego inició a estudiar en talleres, aunque al principio sus padres no estaban de acuerdo con su carrera la apoyaron para continuar con sus estudios en actuación ■ FOTOS: BENJAMÍN CONTRERAS Y RAFAEL DE SANTIAGO

Este último lo impartía Efraín Martínez de Luna, quien invitó a Julia a trabajar en el Laboratorio de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ). Ahí conoció a Antonio Rocamontes, quien impartía las clases en el tercer piso del teatro Calderón. En ese entonces, conoció a teatreros como Venicio Arvizu, Claudia Solís, entre otros.

Recuerda que a la edad de cinco años le gustaba ponerse los vestidos de su mamá, sus zapatos, y se ponía enfrente del espejo a cantar y a bailar. También acomodaba a sus peluches, para que la escucharan contar cuentos.

En fiestas y reuniones familiares contaba historias. Al ingresar al bachillerato cursó diferentes talleres de cocina y natación, pero lo que más disfrutó fue participar en el taller de teatro. A sus 17 años, aunque ya se había presentado ante un público, Julia no había presenciado una obra.

“Cuando ensayaba en el tercer piso de este teatro ocurría algo, sentía que era el espacio en que debía estar. Cuando me subo al escenario, con el público frente a mí, les cuento una historia y soy otra. Fue donde me encontré, y algo que salvó mi vida y me siento libre”, comenta la actriz.

Reconoce que en ningún momento se sintió atraída por buscar la fama o por participar en telenovelas o cine, pues el espacio mágico del teatro, enfrentarse a un público, es lo que la satisface.

Cuenta que sus padres no querían que se dedicara a la actuación, profesión que era mal vista en las mujeres. Pero su padre, convencido del deseo de su hija, la acompañó a inscribirse a su primera escuela de teatro.

Tuvo que salir del estado para prepararse, pues en ese entonces no había escuela de actuación en Zacatecas y su padre la llevó a la Casa del Teatro, la cual dirigía Luis de Tavira. Posteriormente se mudó a la ciudad de Tijuana, donde estudió en el Centro de Artes Escénicas del Noroeste.

Trabajó en la Escuela del Bio-drama, en Colombia, lo que para ella fue una inolvidable experiencia, pues practicaban en lo alto de un cerro, en una escuela llamada la Maloca y el trabajo de actuación se relacionaba con la naturaleza.

Algunos de sus maestros han sido Luis de Tavira, Marco Petriz, Edward Coward, Luisa Huertas, la colombiana Beatriz Camargo, Ignacio Flores de la Lama, Maribel Carrasco, Perla Shumajer, Larry Silverman, entre otros.

A su regreso a Zacatecas, se encontró con grupos que estaban haciendo teatro, como el Taller de Autoproducción Teatral (TAT). Ahí, trabajó con Iván Guardado, en el montaje Vieja al último, y a partir de ahí comenzó su travesía en el teatro zacatecano.

Su hija, André Robles creció en los escenarios, acompañando a la actriz a sus ensayos, a talleres, compartiendo camerinos. Ahora, a sus 20 años, sigue los pasos de su madre, y próximamente estudiará dirección escénica.

Participó en el programa de Circuito Centro Occidente, con la obra llamada Las Soldaderas. Dicha obra fue escrita por Elena Poniatowska, y se presentó dentro de los festejos del Centenario de la Toma de Zacatecas. Recientemente trabajó dentro del programa nacional Teatro Escolar con el montaje El niño de octubre, el cual aborda la problemática de los niños con cáncer.

Asimismo, ha realizado giras de trabajo en conjunto con la Secretaría de las Mujeres (Semujer) en las que adapta dramaturgias de zacatecanos, con temas relacionados con las mujeres. Entre estas obras se ha presentado Novia de rancho, Irene lo dice todo y Clandestinas.

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