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jueves, 18 abril, 2024
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Un rockcito para todos los roles / El ‘progre’ acá. ‘Xólotl, El Indio Triste’

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Por: JAIME FLORES GUARDADO •

A la par de las agrupaciones que estaban a la búsqueda de un rock con carácter nacionalista, comenzaron a darse las manifestaciones de algunos músicos inconformes que intentaban crear una línea que tomara los sonidos del México sicodélico fusionados con la música clásica y entrelazar las propuestas de la música concreta, de la progresión, de la experimentación, del rock en oposición. Así conocimos a gente que se agrupaba en bandas como Decibel, Atrás del Cosmos, Krol Voldarepet, Como México No Hay Dos o Vía Láctea en los gloriosos años setenta, aunque Nuevo México, Toncho Pilatos y Dug Dugs ya habían experimentado con los instrumentos prehispánicos y el sonido del mariachi, dejando algunas grabaciones para la posteridad.

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Con el surgimiento de Chac Mool en la década de los ochenta, Hi Fi Orchestra, La Caja de Pandora, Iconoclasta, Nobilis Factum, Al Universo, Flught y los intentos por dar cabida a los sones jarochos, la marimba y el mariachi, el rock nacional iba nutriendo la vena del progresivo mexicano sin apartarse del estilo que las agrupaciones europeas habían diseminado por todo el orbe.

Repentinamente, en Zacatecas se gestaba un movimiento que, con base en instrumentos poco usuales como la quena o el violín, daban muestra de querer insertarse al concierto mundial que King Crimson, Yes, Can, Le Orme, Il Balleto Di Bronzo, Gong o Esperanto plasmaron en  aquellos legendarios discos de larga duración casi imposibles de conseguir en una ciudad repleta de baladas, corridos y guarachas; sin embargo, Mr. Máquina ya hacía introducciones a la progresión, aunada a una banda integrada por experimentados músicos que ya contaban en su haber con composiciones propias, escritas en colaboración con todos sus integrantes y apoyados por Manuel Denna en las líricas, Arturo Escobedo en la guitarra, Víctor Chew en la batería, “El Guerras” en el bajo, Pedro Méndez en la flauta transversa, José Antonio Chew Fernández en las vocales y José Manuel Pinedo en los teclados, quienes integran Euterpe a mediados de los ochenta y en ochenta y seis. “La Musa de la música” ya figuraba en el circuito estatal alternando con Chac Mool, Banda Elástica, Dug Dugs y el mismísimo Luzbel de grandes batallas.

Una década después, los hermanos Morones adoptaban la progresión como parte esencial de su propuesta, haciendo esporádicas presentaciones en foros culturales como una alternativa para dar a conocer un concepto que encaminaba su música hacia la confirmación de ese tan buscado rock de carácter nacionalista. Mezclar la música progresiva con base en teclados e instrumentos folclóricos acompañados de guitarra, bajo y batería no era tarea fácil, sin embargo, en la pieza Xólotl de su disco Gamadion, Arbatel sentaba las bases para ir introduciendo poco a poco los sonidos regionales del Zacatecas del siglo antepasado, como son la tambora y los ritmos y armonías de los matlachines, a través de sus violines, percusiones, sonajas y arcos con flecha. Enorme avance en el planteamiento por crear lo que se pudiera llamar Rock progresivo zacatecano.

El pasado 14 de febrero del presente, se concretó un proyecto muy anhelado por “El Chino” y Mario Morones, musicalizar una obra que trata de un personaje de leyenda, Xólotl, El Indio Triste, tomando como sustento los ritmos y armonías de una música antepasada con apego al rock progresivo.

La tarea de recopilación, de análisis y concreción de un proyecto que llevaba años en el ánimo del “Chino” Morones, por fin, vio la luz, y lo extraordinario del caso, es que se presentó en el teatro Fernando Calderón con la participación de Carlos Macías Cervantes, un excelente percusionista zacatecano que lo mismo ha tocado rock, jazz o progresivo desde sus inicios en la época dorada del rocanrol, y ya en mil novecientos sesenta tocaba la guitarra al lado de José Antonio Chew Fernández en la batería, “El Chiquilín” Pinedo en la otra guitarra, para continuar en el setenta y tres con Trailer, una banda que se formó en el defectuoso y que vino a tocar a prepa Uno alternando con las mejores de aquí, Mr. Máquina y La Séptima Galaxia. Un lustro después, ya estaba tocando la batería con otra bandota dentro del circuito nacional, la banda Goliath, donde fusionaban el rock con el jazz, dejando un larga duración como muestra de su talento. Varios años pasaron para conocer su residencia y grande ha sido la sorpresa cuando se supo de su virtuosismo como percusionista en las mejores bandas de Nueva York – Cervantes se hacía llamar –, tocando con músicos de trayectoria como Jaco Pastorius. Hace algunos años, estuvo tocando aquí en su tierra, concretamente el 24 de agosto de 2008 en el festival de jazz y blues que cada año se celebra en la ciudad de cantera y plata, como Carlos Cervantes Cuartet.

La importancia que tienen los medios de difusión ha sido determinante en el desarrollo y conocimiento de los grandes eventos; fue en una entrevista a Eduardo Morones en Radio Zacatecas, que la población y los seguidores de la música culta se enteraron de la presentación de Xólotl la leyenda.

Sheila López, soprano zacatecana que sublimó con su voz la obra ‘Xólotl, El Indio Triste’, el pasado 14 de febrero en el teatro Calderón
Sheila López, soprano zacatecana que sublimó con su voz la obra ‘Xólotl, El Indio Triste’, el pasado 14 de febrero en el teatro Calderón

La musicalización de la obra deja de manifiesto el talento, el virtuosismo, la dedicación y la búsqueda de los participantes en este ensamble con estudiantes-músicos de la escuela de Artes de la UAZ y la excelsa voz de la soprano Sheila López, los maestros Carlos Macías y Víctor Chew en las percusiones, Mario Morones en los teclados, Eduardo Morones en el bajo y David Durón en los efectos.

Ante un público que casi llenó el teatro, comenzó la audición; desde la introducción, llamó poderosamente la atención la forma en que los percusionistas fueron cercando con sus ritmos el motivo principal, para ir abordando, en su momento, los pasajes de la trama de esta leyenda zacatecana. La atmósfera que fueron creando los músicos te encerraba, te atrapaba hasta casi formar parte del acontecimiento y sentías verdaderamente la decepción de un ser que tenía puesto su corazón en la dama de sus sueños, grande sufrimiento al darse cuenta que el de ella pertenecía a otro; la tristeza casi se movía por todos los rincones del teatro, la percibías a través de la música que emergía de esos teclados magistrales que, en los momentos sublimes, acrecentaban más el sufrimiento de Xólotl, con esas tristes notas que denotaban que iba hacia el precipicio, cuando de pronto se escuchan unas voces casi celestiales, las mejores que Lorenzo haya escuchado por estos lares. Pocas veces sucede en Zacatecas una reunión de este tipo, música para verdaderos inconformes.

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