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jueves, 28 marzo, 2024
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De muros, gasolinazo, TLC y agenda del campo

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Por: JOSÉ NARRO CÉSPEDES •

El campo se enfrenta a dos amenazas: el aumento a los precios en los combustibles (que podrían incrementar 40% el costo de los alimentos) y el gobierno de Trump.

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El aumento en el precio de la gasolina inquieta, desalienta y desestabiliza (todavía más) al sector más desprotegido del país: el campo. En él, viven en condiciones vulnerabilidad más de 24.5 millones de personas. Ahí, la pobreza abunda y se expande, como una mala hierba, consecuencia de la lenta burocracia, los aumentos en el precio de la gasolina y la inequidad en la distribución de los apoyos oficiales.

Y es que a partir del primer mes de 2017 se impuso el incremento en el precio de entre el 14% y 20% para las gasolinas y el diésel, situación que continuará a lo largo del año. Y con todo, hoy la canasta básica tendrá un incremento de 40 por ciento por alza de combustibles.

El producto más encarecido será el kilo de carne de cerdo, al pasar de 169.95 pesos a 237.93 pesos (un 67.98%) de 2016 a 2017. El kilo de carne de res (bistec) pasaría de 146.17 pesos a 204.64; lo que significa el 58.47%. En tanto que el tercer producto con más incrementos sería la carne de pollo (pechuga con hueso) pasaría de 67.63 pesos a 94.68 pesos durante el mismo periodo contemplado.

Con estos aumentos, la población que se encuentra en pobreza alimentaria verá afectaciones no sólo en los alimentos, sino también en toda la cadena de consumo, lo que elevará aún más el costo de vida.

Y con el gasolinazo a cuestas, tenemos que argumentar que México no se ha beneficiado con el TLCAN, como indica el presidente norteamericano Donald Trump; al contrario, en los últimos 22 años han emigrado del país más de 10 millones de habitantes por falta de oportunidades, de quienes 6 millones eran campesinos.

Trump ha iniciado un falso debate para justificar una guerra económica con nuestro país. Y la amenaza de EU de acabar con el TLCAN afectaría terriblemente a la economía porque el eje estratégico de modelo económico impuesto por los políticos del PRI y el PAN fue hacer dependiente a nuestro país de este tratado.

La permanencia de México en el TLCAN ha dejado en desventaja comercial a los productores nacionales. Como es sabido, desde su firma en 1992 y desde que entró en vigencia el 1 de enero de 1994 nos hemos opuesto al TLCAN y hoy ese tratado debe ser renegociado, sustituido por otro acuerdo comercial y de cooperación para el desarrollo que se establezca en condiciones de igualdad, equidad y de respeto a la soberanía nacional.

La renegociación o mejor aún, el replanteamiento de un nuevo tratado puede significar una oportunidad para México, ya que, el TLCAN golpeó a los agricultores, especialmente a los mexicanos y a especies nativas como el maíz y el frijol.

México está en vías de perder el maíz y el frijol, ya que, de la implementación del TLCAN, en la actualidad se importa el 33% de las necesidades internas de maíz y aproximadamente el 15% de frijol. Al paso que vamos estaremos importando el 50 por ciento del maíz y con el intento de siembra del maíz transgénico se contaminan los maíces nativos y se acabará –si lo permitimos– esa diversidad genética.

El TLCAN quitó los aranceles comerciales y las corporaciones estadounidenses exportaron alimentos como el maíz a México y los agricultores mexicanos se quedaron con pocas posibilidades de competir.

La balanza comercial de maíz de México es deficitaria, ya que durante 2014 presentó un saldo negativo de 9.9 millones de toneladas, consecuencia de exportaciones por 0.39 millones de toneladas e importaciones por 10.33 millones de toneladas.

Hoy, es vital generar políticas públicas que incentiven la producción de granos básicos que ayuden a garantizar la seguridad alimentaria, así como fomentar el uso de la agroecología en la siembra para depender menos de fertilizantes químicos, que también se importan.

Tenemos que evitar las distorsiones de los subsidios que provocan la corrupción porque el 70% de los apoyos se van para las grandes empresas agroindustriales.

Es necesario para dar la cara a Trump, fortaleciendo a México con políticas públicas destinadas al campo mexicano y que estén encaminadas a equilibrar el apoyo a favor de los campesinos, con proyectos que fomenten la producción para el mercado interno. No podemos llamar a la unidad nacional mientras un grupo privilegiado vive en la más ofensiva riqueza y más de la mitad de los mexicanos se sumen en una miseria lacerante.

México ha entregado la soberanía alimentaria y hoy la energética. Tenemos gasolina para tres días y si Trump nos cierra la puerta de la importación de gasolinas de la que dependemos (importamos el 62% de la gasolina que consumimos) pagaremos el muro de Trump. Sólo preguntaremos si quieren que sea de cantera o mármol. México está amenazado con pagar entre 10 mil y 15 mil millones de dólares, un costo lesivo para la economía mexicana.

Estamos hoy ante, quizá la mayor crisis de la historia moderna de México, estamos ante la conjunción de diversas crisis internas, una grave crisis exterior con EU y una crisis sistémica del modelo neoliberal por lo que sólo nos queda definir si le queremos callar o exigir el cumplimiento de una agenda histórica por justicia y reconstruir la soberanía que los políticos decidieron entregar. No podemos dejar que persista el gasolinazo. El gasolinazo sintetiza todo el modelo neoliberal. Debemos construir otro modelo basado en las historias de lucha de las organizaciones, no podemos sólo esperar que vengan desde arriba los cambios que necesitamos para que nosotros abajo sigamos avanzando. Produzcamos nuestra semilla, nuestros fertilizantes, nuestras gasolinas, nuestros alimentos.

Es nuestro tiempo. Construyamos un México nuestro sin muros. ■

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