■ Llegada de un presidente “lleno de odio y racismo” ofrece una oportunidad
■ Miles de mexicanos temerosos de ser deportados están en la incertidumbre
El que se haya firmado un decreto para construir el muro fronterizo, que ha dicho Donald Trump pagará México, pone a prueba también a las instituciones estadounidenses. “Es fácil decir que se construirá un muro, pero tiene un proceso de aprobación que no solamente pasa por el Congreso y el presidente, sino por instituciones como la Agencia del Medio Ambiente”.
El proceso será grande, insistió Efraín Jiménez Muñoz, vicepresidente de la Federación de Clubes Zacatecanos en el Sur de California, pues en su opinión las instituciones norteamericanas “hasta hoy se han visto fuertes y se basan y apegan estrictamente a la Ley”, por lo que pueden transcurrir años para que pudiera iniciarse la construcción del citado muro.
Mientras tanto, “nosotros como organizaciones estamos buscando la manera de encontrar la punta del hilo para ver cómo comenzar a desenredar la madeja que está provocando este presidente que sin lugar a dudas va a cometer atrocidades con sus cosas”, dijo.
Propuso entonces que la llegada de un personaje “lleno de odio y racismo” a la presidencia de los EU es una oportunidad para que los migrantes mexicanos se organicen.
“No basta con que nos estemos quejando, no basta con que estemos diciendo que nos va a ir muy mal. Aquí el reto es cómo nos organizamos para enfrentar esta dura realidad que tenemos hoy día, con un presidente totalmente xenófobo”.
El ambiente que se vive entre la comunidad México-migrante se divide en “dos ánimos”, uno que caracterizaría a los legalmente documentados, gente “justamente enojada y que tiene ganas de salir a las calles a manifestarse”, y que por tanto, representan para las organizaciones el reto de saber canalizar su indignación “para convertirla en ciudadanización”, de tal manera que la frustración actual se convierta en votos y acciones que puedan eliminar las políticas de Trump.
El otro estado anímico, el que cunde entre la comunidad migrante indocumentada, la exhibe “altamente temerosa” e incluso ha provocado ya un proceso de retorno a México por voluntad propia, “porque no se quieren arriesgar a ser detenidos”, ya que la intención de las políticas del presidente republicano es criminalizar la migración.
Así el peligro del encarcelamiento tiene a este sector migrante “muy tímido y lleno de incertidumbre”. Algo que espera Jiménez Muñoz, tendrá un periodo de dos meses en vilo a las personas, mientras se avizoran con claridad los impactos de la nueva administración “que llegó a voltear a los Estados Unidos de cabeza”.
La situación, reiteró, representa una oportunidad para fortalecer las organizaciones de migrantes, y agruparlas en torno a la conciencia de que “es necesario ciudadanizarse, ejercer nuestro derecho al voto, alzar nuestra voz”.
Será fundamental, observó el líder social, hacerlo así en cada una de las ciudades con presencia migrante mexicana, “porque llegarán momentos en que tendremos que salir a manifestarnos duramente en la calle, en marchas de repudio a las iniciativas del actual presidente de los Estados Unidos”.
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