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viernes, 19 abril, 2024
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¿Cómo organizarnos contra el gasolinazo? 2/3

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Por: RICARDO BERMEO • admin-zenda • Admin •

La percepción de que vivimos una crisis sin solución, se ha agudizado. ¿Cómo podríamos desde Zacatecas, superar está  “tragedia persistente” en la que, al parecer,  no terminamos de “tocar fondo”?  No podemos desligar -ya- el gasolinazo y la política norteamericana hacia México. Necesitamos generar “estrategias emergentes”, elucidar permanente, desde dentro del movimiento. Abordando desde ahí la cuestión de… ¿cómo podríamos  organizarnos?

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Mencione antes la heterogeneidad, fragmentación, [y polarización], por las crecientes desigualdades, criminalidad instituida, etc. Y sin embargo,  no todo está muerto,  aquí y allá la sociedad que somos trata de reaccionar.  Es -claramente- insuficiente.

Ampliaré aquí algunas ideas, espero que tengan alguna utilidad.

Las diversas figuras, jóvenes, mujeres, menores, o, las acciones de desobediencia civil, etc., hacen parte de “socialidades emergentes”, que parecen ir en “busca de la política”. Rechazan  el  secretismo propio de “lo político”,  la mentira y el fraude que le son concomitantes, sabiendo que funcionan -siempre-  en  beneficio de unos cuantos y en detrimento de la inmensa mayoría. Basta pensar en Salaverna,  en La Colorada, etc.

¿Cómo luchar contra la “autonomización de lo político”? Un modo de hacerlo es  manteniendo firmemente la regla de que “no hay decisión sin participación en la toma de decisiones”, aplicándola en la deliberación, en la votación por la mayoría. También, son importantes, otros “arreglos institucionales”,  propios de la democracia directa, la rotación, la revocación de los delegados, el sorteo, la designación rotativa de portavoces, etc.

Crear  un conjunto de dispositivos que garanticen la democratización profunda en los modos mismos de organizarnos.  La democracia como régimen [forma de vida] y no como procedimiento. Contra las luchas por la “representación” volvernos “irrepresentables”,  al operar horizontalmente.  Lograr que quienes habitualmente no se movilizan, se apasionen por los asuntos comunes, evitando de manera eficaz la reproducción de dinámicas cainitas, acusaciones mutuas, agandalles, y otros vicios.

Predicar con el ejemplo, es el único modo de cambiar los marcos mentales de quienes se autodefinen como “apolíticos”, o como, “apartidistas” (lo que no es en absoluto lo mismo).

Habría que recordar aquí, que muchos,  de quienes se acercan por primera vez,  están aprendiendo lo que puede ser una política democrática (digna de ese nombre). Se retiran –pronto- ante una experiencia negativa, constante.  Ideas, propuestas y prácticas, sobre las que no tienen suficiente claridad,  y en cuyos planteamientos,  deliberación y posterior conversión en  decisiones ya tomadas, para que solo sean ejecutadas, no han –prácticamente- participado.

De ahí, uno de los motivos, de que no puedan hacerlos suyos. No hemos logrado instituir esos nuevos modos progresivos de resolver los asuntos comunes, creando, así esos espacios, donde nos reconozcamos unos a otros, donde exista afecto y respeto por la dignidad de los otros. Crear ese “ethos” es vital para que la implicación en el cambio social -efectivo- sea asumida  por más y más personas.

No todo tiene que pasar forzosamente por la forma asamblea, pero es necesario que, en nuestros distintos modos de organización-, aseguremos, como dice Joaquín Miras,  que se genere una praxis, surgida de las experiencias compartidas, de lo que se está viviendo. La experiencia, y la actividad política, son creadas  socialmente. En esa creación, hay que redefinir la correcta relación entre la esfera pública-pública (asamblea), la esfera público-privada (mercado/ágora),  y la esfera privada-íntima (domus/oikos).

Necesitamos “laboratorios” donde se constituyan “sujetos abiertos” que conciban la política como acción (creadora) de comunidad, poniéndola  en obra. Se trata entonces, de una creación política [otra], distinta del tejemaneje  institucional, del abalanzarse para tratar de controlar los movimientos;   del ir de un espacio a otro, para adoctrinar e imponer las propias  ideas.   Esa actitud, impide nuevas formas de agregación y de lucha, que nos permitan avanzar para asegurar nuestros derechos y nuestras vidas.

Movilizarnos, con una vocación política, propuestas que puedan hacerse mayoritarias, junto con la formación de -cada vez más- individuos reflexivos, deliberantes y actuantes.

Necesitamos crear espacios, donde muchos otros, que quizás no han desarrollado -aún-  esa capacidad, (de expresarse/proponer/realizar), pero  la han experimentado, -así sea en germen-,  a través de la experiencia,  desarrollen sus capacidades para participar, así sea cribando  las –ideas/propuestas/acciones- más lúcidas y/o las más indicadas. Crear formas de funcionamiento para, asimismo, buscar –activamente- desarrollar nuevas capacidades, para que puedan apropiárselas los demás, aprendiendo juntos a darles sentido, socializándolas, reinterpretándolas a la luz de los problemas que  se presentan en nuestra lucha, aplicándolas creativamente a nuestra praxis, a nuestro mundo concreto, singular.

Necesitamos cambiar nuestros marcos mentales. En el contexto del gasolinazo y la aplicación del “choque de civilizaciones” a México ¿Cómo convertir todo ese dolor/indignación, en un querer/poder para ampliar nuestras libertades/responsabilidades individuales y colectivas? ¿Cómo elucidar nuestras experiencias concretas, de humillación, menosprecio, privación de derechos, desvalorización social? Exigiendo y reivindicando el reconocimiento moral -y político- de nuestro derecho a una vida digna.

Nos vemos en la marcha. ■

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