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viernes, 19 abril, 2024
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Se debe dar identidad al cine nacional, eliminando barreras: Iván Ávila Dueñas

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Por: RAFAEL DE SANTIAGO •

■ Las telenovelas y del cine norteamericano invaden las pantallas de todo México: cineasta

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■ La opción para productores del país es exhibir sus cintas festivales alternativos independientes

El cine mexicano necesita recuperar su identidad nacional y que se eliminen las barreras que prohiben las películas de creadores mexicanos ante la referencia de las telenovelas y del cine norteamericano, que invaden las pantallas a nivel nacional, opina el director de cine Iván Ávila Dueñas.

De acuerdo con el cineasta zacatecano, México se encuentra en el cuarto lugar en cuanto al mayor número de salas de cine a nivel internacional. Sin embargo, en estas salas se tiene una exhibición de entre 95 y 97 por ciento de cine norteamericano, por lo que el cine mexicano difícilmente llega a las salas. Además, a nivel nacional existen dos cadenas de cine que monopolizan el negocio.

Ante esta situación, una opción que tienen los cineastas nacionales es exhibir su producto en los diferentes festivales alternativos e independientes de cine, aunque no todos los festivales aportan al cine mexicano por carecer de objetivos y de visión.

“El público natural del cine que nosotros hacemos es el público mexicano. Nosotros aspiramos a que nos vea el mexicano, pero si acostumbras al público al cine americano, y el cine mexicano que llega es una copia o emulación directa de ese cine, es difícil que salgan de eso; por ello se necesita el soporte cultural”, dice Ávila.

Además de esta problemática, el cine mexicano se encuentra expuesto a los recortes presupuestales al sector cultural, y eso ocurre en cada sexenio, lo que afecta a los estados y sobre todo a los municipios, donde se carece de iniciativas culturales.

Y lamentó que mientras los creadores buscan abrir canales para formar público, los gobiernos cierran las puertas a la cultura con estas estrategias que afectan tanto al pueblo como a los artistas, por lo que corresponde a las personas involucradas en el cine reinventar espacios y nuevas formas de llegar al público.

Recordó que a mediados de los 90 se llegaron a producir solamente 6 películas, tomando en cuenta que México tenía más de 80 millones de habitantes. A la fecha se producen cerca de 140.

Destacó que existen propuestas y directores con discursos particulares que tienen este problema y que son voces con las que la gente se podría identificar. Pero mientras el cineasta se la pasa estudiando un lenguaje, el público sigue teniendo la referencia de las telenovelas y el cine americano.

Puso como ejemplo que en países como Argentina se producen películas y series, lo que le da cabida a los productores. El producto, con este respaldo, sube de calidad, y aunque en México existen canales como Canal 22 y Canal 11, estos están a punto de desaparecer.

Ante esta situación de cotos de poder, el cineasta depende del “contentillo” del funcionario público.

Iván Ávila considera que el problema de exhibición se origina por el Tratado de Libre Comercio firmado en los años 80, pues por tener en cuenta la crisis por la que pasaba el cine mexicano no se consultó a nadie de este sector. Esto originó que se “regalara” al público mexicano al cine hecho en Estados Unidos.

Recordó que en Zacatecas existió una estructura de formación con el Instituto Zacatecano de Bellas Artes en la que se formó una generación de artistas como Alejandro Nava y Rito Sampedro, entre otros, y la cual se perdió con el Instituto Zacatecano de Cultura.

Advirtió que es obligación del Estado brindar cultura y educación, pero quienes están encargados de gobernar prefieren destinar el recurso público únicamente para beneficio personal.

Si no hay acceso ni formación a las artes la gente no puede tener una opinión crítica de su sociedad. “El esquema de gobierno está estructurado para formar borreguitos, que sean dóciles y que voten por los políticos cuando éstos los necesitan”, dice Iván.

Actualmente, Dueñas imparte el taller de dirección cinematográfica llamado Planificación de secuencias en la Cineteca del estado. En el curso se da la opción a los zacatecanos para que encuentren un discurso necesario para comunicarse con el público natural de Zacatecas.

Iván Ávila Dueñas incursionó en el cine porque estudió Comunicación en la ciudad de Guadalajara. Ahí estuvo en el Centro de Investigación y Enseñanza Cinematográfica, proyecto que estaba ligado a un plan de Emilio García Herrera.

En ese lugar hubo un concurso para la filmación de unos guiones y produjo un cortometraje. Después de esa experiencia buscó conocer como se hacía el cine, aprendiendo desde el set y el detrás de cámaras.

Tuvo como maestro al destacado cineasta Guillermo del Toro, y fue asistente de dirección
durante más de 15 años, colaborando con directores reconocidos a nivel nacional e internacional como Juan Antonio de la Riva y Rafael Montero.

Iván también fue asistente del director Arturo Ripstein en la cinta Profundo carmesí y después en el Evangelio de las maravillas. Posteriormente emprendió sus proyectos de largometrajes.

En 1987 fue cuando filmó ese trabajo, y a partir de ahí, casi cada dos años, participaba en diferentes proyectos. Fue hasta 2002 cuando logró filmar su primer largometraje llamado Adán y Eva todavía.

Filmó Sangre Iluminada en el año 2006, y su producción Zacateco se filmó en 2010. Dos años después filmó la cinta La vida sin memoria parece dulce, a la que siguió La mañana no comienza aquí y El peluquero romántico, filmada este año.

Menciona que en sus inicios como productor trabajó con las cámaras que apenas comenzaban con el High Definition, y hasta hace unos años se seguía filmando en un fílmico y concluyendo con un fílmico. La era digital ha dado una oportunidad de democratizar los medios con el aprendizaje de la técnica.

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