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viernes, 29 marzo, 2024
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El linchamiento mediático de #LadyTrump

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Por: P. Aurelio Ponce Esparza •

Hace algunos días conocimos la nota que informaba sobre las afirmaciones de la diputada local por el partido Encuentro Social, Iris Aguirre Borrego, que hablaba sobre algunas actitudes no muy positivas de los mexicanos en Estados Unidos; el video de la diputada en tribuna, que alguien subió a la red, rápidamente se viralizó y comenzaron a llover sobre la diputada todo tipo de descalificativos, el hecho trascendió el ámbito local y fue nota en los noticieros nacionales. Muchos se sentían indignados por sus comentarios, que calificaron de racistas, otros más se rasgaron las vestiduras ante hecho tan escandaloso ¿cómo era posible que una legisladora hablara mal de los migrantes y apoyara las políticas del presidente electo Donald Trump?

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Se desató en contra de la diputada un auténtico linchamiento mediático, hubo voces que se alzaron para pedir su renuncia, otros pedían su expulsión del partido y que la sancionaran, en las redes sociales la calificaron como Lady Trump, esa forma tan de moda con la que en redes sociales se destroza a las personas, supuestamente porque realizan acciones negativas, discriminatorias e incluso delictivas. La diputada sorteó como pudo la embestida y experimentó, tal vez por primera vez en su vida,  el poder de los medios de comunicación.

Pero si lo pensamos bien ¿hay verdaderos motivos para sentir indignación por lo que dijo la diputada? ¿No hay algo de verdad en sus palabras? ¿No resulta un poco hipócrita el escandalizarse y condenarla? Desde mi punto de vista ella hizo dos afirmaciones: que las políticas sobre migración y cualquier otro rubro en los Estados Unidos son asunto de los ciudadanos de ese país y de sus gobernantes, y eso es absolutamente cierto; y segundo, que algunos de los mexicanos y latinos que viven en el vecino en Estados Unidos no siempre son ejemplo de buen ciudadano, que hay quienes delinquen y violan la ley, y lamentablemente eso también es cierto. En un ejercicio de honestidad intelectual tenemos que reconocer, aunque nos duela, que la diputada tiene razón, y tal vez por eso la indignación y la necesidad de acallarla, porque en el fondo sabemos que hay verdad en esos comentarios.

Es cierto que la inmensa de mayoría de nuestros paisanos que viven en Estados Unidos son honestos y trabajadores, que pagan impuestos, que respetan la ley. Todos tenemos familiares que día a día se levantan muy temprano a trabajar y con su esfuerzo y dedicación construyen la economía de aquel país. Sabemos del sacrificio que hacen, me consta que son emprendedores y luchones, que han sabido organizarse, que trabajan no sólo por ellos y sus familias, sino que no olvidan a su México querido y siguen, desde allá, aportando para la superación de sus pueblos.

El tema de la movilidad humana es basto y complejo, es un fenómeno humano que ha adquirido en los últimos años características muy propias. Acercarse a un tema como este requiere seriedad, estudio, objetividad y sensibilidad.  El linchamiento mediático del que fue objeto la diputada es banal distracción de los temas de fondo que verdaderamente importan.

Zacatecas es un estado binacional, se calcula que cerca de un millón 800 mil zacatecanos viven en Estados Unidos, no hay familia en Zacatecas que no tenga un familiar o un conocido que sea migrante, la economía de nuestro estado depende en gran medida de las remesas que envían nuestros paisanos. Hay que reconocer que ha habido muchos avances en el tema: una secretaría para los migrantes, diputados migrantes, relación y apoyo a los clubes zacatecanos en Estados Unidos. Sin duda que son buenas noticias, pero no es suficiente.

Dos son las cuestiones que me parecen sustanciales: trabajar para ofrecer a nuestros jóvenes condiciones suficientes de modo que puedan estudiar y desarrollarse profesionalmente, condiciones de seguridad y sano desarrollo para que no se vean obligados a emigrar por falta de oportunidades, en eso deberían ocuparse los diputados. Y por otro lado, ocuparse de los cientos de zacatecanos que son deportados y que llegan a su pueblo quizá más derrotados que cuando decidieron irse. ¿Cómo se está preparando el estado para esta situación? ¿Cómo se les va  a ayudar? Éstas y seguramente otras muchas cuestiones son las que deberían ser tema en las discusiones del Congreso, en las oficinas gubernamentales, en las redes sociales. ■

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