La Universidad, todos coinciden, debe tomar un nuevo rumbo. En la campaña de elección de Rector se prometió un proceso participativo de reforma de las estructuras académicas, administrativas y de conducción política. Pero hasta hoy no se ha impulsado nada por las autoridades centrales. Grupos de universitarios de forma independiente sí han promovido eventos deliberativos para compartir diagnósticos y propuestas directivas. La UAZ ya había elegido un rumbo para la institución mediante un foro de reforma que emitió sendos resolutivos que, a la vuelta de pocos años, fueron abandonados. La reforma de 1998-2000 fue dejada a un lado, para dedicarse a cumplir requisitos de una calidad ficticia en los papeleos de Gobierno Federal. Las áreas académicas y las formas de conducción desde los colectivos académicos y el compromiso social, fueron sustituidos por las acreditaciones y el llenado de indicadores de desempeño. Durante los últimos rectorados se abandonó la identidad por la adaptación. El resultado ha sido catastrófico., se argumentaba que eso se hacía para conseguir fondos financieros extraordinarios. Y ahora, paradójicamente, es la falta de pertinencia social la que impide a la institución contar con el poder de gestión necesario para salir de la crisis financiera actual. En suma, se requiere que la UAZ realice su proceso participativo de reforma y regrese al camino de la identidad propia.
Sin embargo, si la pertinencia social es la piedra angular de la transformación universitaria, el Convenio Marco que se firmó hace unos días entre la UAZ y Godezac marca la pauta para el cambio que requiere emprender la máxima casa de estudios. Establece que la Universidad elaborará una agenda de investigación que se oriente a resolver los problemas públicos del estado de Zacatecas, y que reconstruirá su mapa de oferta educativa con esa misma orientación. Y además, con estos compromisos, se le dota a la función de vinculación universitaria de centralidad en la articulación de todas las funciones sustantivas. Es decir, el Rector ya firmó el compromiso público de iniciar el cambio enderezado hacia la pertinencia social de la UAZ. Si se logra concretar esta pauta ya formalizada en este convenio, se tendrán las condiciones para dirigir todo un proceso de transformación institucional con seriedad y sentido de realidad.
Si hay consenso entre los diferentes actores universitarios alrededor de este piso, estará lista la plataforma para apoyar una reforma de gran calado que terminará, como también lo señala dicho Convenio, generando mejores condiciones de desarrollo humano en el estado de Zacatecas: la docencia, investigación y extensión universitaria al servicio de un proyecto más general de desarrollo de la entidad, bajo los enfoques más avanzados promovidos por los diversos organismos de naciones unidas, como PNUD y UNESCO. Así que en esta época de malas noticias para la Alma Mater, hay buenos destellos de esperanza razonable de que de algún modo, la reforma ya empezó.
