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viernes, 19 abril, 2024
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Resistir en Estados Unidos y abrir un nuevo camino para México

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

Resistir a las fuerzas del odio en Estados  Unidos y diseñar un nuevo planteamiento estratégico para el desarrollo de México. Esas son las tareas urgentes del pueblo mexicano, de la parte que reside en el país vecino y de la que vive en el territorio nacional. Para entender la naturaleza de la primera de ellas veamos una parte de un texto publicado ayer por el político demócrata Harry Reid: “He sido personalmente candidato en Nevada en 26 elecciones y nunca he visto nada parecido a la reacción que provoca la elección del pasado martes. La elección de Donald Trump envalentonó a las fuerzas del odio y la intolerancia en Estados Unidos. Los nacionalistas blancos, Vladimir Putin y el Estado Islámico (Isis) están celebrando la victoria de Trump, mientras el miedo sumerge a ciudadanos inocentes y respetuosos de la ley, especialmente afroamericanos, latinoamericanos, americanos musulmanes, americanos LGBT y americanos de origen asiático. Al ver nacionalistas blancos festejando mientras ciudadanos inocentes derraman lágrimas de miedo, uno no se siente en Estados Unidos.”

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Si aún viviera Samuel P. Huntington se sorprendería de la cantidad de norteamericanos que hoy se comportan como si hubieran leído y asimilado el libro que publicó en 2004 cuya lectura es muy importante para entender el pensamiento racista y antimexicano que comparten esas “fuerzas del odio y la intolerancia”. El libro se titula ¿QUIENES SOMOS? Los desafíos de la identidad nacional estadounidense, y su planteamiento central es que la identidad norteamericana es ser blancos, anglosajones y protestantes (WASP son sus siglas en ingles) y que la inmigración mexicana se ha constituido en la mayor amenaza a esa identidad. En el libro expresa su malestar por la gran expansión de la comida mexicana, por la gran proporción de hispano hablantes en California, La Florida y otras regiones de la unión americana, así como por el funcionamiento de estaciones de radio y televisión en español. Reniega de que en grandes ciudades como Los Ángeles o Miami, los WASP se vean obligados a leer y hablar el español. Expresa su preocupación porque, según su razonamiento, la sociedad del país del norte está expresando cuatro tendencias profundas: la práctica desaparición de la etnia como fuente de identidad de los estadounidenses blancos; la lenta disolución de las distinciones raciales y la decreciente prominencia de las identidades raciales; el crecimiento numérico y la influencia en ascenso de la comunidad hispana y la tendencia hacia un Estados Unidos bilingüe y bicultural.

Las expresiones de odio de los nacionalistas blancos envalentonados por el triunfo de Trump causarán mucho sufrimiento humano y sólo amainará su virulencia si encuentran una resistencia bien organizada en el plano jurídico y en el político de parte de nuestros compatriotas y de la red de consulados mexicanos en el territorio norteamericano. Pronto veremos si el Partido Demócrata se dispone a organizar la resistencia y a recuperar la iniciativa política, propiciando la participación activa de todos los sectores sociales amenazados.

La segunda gran tarea urgente se deriva del hecho de que el triunfo de Trump ha puesto el filo del abismo a la globalización neoliberal, en especial al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN o NAFTA por sus siglas en ingles). Ya no hay duda de que los damnificados de esa estrategia de desarrollo económico en su propio país (desempleados, clasemedieros empobrecidos) le pasaron la factura a la clase política que ha administrado hasta ahora esa estrategia votando por el “outsider” Trump, quien ha insistido en que les cumplirá sus promesas. El problema para nosotros es que los neoliberales que han estado al frente de la política económica desde Carlos Salinas de Gortari hasta la fecha, apostaron todo a la integración económica el país del norte y nos llevaron a una situación extremadamente vulnerable. La idea de que nuestra participación en el TLCAN y los bajísimos salarios de los trabajadores multiplicarían la inversión extranjera directa y se incrementarían las exportaciones al país del norte, ahora no tendrá viabilidad alguna pues Trump entorpecerá las exportaciones, principalmente de la industria automotriz. A ello hay que agregar que el mercado interno es muy débil y miles de cadenas productivas fueron destruidas en los últimos 30 años de gestión neoliberal.

Nuestra situación es extremadamente delicada porque puede disminuir dramáticamente el ingreso de dólares por venta de petróleo y por envío de remesas y colocar en la insolvencia al gobierno, que no tendría para cumplir sus compromisos ni para importar alimentos, medicamentos, fertilizantes, etc. A ello hay que agregar que el equipo atrincherado en Hacienda y en el Banco de México sigue disciplinados a la austeridad neoliberal, lo que implica que el motor del mercado interno seguirá casi apagado y no estará en condiciones de sustituir al motor de las exportaciones. Malos tiempos se avizoran.

 

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