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jueves, 28 marzo, 2024
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Toda nuestra solidaridad con los compatriotas que luchan para detener a Trump

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ • admin-zenda • Admin •

En un contexto internacional en el que proliferan las expresiones públicas de las ideologías antiinmigrantes y radicales, no es una sorpresa que el magnate Donald Trump se haya convertido en catalizador de las muestras de intolerancia en el país. Trump ha propiciado el incremento de las expresiones de racismo y discriminación al atacar a inmigrantes, a musulmanes, a personas con discapacidades y a mujeres, consciente de que cuando hay problemas, económicos o de seguridad, unidos con problemas de terrorismo, la primera reacción de la gente es atacar a los que vienen de fuera, a los extranjeros, a los inmigrantes. La candidatura de Trump promueve el odio y estamos descubriendo que es contagioso.

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Los racistas tienen mucho miedo. Están asustados. Y eso mismo se nota entre muchos emigrantes, que sienten miedo y están asustados. Y el peligro es que alguien asustado puede actuar con violencia. Para el destacado periodista Jorge Ramos el fondo de esta explosión de xenofobia responde a una razón demográfica mucho más compleja que el odio racial: para el 2044 los blancos no hispanos se van a convertir en otra minoría en el país, algo que ya está ocurriendo pues en California, en Texas y en Nuevo México los blancos ya son minoría. “Los grupos más violentos se resisten a aceptar esta idea. Por eso nos ven a nosotros como una amenaza”.

Samuel P. Huntington, importante académico norteamericano ya fallecido, publicó en 2004 un libro muy importante para entender las causas profundas del pensamiento racista y antimexicano que comparten millones de estadounidenses que hoy constituyen la base de apoyo del candidato republicano. El libro se titula “¿QUIENES SOMOS? Los desafíos de la identidad nacional estadounidense” y su planteamiento central es que la mayor amenaza a la identidad del pueblo norteamericano es el pueblo mexicano. Afirma que la identidad norteamericana es la que heredaron los fundadores blancos, anglosajones y protestantes (WASP son sus siglas en ingles) y que a ella se han asimilado muchos grupos de inmigrantes de todo el mundo, pero que la inmigración mexicana no lo ha hecho.

En el libro expresa su malestar, compartido por millones, por la gran expansión de la comida mexicana, por la gran proporción de hispano hablantes en California, La Florida y otras regiones de la unión americana, así como por el funcionamiento de estaciones de radio y televisión en español. Reniega de que en grandes ciudades como Los Ángeles o Miami, los WASP se vean obligados cada vez más a leer y hablar el español. Expresa su preocupación porqué, según su razonamiento, la sociedad del país del norte está expresando cuatro tendencias profundas: La práctica desaparición de la etnia como fuente de identidad de los estadounidenses blancos; la lenta disolución de las distinciones raciales y la decreciente prominencia de las identidades raciales; el crecimiento numérico y de la influencia de la comunidad hispana y la tendencia hacia un Estados Unidos bilingüe y bicultural; y la brecha abierta entre la escasa prominencia que la identidad nacional tiene para muchos miembros de la élite y lo destacada que resulta dicha identidad para la población en general. Todo ello le preocupa y por ello decidió redactar el libro que comento.

La fuerza de la expansión de los latinos se expresa en su presencia en el lugar más difícil en Estados Unidos para un inmigrante latino que el estado de Mississippi. Es, de lejos, la región más pobre del país y tiene además una historia centenaria de violencia racial que empezó con la esclavitud y la guerra civil y siguió con el Ku Klux Klan. Hoy, junto con el estado de Montana, Mississippi encabeza las estadísticas de grupos racistas per cápita. Y sin embargo, los inmigrantes siguen llegando hasta este rincón rural y atrasado del sur estadounidense, buscando su sueño americano en el lugar más inverosímil posible para encontrarlo. Han peleado contra la pobreza y el prejuicio ancestral de su hogar adoptivo. Y están empezando a salir adelante.

“Hay una demanda por el trabajo que hacemos. De alguna manera dicen que no nos quieren, pero nos necesitan“, le dice a BBC Mundo Joel Montoya, trabajador de la construcción y líder comunal. “Están diciendo que si gana, van a echar a todos los mexicanos para afuera, pero esta es mi casa y voy a luchar”, comenta Rosalinda Montoya, desde su puesto de venta de pozole.

La importancia del voto latino en la elección del 8 de noviembre se muestra en unas cuantas cifras: Se calcula que, de un universo total de 27,3 millones de hispanos elegibles para votar, la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Elegidos (NALEO), dijo la semana pasada que ya 16 millones se han inscrito y la cifra final podría ser mayor. Mientras que Hillary Clinton informó el jueves que en Florida más de 133,000 latinos ya han votado en Florida, donde las votaciones por adelantado comenzaron el lunes pasado. Esa cifra corresponde a un incremento de 99% sobre el mismo periodo en 2012, y esperan un fenómeno parecido en Nevada y Arizona.

En estos últimos días de campaña, nada es más oportuno que expresar nuestra solidaridad con los mexicanos que están en primera fila en un proceso electoral crucial para su futuro y el de todos nosotros.

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