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jueves, 28 marzo, 2024
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Duarte, Osorio y el pararrayos

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Por: ISRAEL GUERRERO DE LA ROSA • admin-zenda • Admin •

Palíndromo

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Al darse a conocer que previo a la separación del cargo del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte Ochoa, tuvo una reunión con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong,  de manera inmediata recordé varias de las escenas que son una joya de la película “La Ley de Herodes”, entre ellas, cuando el presidente “Varguitas” pide que le cambien de pueblo o aquella cuando por mutuo acuerdo, el “Lic. López” –candidato fallido- ordena a su achichincle “tiburón” sacrificarse y servir de chivo expiatorio.

Infinidad de ocasiones hemos escuchado que la realidad supera a la ficción, sino es así, por lo menos, en este caso se empatan. Y pudiese pensarse que a Javier Duarte y a Osorio Chong les tocó la ley de Herodes,  ¿o te chingas o te jodes? Sin embargo, para éste último, podría no aplicar gracias a su jefe actual.

Y es que más allá de volverse insostenible la permanencia de Duarte al frente del Gobierno de Veracruz en realidad, lo que estaba en juego para el ahora prófugo de la justicia era llegar a un acuerdo con el encargado de haberlo vigilado desde Bucareli. El arreglo entre ellos radicaba en evitar la prisión y dejar de ser un flanco abierto para el presidente de la República y para las aspiraciones de Osorio Chong.

En más de una ocasión ha sido señalado Duarte de Ochoa de presuntamente haber financiado con recursos públicos una parte de la campaña presidencial del entonces candidato tricolor en 2012. Si fuera así, tenía “las cartas” para negociar.

Nuevamente el inquilino de la Secretaría de Gobernación se situaba y se encuentra frente una encrucijada de la cual difícilmente pudiese salir bien librado e incluso podría ser el caso que enterrara sus aspiraciones presidenciales. Lo debería ser, porque se mantienen los señalamientos sobre la responsabilidad de Osorio Chong en Veracruz y la negligencia con la que ha actuado; pero además ahora está obligado junto con la PGR a encontrar y presentar al ex gobernador veracruzano, de no hacerlo quedará todo como un nuevo montaje priista, donde a través de la simulación le permitieron huir al también llamado “tirano de la prensa”.

Sin embargo, el “jarocho” es impredecible y no garantiza resignación como el caso de Andrés Granier, máxime que existen señalamientos en más de un gobernador priista contemporáneo como Roberto Borges y César Duarte. Javiercito, habría repetido una de las frases distintivas de Vicente Fox: ¿y yo por qué?; por ello la preocupación del círculo cercano al Presidente Peña para actuar contra el exgobernador de Veracruz.

Es pues, un caso, que le podría costar las aspiraciones a Miguel Ángel Osorio, y quiero subrayar podría, porque a pesar de las crisis que le ha tocado sortear, como la fuga del “Chapo”, el caso Ayotzinapa,  entre otras, y en las cuales en más de una ocasión presentó su renuncia, se mantiene con la mejor aceptación entre otros aspirantes tricolor.

Lo anterior podría explicarse en función de que Peña Nieto ha sido el pararrayos de Miguel Ángel Osorio. Deliberada o involuntariamente el secretario de Gobernación no es quien recibe los embates por las crisis o errores de mayor relevancia del Gobierno Federal.

El secretario de Gobernación no ha sido efectivo en atraer los golpes mediáticos y políticos hacia él con el fin de  proteger al jefe del Ejecutivo Federal, como lo era en el priísmo de antaño, por el contrario, el Presidente es quien ha servido de amortiguador de los señalamientos que debería de atender el encargado de la política interior.

Afortunadamente para el exgobernador de Hidalgo la fijación ciudadana y de la clase política de oposición ha sido su jefe y no él de manera directa. Si Duarte de Ochoa permanece en fuga, quien cargará las culpas será Peña Nieto y sin duda es un sacrificio involuntario que tendrá que aceptar so pena de poner en riesgo al último alfil que le queda.

El examen final para el jefe del poderoso grupo Hidalgo será la elección del Estado de México, donde en conjunto con el actual gobernador Eruviel Ávila tendrá que “sacar” la elección, lo que también significa dejar “vivo” políticamente hablando a su adversario más fuerte.

Echar abajo el triunfo del priismo para fastidiar a Eruviel sería un lujo que el “chino” Osorio no se podría dar, como lo hizo Luis Videgaray con las elecciones pasadas para descarrilar a Manlio Fabio Beltrones (que sin hacer ruido se mantiene mesuradamente en la contienda interna), porque implicaría también echar abajo sus aspiraciones, y no porque se le señalase como responsable, sino porque electoralmente se pavimentaría el arribo de la oposición a Los Pinos.

No todo está decidido para Osorio Chong, sin embargo ha encontrado un escudo formidable para blindar sus aspiraciones y mantenerse por arriba de Eruviel, quizá podría romper la maldición de Bucareli, pero ¿cuánto más podrá aguantar Peña Nieto como el pararrayos del Gobierno Federal y en particular de Osorio Chong, sin pasarle las facturas al PRI para la elección del 2018?

La pregunta queda al aire, mientras tanto nosotros nos leemos en la siguiente entrega de Palíndromo, de izquierda a derecha y viceversa. ■

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