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viernes, 29 marzo, 2024
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Hay sólo una vida que no siempre ofrece las mejores condiciones para vivirse: David Lida

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Por: ALMA RÍOS •

■ Vi a mi mamá como una sobreviviente y a lo mejor tengo algo de ese ADN en mí”, expuso

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David Lida es un periodista y escritor norteamericano nacido en Nueva York, quien desde 1990 radica en la Ciudad de México. Esta temporalidad y la identificación con una ciudad grande, muy cultural y “caótica” en la que se siente “cómodo” lo convirtieron ya en chilango, como él mismo se define. Su única novela One life apareció en español con el título de Circunstancias atenuantes (Tusquets, 2016). La suma de ambas expresiones, One life-Circunstancias atenuantes, sintetiza su concepto de la justicia; hay sólo una vida que no siempre ofrece las mejores condiciones para vivirse, o peor, para sobrevivirse apenas.

Lida ficciona en esta obra que sirvió como sustento de la conferencia Encontrando una historia en el México profundo, ofrecida el pasado viernes en el contexto de “Zacatecas; tierra de lectores”, que ofrece Poética AC, los casos de mexicanos condenados a muerte en los Estados Unidos, y en los que en la vida real el periodista participa como investigador para ofrecer a los abogados defensores, elementos que en el juicio logren salvarles la vida luego de exhibirla en la crudeza de sus circunstancias difíciles: transitada siempre en la marginación, la pobreza, el abandono y aun el padecimiento de enfermedades mentales o emocionales.

La propia vida de David Lida ha transitado sobre la experiencia de lo que es ser sobreviviente. Su madre lo fue luego de haber trascendido su reclusión en un campo de trabajo durante la Segunda Guerra Mundial, y él mismo se expresa como tal, manteniéndose vivo como único miembro de su familia, al haber muerto su padre y su hermano en 1992 y su madre en 1998. Pero también, por encontrar justo en el periodismo, la escritura y la colaboración en estos casos judiciales, un motivo vital de satisfacción.

Los científicos dicen que los traumas “se heredan” desde el útero a los hijos, “y yo creo que probablemente yo heredé algo del trauma, yo vi a mi mamá como una sobreviviente y a lo mejor tengo algo de ese ADN en mí”, comentó.

Pero Lida observa a la par que a diferencia de la mayoría de los mexicanos él siempre ha tenido alimento, techo y ropa, “no me ha tocado el grado de lucha para sobrevivir, pero sí, todos tenemos nuestras luchas, en mi caso particular sí soy de una familia muy triste”.

Así, la palabra sobreviviente le es “muy evocativa”, pero también se siente vinculado al tema de “la falta de justicia en el mundo”, pues suma a la experiencia materna la muerte de su único hermano a causa del VIH, “no es por nada que acabo en este trabajo buscando la justicia, no es casual”.

Es entonces un sobreviviente que ha encontrado una alegría en esta labor que le pareció en principio abrumadora, pero que quiso hacer.

“He tenido un entusiasmo para hacerlo, yo he trabajado en equipos que han salvado la vida de unas 20 personas. Y hasta la fecha ningún caso mío se ha muerto”.

“Y sí, me siento muy bien. Cuando me levanto al espejo puedo verme, siento que estoy en un buen lado del argumento, y también, no sé…entre la formación de periodista y saber entrevistar a la gente y entender la cultura mexicana, la cultura latinoamericana, entender lo que la gente me está diciendo entre líneas; me siento que tengo los talentos para hacer este trabajo, y muy pocas veces en la vida me he sentido que tengo los requisitos para hacer algo. Cuando empecé, pensé: sí yo tengo lo que se necesita para esto”.

“Esto” es recuperar las historias que salvarán la vida de mexicanos que buscando mejorar sus existencias terminaron recluidos en el sistema penitenciario norteamericano esperando la pena de muerte.

David Lida visita sus lugares de origen, entrevista a sus familiares y conocidos, amigos, compañeros, colegas, maestros, doctores, “cualquier persona me puede dar un pedazo del crucigrama de la vida del acusado”.

Así encuentra los atenuantes, “porque la mayor parte de esta gente ha tenido vidas miserables, difíciles, duras, con abuso, violencia, retraso mental, desnutrición, violencia intrafamiliar, etc.”

Todos estos elementos son una herramienta importante para que sus abogados defensores puedan negociar con el fiscal y así obtener para ellos “un destino mejor que la muerte”.

Como extranjero en México, David Lida ha conocido muchos lugares culturales o turísticos, dijo, como el propio Zacatecas, pero este trabajo en que lo involucró la también periodista Debbie Nahtan, lo llevó al México Profundo, aquel al que hacía alusión Guillermo Bonfil Batalla.

Son los pueblos marginados, las rancherías, las ciudades desiertas, y no el México turístico que a veces, también acota, ni los propios mexicanos conocen, a menos que tengan un familiar por ejemplo, en Vicente Guerrero, Durango.

“Y sí me abrió puertas, ventanas a la realidad que vive mucha gente, no solo en este país sino también, la otra parte de la investigación es donde viven los mexicanos en Estados Unidos”.

Allá también se lucha dentro de la marginación, escondiéndose de las autoridades migratorias, sin dinero para habitar en el centro de la población, y por tanto viviendo en tráileres, “en casas que se están cayendo a cachos en los alrededores de la ciudad”.

El mayor padecimiento es “no tener comunidad”, que también se manifiesta en la imposibilidad, por ejemplo, de poder ir a una tienda como podrían hacerlo en su rancho, y pedir fiado un kilo de arroz para pagarlo en la semana.

“En Estados Unidos no hay nada así; veo lo que han ganado, porque sí han ganado más dinero pero también veo lo que han perdido. Y la experiencia me ha ampliado el mundo, lo veo como hasta cierto punto, como un regalo porque entiendo de lo que entendía cuando empecé este trabajo”.

A través de la empatía y la comprensión que ha adquirido sobre estos casos, es que en Circunstancias atenuantes pinta el retrato de una mujer que termina recluida en la cárcel de Louisiana acusada de haber asesinado a su bebé.

“Antes de ello cuento la historia de ella, su trayectoria de la pobreza extrema en Michoacán, su traslado a Ciudad Juárez y luego a los Estados Unidos, luchando por una vida un poquito mejor, pero va de peor en peor…”.

Reitera que a través de su trabajo ha entendido “adentrándose en su vida”, los porqués de estos mexicanos que aturdidos por la desesperación viajan a Norteamérica.

“Y yo creo que el lector puede adentrarse a esas partes de México y en la vida de los mexicanos en los Estados Unidos donde yo me he adentrado, si leen el libro”.

Desde la precariedad y ya contra la pared, se observa en la conversación, se toman más comúnmente malas decisiones; de esta manera los pobres no tienen derecho al error.

Eso pasa en todo el mundo dijo, “yo lo he visto en Estados Unidos, que una persona con dinero puede cometer errores y seguir, y puede haber repercusiones o no, mientras es un desastre cuando un pobre va a la cárcel. Y yo creo que es una triste realidad en todo el mundo, que la gente con dinero tiene más derechos que la gente sin dinero”.

Circunstancias atenuantes es la primera novela de David Lida, antes ha publicado un libro de cuentos, Travel advisory: Stories of Mexico, y otros dos de crónica, el primero a modo de compilación de artículos aparecidos antes en diferentes medios, Las llaves de la ciudad, el restante First Stop in The New World, fue dirigido a público extranjero como un panorama general de cómo sobrevive la gente en la Ciudad de México.

“Por fin tengo una novela y uno de los motivos por los que escribí este libro en forma de novela, es porque la información que tengo de mis casos es privilegiada, yo no puedo escribir la verdad (…) entonces tuve que maniobrarlo y transformar mi propia experiencia, y me da gusto porque creo que salió bien”.

 

En respuesta a cómo trabaja en ella el tema de la redención, uno vinculado a la sobrevivencia en tanto que expresa la posibilidad de la transformación de la persona a pesar de sus circunstancias, acota, que desgraciadamente la corrupción del sistema jurídico norteamericano no da oportunidad para ello.

Una de las ideas en que se sustentan los sistemas carcelarios es la posibilidad de que los reclusos cambien y se arrepientan de sus actos, pero en los Estados Unidos sostiene, las prisiones “están llenas de gente, gringos que desde la niñez han estado descartados. Es un sistema muy corrupto, que va en contra de los negros, en contra de los latinos, de los mexicanos”, todo, que lleva una carga alta de racismo.

Refirió que recientemente estuvo en Illinois para hacer una visita carcelaria, dio una vuelta equivocada y una patrulla lo detuvo, le preguntó quién era y que estaba haciendo, y le pidió su licencia de manejar, David Lida esperaba que le extendieran una multa por ello, pero el oficial de policía “me dijo: no te preocupes, sólo anda con más cuidado”.

Luego de los recientes asesinatos de afroamericanos y/o su trato policial con brutalidad, el escritor apunta, “y yo pensé, me pregunté, si –yo lo fuera- ¿estaría contándote esta anécdota?”.

De tal suerte que la rehabilitación o reinserción social, “es casi imposible”, refrendó.

A pesar de sus antecedentes familiares, y la crudeza de los casos que registra desde el periodismo y ficciona en la literatura, la vida de David Lida a través de los años le ofrece cada vez más contento.

“No sé por qué, porque no hay motivo por ser optimista pero con la edad me pongo más optimista y más tranquilo (…) la verdad viendo alrededor no me parece que hubiera muchos motivos para serlo, pero sí me siento más contento”. Un signo inequívoco de su carácter de sobreviviente.

En respuesta a si One life-Circunstancias atenuantes, su novela, ofrece asideras ante los que se expresan a veces como callejones sin salida, manifiestos en las historias de estos migrantes mexicanos condenados a muerte, y en sus vidas previas ya no se sobrevivencia sino de supervivencia, el escritor comentó que alguien que leyó la obra antes de aparecer, le dijo que “sí vio esperanza hacia la vida” en ella.

“A pesar de todos sus problemas y todos estas dificultades y obstáculos súper fuertes; me dio gusto que él vio un amor a la vida en la novela, que no fue conscientemente mi intención, pero si eso salió me da gusto, porque supongo que sí, yo tengo un amor por la vida, y sí es a pesar de todo lo que he visto, que es tan fuerte y difícil”.

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