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jueves, 18 abril, 2024
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Una nueva oportunidad para las bibliotecas

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Por: EDUARDO CAMPECH MIRANDA* •

La Gualdra 266 / Promoción de la lectura

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La situación económica por la que atraviesa el país no deja inmunes a nuestro estado ni a sus municipios. Los recursos materiales escasean y las condiciones ideales para realizar las labores correspondientes a los servicios públicos deben rediseñarse. Las bibliotecas públicas son parte de la estructura gubernamental y, por ende, no están exentas a esos vaivenes económicos. En épocas de crisis, como ésta, el ingenio y la creatividad son herramientas fundamentales para la optimización de recursos, seguidas de una buena dosis de sentido común. Es tiempo, insisto en ello, de evaluar perfiles para la designación del personal bibliotecario.

Históricamente las bibliotecas zacatecanas se han caracterizado por dar un medio de sustento a ciudadanos muy alejados de la lectura. No es una regla, ni tampoco demerito a aquellos garbanzos de a libra que suelen aparecer. El criterio que ha prevalecido es, también lo he mencionado muchas veces, es el de los resultados electorales: “estuviste en la campaña y ganamos, vente para la biblioteca”, “estuviste en la campaña con el candidato perdedor, fuera de la biblioteca”. Ambos extremos causan gastos en recursos que bien se podrían utilizar en otros rubros, de tantos que tienen por urgentes las bibliotecas.

Si el tamaño nuestro mundo está dado por el tamaño de nuestro léxico, tenemos un grave problema de horizontes. Cuando escucho a un bibliotecario quejarse del número reducido de libros que conforman su acervo, también me deja ver la misma reducción de imaginación con que cuenta. Imaginación que es necesaria para, con un solo texto, diseñar e implementar diversas actividades. Si cada cabeza es un mundo, ¿por qué encerrarnos en una isla?, ¿cuántas posibilidades de recreación, creación derivada, lúdicas, ofrece “El dinosaurio” de Augusto Monterroso? Y si eso hacen unas cuantas palabras, ¿qué no harán obras más extensas?

La problemática de las bibliotecas pasa, irremediablemente por el bibliotecario. Cierto es que no es en él en quien cae la responsabilidad de las decisiones últimas, sin embargo, su creatividad, entrega, profesionalismo, amor a su trabajo, serán las fortalezas que sacarán el barco a flote. También debo decirlo: aquellos bibliotecarios que solicitan apoyos para infraestructura, mobiliario y acervo, se están quedando cortos (vuelvo a los horizontes). Ahí hace falta autocrítica para ponderar si la capacitación que han recibido es suficiente. Hace falta una mirada hacia su interior profesional para identificar, con la misma destreza que lo hacen de los locales, las goteras de formación que –también- dañan el acervo.

Realizar dichos procesos de reflexión nos llevan a la posibilidad de generar metacognición. A partir de ese momento se estaría en condiciones de delinear nuevos proyectos, actividades, escenarios para las bibliotecas. En todo ello la lectura es fundamental. De ahí la importancia que el bibliotecario sea un lector, como primer punto. Sin olvidar la amabilidad, hospitalidad, eficiencia, responsabilidad propias de un oficio tan noble. Los nuevos ayuntamientos tienen en sus nombramientos el desarrollo o estancamiento de sus bibliotecas públicas.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_266

 

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