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jueves, 25 abril, 2024
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La pintura intimista de Renoir llega a Madrid

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Por: La Jornada •

Madrid. Al pintor francés Pierre-Auguste Renoir, uno de los grandes fundadores del impresionismo junto a Claude Monet, los sentidos le interesaban más que el intelecto: con su pincel, fue más allá de lo puramente visual y empatizó con sus modelos hasta crear una intimidad única de la que hacía partícipe al espectador.

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Bajo esa premisa, y con el título Renoir. Intimidad, el Museo Thyssen de Madrid abrió sus puertas al público a la primera retrospectiva del artista en España, que hace un recorrido por su trabajo a través de 78 pinturas que van desde su etapa impresionista hasta sus desnudos, más influidos por la tradición clásica.

«Renoir tenía el deseo de estar en sintonía con lo que pintaba a través de una relación de cercanía. Eso es lo que llamamos ‘intimidad'», explicó hoy el director artístico de la pinacoteca madrileña y comisario de la muestra, Guillermo Solana.

Con sus pinceladas, el pintor hacía «tangibles» sus figuras, aludía a sensaciones palpables y jugaba con el contacto entre los protagonistas de sus lienzos.

Incluso en algunas de las obras de su periodo impresionista, entre 1869 y 1880, el artista buscó esa cercanía con el espectador, como ocurre en su famoso Almuerzo en el Restaurant Fournaise (1875), en el que la mesa parece invitar a sentarse.

«Renoir sentía que el disfrute de un cuadro tenía que estar en continuidad con el disfrute de la vida», destacó Solana.

Y esa «pedagogía del placer» está en el centro de la obra del pintor francés, incluso cuando éste tuvo problemas económicos o cuando, ya en la madurez, se vio golpeado por una artritis que amenazó con alejarle del caballete hasta su muerte, en 1919.

Renoir, padre del célebre cineasta Jean Renoir, fue uno de los pocos impresionistas procedentes de un medio humilde. Nació en 1941 en la ciudad francesa de Limoges, aunque cuando tenía tres años su familia se trasladó a París. Allí jugaba con sus amigos en el amplio patio del Louvre, en el que más adelante encontraría inspiración.

Su primer gran reconocimiento tuvo lugar con la primera exposición de la nueva escuela impresionista en París, en 1874, a la que siguieron otras. En esa época, el pintor se había trasladado ya al barrio parisino de Montmartre, icono de la bohemia.

Con algunas de las obras de este primer periodo pictórico de Renoir arranca ahora la exposición del Thyssen, que avanza, desde 1881, hasta otra etapa en la que artista vuelve la mirada hacia la tradición y se distancia de los impresionistas.

El retrato fue a partir de entonces fundamental en su carrera, ya que no sólo le permitió vivir de la pintura, sino que también le llevó al éxito comercial y social, con obras como La señora Thurneyssen y su hija (1910) o Retrato de la poetisa Alice Vallières-Merzbach (1913)», expuestas ahora en el museo madrileño.

La muestra, que permanecerá abierta hasta el 22 de enero y después se trasladará al Museo de Bellas Artes de Bilbao, dedica también un espacio a sus paisajes de la costa de Normandía y de la Provenza, donde compartió motivos pictóricos con su amigo Paul Cézanne.

Pero, sin duda, una de las salas más interesantes, y quizá una de las que mejor refleja esa «intimidad» de la pintura de Renoir, es la que recoge una serie de escenas familiares protagonizadas por sus hijos, su esposa y su entorno más cercano, que se convierte en una suerte de «diario de su intimidad doméstica».

La retrospectiva se cierra con uno de los temas favoritos del pintor: los desnudos, un genéro que apenas fue abordado por los impresionistas -por considerarlo demasiado académico- y con el que Renoir triunfó gracias a su serie de bañistas, que le hizo reconciliarse con la tradición clásica tras su época impresionista.

«Renoir es uno de los más grandes pintores de uno de los más grandes movimientos pictóricos, pero sigue siendo un desconocido y un incomprendido», aseguró hoy el comisario de la muestra.

Con ella, y con las obras cedidas por museos como el Marmottan Monet de París, el Art Institute de Chicago, la National Gallery de Londres o el Metropolitan de Nueva York, se pretende dar a conocer un poco más a uno de los genios de finales del siglo XIX y principios del XX.

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