Debemos partir de aceptar, como ya lo hizo el propio gobernador y el secretario de Finanzas, que Zacatecas atraviesa por un momento difícil, tal vez el más complicado de las últimas décadas.
Durante años y a su vez, de sexenios, no solo el presupuesto estatal creció, también lo hicieron los compromisos, los servicios públicos, la nomina, los municipios, las necesidades, la deuda y la población zacatecana; de tal suerte que al tiempo que se adquirían compromisos por parte del ejecutivo del estado, lo hacían también los otros dos poderes y también los organismos autónomos, que a la postre entrarían en una profunda crisis de la cual nos mantenemos en vilo constante cada años, cuando se acercan los cierres de ejercicios y los pagos de aguinaldos, como es el caso de la UAZ.
Mucho le debemos los zacatecanos a la Universidad, pero a la vez la universidad y los universitarios mucho le deben a los zacatecanos, somos pues, harina del mismo costal, por años la universidad fue la patronal más codiciada, cualquiera profesionista o no, anhelaba ser parte de los beneficios de pertenecer a la autónoma y por supuesto de las jugosas prebendas de sus sindicatos, ser parte activa de los mismos, aseguraba el futuro del trabajador y de su familia, los ingresos eran buenos, tal vez de los mejores para encontrarnos catalogados en la zona “c” en el tabulador nacional de salarios, ser profesor de la universidad significaba además de estabilidad económica, la posibilidad de acceder al cerrado núcleo de poder en el estado o en el peor de los escenarios, ya si de plano la suerte no te sonreía, con el tiempo completo y la posibilidad del año sabático, de la descarga de horas o de las becas para estudiar posgrados en el extranjero, era motivo suficiente para estar feliz laborando en la UAZ.
Pero como en todo, justo cuando la bonanza permea, se vislumbra como sombra el inicio del fin, cuando menos encarnado en crisis cíclica acompañada de síntomas que diagnosticaban la enfermedad, estos síntomas eran propios de el cáncer que ahora invade y son por ejemplo, la apertura de campus universitarios sin carreras afines al potencial económico regional y la priorización de las ciencias sociales sobre las ingenierías que son fundamentales para detonar el desarrollo, con esto, por supuesto que venía la ampliación de la nomina por medio de nuevos contratos y lo peor, la herencia de la plaza del maestro jubilado a sus hijos, como si se tratara de un bien inmueble propio, además, la burocracia universitaria se sintió burocracia de gobierno, copiaban el estilo del dispendio y del glamur, el propio rector en turno era el primero en dar una errada impresión, los trajes de diseñador y las camionetas último modelo contrastaban mucho con la situación financiera de la máxima casa de estudios.
La universidad es como la gallina de los huevos de oro y como tal, ha llegado a su fin, a su favor se debe decir que pareciera que a nivel nacional las universidades públicas atraviesan por una crisis que vaticina su final, es por eso que muchos hablan del desmantelamiento de la educación pública, sin embargo se debe reconocer que la escuela y los universitarios (en su mayoría directivos) han cometido abusos que en gran medida a agravar la situación, es por eso que ante la reciente retención de participaciones por parte de hacienda y ante la estrategia del nuevo rector de repartir el paquete y pedir la ayuda de los gobiernos estatal y federal, urge dar a conocer el plan de austeridad para que de una vez por todas los zacatecanos tengamos la certeza de que seguirá existiendo la formadora de profesionistas, los universitarios la certeza de la seguridad laboral y los gobiernos la seguridad de que no se le está metiendo dinero del bueno al malo, o al mal invertido, está pues obligada la universidad a dejar la opacidad en el pasado, a volver a ser ejemplo de austeridad y de disciplina financiera y debe empezar ya, cuanto antes, si no, el próximo mes o la próxima quincena los problemas volverán y será de nuevo la historia de nunca acabar, mientras que los que perdemos somos todos.
La construcción de la base de un nuevo zacatecas, que es el que debemos dejar a las nuevas generaciones, nos obliga a todos a ser parte del proyecto, ya sea en lo individual o en lo colectivo como parte de alguna institución, el gobierno ha dado el primer paso y ha partido del reconocimiento de la cruda realidad para dar paso a un plan de austeridad con medidas muy precisas que se pueden revisar con facilidad para ver cómo van resultando, al mismo tiempo entes autónomos como la universidad autónoma de zacatecas deben seguir esta directriz y ser financieramente responsables, basta del dispendio y del despilfarro, tal vez lo que más ha dañado a zacatecas es la simulación amparada en la frase popular “hágase la ley, en los bueyes de mi compadre” ■
