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viernes, 29 marzo, 2024
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Un rockcito para todos los roles / 2 de octubre ¡¡¡no se olvida!!!

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Por: JAIME FLORES GUARDADO •

1968 significó para los mexicanos y para todo mundo un parteaguas en cuestión ideológica. Los movimientos que estaba experimentando la humanidad situaban a la juventud en los anales del cambio verdadero; ahora se manifestaban los obreros, los estudiantes y los entes que luchaban por conquistar sus ideales.

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Para un chavo de quinto de primaria resultaba un tanto decepcionante escuchar por la radio las noticias del genocidio que se estaba generando a manos de los granaderos en la Plaza de las Tres Culturas; la televisión abordaba el acontecimiento como siempre lo ha hecho, con verdades a medias, imágenes maquilladas, pero la masacre estaba señalando los errores cometidos por un gobierno autoritario. Afuera, en las calles, una enardecida madre gritaba, con toda la fuerza de su ser, ¿cuántos hijos más hay que parir para acabar con esta masacre? Su cuestionamiento quedó flotando en el aire, en el tiempo, en el olvido, como han quedado todas las atrocidades que el gobierno de México ha cometido a través de su escabrosa historia: Acteal, Aguas Blancas, Ayotzinapa, Nochixtlán… Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Veracruz, Tamaulipas, Zacatecas, Fresnillo, Ojocaliente, Trancoso, La Blanca, Guadalupe, Tacoaleche, todo México ha sido agredido y hundido en el peor de los tormentos; la angustia y la inseguridad, la impotencia y la desesperanza de ver morir a un pueblo guerrero a manos del tirano, amafiado con la muerte y la torpeza de sus funcionarios, se hace presente en todas las regiones del país. Es aquí cuando es menester mencionar que desde el viejo continente se preocupan por denunciar los atropellos que el gobierno mexicano ejerce sobre su pueblo, y desde un concierto de rock, Roger Waters hace un reclamo que el pueblo ratifica luego de tanto asesinato, en una lectura en español, desde el frente del escenario “ni mis lágrimas, ni las tuyas, los devolverán con vida”.

El rock nacional, el que nace luego de esos acontecimientos y que tanto se satanizó -inclusive por algunos músicos- se volvió contestatario, y lo expresa Ricardo Ochoa en la tercera Muestra de Rock Zacatecano en el Chopo, tras 27 años de aferre. La gente que dice o los que dicen que tras la mentada de madre en Avándaro se sepultó al rock nacional, está equivocada, pues en ese momento nace el rock con carácter nacionalista y es entonces, cuando las singulares rolas que se escuchaban a manos del Three Souls in my Mind, Peace and Love, Tinta Blanca, Tequila, Bandido y todas las que siguieron, se convirtieron en verdaderos himnos, en canciones de protesta que persisten hasta la fecha. Zacatecas no podía sustraerse del movimiento nacional y poco a poco se fue alejando de la música llena de candidez y dulzura que permeaba en el ambiente. Con la llegada del rock sicodélico a nuestro estado, los rockeros macizos ya tocaban a Cream, Hendrix, Zeppelin, Deep Purple, Black Sabbath o Rolling Stones: Fire Fly Company, Criollo, Mr. Máquina y La Séptima Galaxia formaban parte de la excelsa escena local, convirtiendo el ambiente en visos de una alergia por manifestarse en contra del stablishment.

Varios jóvenes estudiantes comenzaban a figurar; algunos, destacados activistas, otros, aprendices de rockeros también, pocos escritores y diseñadores de la literatura – tan en boga – de la onda seguían a pie juntillas la displicente forma de vida hippiosa. ¿Cuántos líderes estudiantiles quedan?, ¿dónde están los demás? Aquí vinieron a refugiarse algunos de los participantes en el movimiento del 68; Cabeza de Vaca vivía en pleno centro de Guadalupe, como si nada pasara; Sócrates Campos Lemus fue habilitado para que se entretuviera en las faldas de la Sierra Madre Occidental, en plena zona Huicot. Allí le inventaron una fábrica de guantes de piel y un albergue que sólo sirvió para inyectarle recursos año tras año, como lo hace Peña Nieto con la banca y las empresas que maneja el gobierno, totalmente incosteables.

Los líderes de esas épocas aún radican en Zacatecas, otros ya fallecieron, sin embargo, la mayoría de ellos permanece en el anonimato, viendo pasar los acontecimientos, como tú, como yo, como todos, sin la menor esperanza de retomar la lucha, el reclamo, la manifestación.

Ahora corresponde a los jóvenes músicos manifestar el repudio hacia un gobierno represor, tirano, autoritario y falto de sentido común, para regresar a la senda de la igualdad social a un alicaído pueblo que tampoco quiere levantarse, pues prefiere un mendrugo de pan que el gobierno le da cada mes, a luchar por su dignidad.

El Colectivo Zacatecano de Rock no olvida todo lo anterior y el pasado 2 de octubre estuvo en la plazuela de La Caja desde las cuatro de la tarde, poniendo a consideración la energía y la cultura del rock a través de las bandas Buena Mierda, Pena de Muerte, Toxic Avenger, Urbanicidio, Revolución Callejera, Nartex, Avenida 23, Joule, Montana y Segundo Lugar.

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