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viernes, 29 marzo, 2024
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George Sand (Segunda parte)

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Por: Ester Cárdenas •

La Gualdra 264 / Castillo de sal si puedes

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Ya en París, Aurore comenzó a colaborar en los periódicos, se vestía de hombre para ahorrar dinero. Rodeada de jóvenes artistas y activistas, asistía a teatros, discutía en tertulias políticas y literarias. Se enamoró de un joven escritor, Jules Sandeau, y escribió con él su primera novela, Rosa y Blanco, firmaron con el nombre de Jules Sand y obtuvieron un gran éxito. Para la segunda novela, Indiana, Aurore ya no estaba con Jules y escribió sola. Firmó George Sand y a partir de ahí fue George para siempre, incluso sus hijos y sus amantes la llamaron así. Publica también Un invierno en Mallorca y Cartas de un viajero, escritos como el resto de su obra desde la voz masculina. Logra un enorme éxito y se convierte en una celebridad, en una heroína para los románticos, en una vergüenza para los conservadores, en un escándalo. Escribía incesantemente y pleiteaba contra su marido para recuperar su finca y la tutela de sus hijos, pleito que, consiguió ganar. Tenía numerosos amantes.

Con el poeta Alfred de Musset, vivió una dolorosa y célebre pasión. Con Louis Michel, abogado revolucionario, reafirmó su ideología radical. Sus amores eran la comidilla de todo París. Según afirma Rosa Montero: Flaubert, Dostoievski, Charlotte Brontë, George Eliot y Turgueniev la admiraban. Henry James la llamaba La gran maga. Proust elogió la hermosa fluidez de sus frases.

A los treinta y cuatro años, deseaba un amor estable y sereno, en ese momento apareció Chopin, que tenía veintiocho años, un carácter difícil, tuberculosis y asco al sexo. Asco que George le hizo vencer, al menos al principio. Lo cuidaba, lo mimaba, lo protegía. Con el tiempo Chopin se convirtió en otro hijo para ella. Permaneció once años con él.

Solange, la hija de George se había casado con un escultor lleno de deudas que intentó explotarla y vivir a su costa y al no conseguirlo plenamente, tanto él como Solange se dedicaron a difamarla y Chopin enamorado platónicamente de Solange tomó partido por ella. George perdió así de un solo golpe a su hija y a su pareja. De lo último se alegró: “¡Ah, que descanso, qué liberación! ¡Siempre soportando a ese espíritu estrecho y despótico pero siempre encadenada por la compasión y por el temor a que se muriera de pena!”.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_264

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