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viernes, 19 abril, 2024
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Arte Nuevo, exposición de Emilio Carrasco que abre sus puertas en el Museo Felguérez

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Por: ALMA RÍOS •

■ “Para mí el arte es gozar el arte. Es gozar haciendo el arte. Es divertirme con el arte…”

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“Por este tema”. Por el tema del cuerpo femenino. Por las posibilidades estéticas de sus curvas, de su geometría, de su lenguaje. Y por la identificación que le ofrece a Emilio Carrasco Gutiérrez (Ciudad de México, 1957) ese ser contrario con el que se identifica mediante un gran afecto, con un gran gusto y con respeto, surgió Arte Nuevo, la exposición que inauguró ayer en la Sala de Exposiciones Temporales I del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez.

Arte Nuevo son 100 cuadros de gran formato, 70 grabados, 20 dibujos y cinco tallas en madera realizadas el más reciente año y medio de su vida, muestra también de una existencia de trabajo intenso, cuyo saldo arroja no la cantidad, subraya, sino la calidad de las obras que involucran en su creación lo cotidiano, y por tanto el gozo.

“Para mí el arte es gozar el arte. Es gozar haciendo el arte. Es divertirme con el arte, hablar con el arte, es sentir el arte. Es no pensar el arte, es vivir totalmente con el arte. Eso es. ¡Y claro, con el arte, pero también viviendo la vida cotidiana!”.

A la frase sigue la emulación de las arengas callejeras para mostrar ese “viviendo”: ¡El gaaaaas, gorditas de cocedoooor!”. Así como las cantan-gritan sus promotores-vendedores.

En la obra de Emilio Carrasco “habla toda la vida, todo lo que sucede en la vida”. Y en Arte Nuevo habla la figura humana, la femenina, y su transformación y transfiguración que busca modificar hasta llevarla hacia sus últimas consecuencias.

“¿Y cuáles son sus últimas consecuencias? No lo sé, porque espero que no haya sido la última consecuencia esta última exposición”.

Así retrotrae lo que el arte ha trabajado en torno al cuerpo femenino y sus arquetipos. “Desde las Venus gordas de las cuevas, propiciatorias (de la vida), hasta Picasso, y hasta mí. Hemos trabajado con el concepto de la mujer, con todo el respeto que se merece, en esa transformación”.

Pablo Picasso fue un artista que trabajó la figura femenina siempre, Emilio Carrasco lo ha hecho por casi 40 años, “y me encanta, quizá por los opuestos se refiera mi interés a esa pasión”.

“Es que son hermosas”. Habla de esas Venus de caderas prominentes y senos voluptuosos que aludían a la vida y la crianza, cuyos cuerpos celebraban “la propagación de nuestra especie”. Un código de belleza que celebraba a la prole, a la mucha prole. “Entre más prole tuvieran más posibilidades tenía la especie de sobrevivir, entonces eran hermosísimas”.

Para Emilio Carrasco luego que se pierde la asociación del cuerpo femenino con la gestación “y se convierten –sus cuerpos- en simples objetos de visión erótica” desprovistos de su robustez, “la mujer se convierte en algo que ya no es”.

“De hecho los hijos ya se pueden criar fuera del cuerpo humano ¿verdad?, de la mujer, casi ya salen de supermercado con los colores que quieran y las características que quieran”.

Sí, la estética del cuerpo cambia, se modifica. Y las mujeres robustas aún visibles en las obras de Rubens o Rembrandt, fueron el prototipo de cuerpo femenino hasta principios del Siglo 20.

¿Pero cómo son las mujeres de Carrasco, esas que retrata y recrea en Arte Nuevo? -“Son hermosas y a veces salen gorditas y a veces flaquitas. Salen como salen”.

En la creación Emilio Carrasco no piensa mucho, pues opina que “pensar es lo más fácil de hacer mal”.

“No pienso mucho. Simplemente me pongo a hacer las cosas y como van surgiendo en el trazo de la pintura, se van trazando, van saliendo y como van saliendo se van…pues esa es la creación. Esa es la búsqueda del creador (…) conseguir cada día algo distinto, algo nuevo, algo que valga la pena en la vida”.

Así el Arte Nuevo implica “no tener un esquema hecho, ¡qué fácil es escribir lo que ya se sabe! Aquí hay que hacer lo que no se sabe. Hay que tratar de aprender”.

Cita entonces a Ernst Fischer: “El arte es una forma de conocimiento”. Y hay creación dice, si hay ese conocimiento. “Si no hay conocimiento no hay creación y ya. Entonces el conocimiento es creación”.

Observa el ejemplo de sus tallas en madera que describe “como lápidas”, y dice, sin meterse en política, que la reflexión alrededor de estas piezas podría llevar a las personas “a cualquier ámbito” de lo femenino y su cuerpo: la represión, las Muertas de Juárez. ”O podría llevarlos a dónde ellos quieran, o simplemente a una recreación sobre la figura femenina”.

“No es mi intención ideologizar con mi obra, pero ciertamente la obra de arte ideologiza, sobre todo la propuesta de ponerlas como lápidas ya implica una propuesta, por supuesto que sí. Algunas están en formas recreativas y otras están yacientes”

Los hallazgos, las epifanías que surgen así, guiándose por la emoción descubren para Emilio Carrasco “lo puramente humano”.

“Las emociones son para mí como artista aprender a decir la verdad. Por ejemplo, antes cuando es uno joven, es uno muy mentiroso. Entonces cada vez tengo que tapar menos las mentiras y decir las verdades. Aprender a ser generoso, a tratar de ser una persona agradecida”.

Carrasco Gutiérrez se define “ante todo” como un maestro y siéndolo solo puede crear obras maestras. “Yo no me ando con esos cuentos de que nunca he hecho una obra maestra. Yo hago obras maestras todos los días (…) vamos a quitar los mitos de este cuento que es el arte, y vamos a llevar el arte a lo cotidiano”.

“Y soy maestro y enseño, y enseño a que la gente debe quitarse los mitos del arte y que el arte puede llegar a cualquiera. Y que todos podemos ser artistas mientras haya un ser humano que piense y que sienta y que tenga estas emociones” y asumiéndose así poder cambiar “esta cultura y esta porquería de cosas que están pasando”.

Ser artista para el pintor, grabador y escultor, es tener la capacidad de decidir, de pensar por sí mismo.

“Cuando no nos digan qué tenemos que pensar, cuando no nos digan cómo tenemos que actuar, cuando no nos digan que tenemos que ser cliente de tal o cual supermercado. Cuando nuestras metas no sean las de tener un coche tal o cual sino seamos capaces de ser hombres libres, mujeres libres. Es cuando todos tendremos alma de artistas y seremos capaces de decidir nuestro futuro como Dios manda”.

Emilio Carrasco Gutiérrez fue alumno de Carlos Orozco Romero, “un viejo maestro” de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”, quien tuvo también como discípulos a Gilberto Aceves Navarro, Francisco Corzas y Pedro Coronel “y otros grandes pintores”.

Ingresó a la Antigua Academia de San Carlos, hoy Facultad de Artes Plásticas de la Universidad Nacional Autónoma de México de la que salió en la coyuntura de “una huelga muy larga” para inscribirse en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, misma de la que egresó como profesor de Dibujo con un “pomposo título firmado por Su Majestad, El Rey Juan Carlos I de España, que dice que soy súbdito de la Corona Española”.

Su primera exposición individual fue en 1977 y tuvo como padrino al “Faraón de Texcoco”, Silverio Pérez el del pasodoble compuesto por Agustín Lara. En la actualidad las muestras suman más de 130 realizadas en México, España, Polonia, Rumania –Cluj-Napoca-, Bulgaria, y en China “casi cada año”, en las ciudades Tianjing, Dalian y Chengdú.

Emilio Carrasco suma más de 200 exposiciones colectivas y muchos premios, “no tiene sentido estarlos contando”, el más reciente obtenido en Italia. Es también promotor de la Bienal de Ex Libris El bosque de la Utopía.

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