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viernes, 29 marzo, 2024
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Zacatecas no se ha vuelto inseguro. Se ha vuelto violento

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Por: Rodrigo Reyes Muguerza •

¿Por qué alguien decide matar? Esta pregunta puede ser abordada desde diferentes ángulos. Para Gary Becker se trata de una cuestión de costos, beneficios y probabilidad de ser detenido.

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En Crimen y Castigo – uno de los muchos artículos de Becker – el economista establece que el crimen es equivalente a cualquier otra actividad económica que genera una consecuencia negativa (externalidad) para la sociedad. Mientras más costoso es realizar esta actividad (considerando la probabilidad de ser detenido y la rigurosidad de la sentencia), la viabilidad de cometer un delito será menor. La oleada de homicidios que acaba de golpear a Zacatecas, nos obliga a preguntarnos qué está pasando.

Analicemos primero el panorama general de seguridad en el estado. En julio de 2016, Semáforo Delictivo – organización dedicada a temas relacionados con violencia y crimen – catalogó a Zacatecas como un foco rojo emergente en el país en materia de seguridad. De acuerdo con este think-tank, Zacatecas presentó el mayor número de rojos – la intensidad de los delitos varía de verde a amarillo y a rojo – en delitos de alto impacto como el homicidio, el secuestro o la violación.

Por su lado la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2016, nos permite analizar qué está pasando con delitos de menor impacto como el robo a casa habitación o robo de vehículos. La ENVIPE 2016 – publicada el día de ayer -, estima que durante 2015 Zacatecas fue el segundo estado con el MENOR porcentaje de víctimas. Mientras que a nivel nacional el 28% de la población ha sido víctima de al menos un delito, en Zacatecas se estima que este porcentaje es del 17%. La contradicción en los números nos hace pensar que Zacatecas no se está volviendo inseguro, se está volviendo violento.

Haciéndole caso a Becker, podríamos generar dos posibles escenarios para explicar esta situación. Primero, incluso cuando el costo de ser detenido por homicidio es más grande, puede ser que la ganancia del delincuente sea mayor. Si el beneficio de matar a alguien supera el costo de ser detenido, entonces las bandas criminales tendrán incentivos para seguir matando. El miedo al delito seguirá creciendo y Zacatecas seguirá siendo un estado donde la probabilidad de ser víctima es baja pero donde no se puede vivir tranquilo. Segundo, y en referencia a los delitos de menor impacto, podríamos pensar que tal vez la ganancia de realizarlos es menor al costo de ser sorprendido. Es decir, no vale la pena arriesgarse a robar un celular dada la probabilidad de ser detenido y el castigo que sería aplicado.

¿Qué se debería de hacer? Aumentar el costo de matar a alguien. La respuesta es simple, lograrlo es sumamente complejo. Es necesario entender que no se pueden aplicar las mismas estrategias para resolver un asalto que para prevenir un homicidio. La palabra prevenir es clave. Mientras que en un asalto se puede resarcir el daño a la víctima, en un homicidio el daño a las familias y a la sociedad es casi imposible de borrar. De ahí la importancia de implementar mecanismos que puedan ayudar a evitar que los gatilleros accionen sus armas ¿Cómo? Me gustaría proponer dos de las muchas acciones que pueden ayudar a mejorar la situación. Primero, mejorar los procesos en los ministerios públicos estatales. Segundo, generar y usar datos de calidad para diseñar políticas públicas efectivas.

Referente al primer punto, la ENVIPE 2016 estima que en 2015 solamente el 16% de los zacatecanos confiaba en los ministerios públicos. Únicamente a través de la mejora de las instancias responsables de captar los delitos se podrá empezar a recuperar la confianza de los ciudadanos y con ello a generar mejores datos.

Referente al segundo punto podemos decir que si bien las encuestas como la ENVIPE nos permiten saber cómo se comporta el crimen a nivel macro, por su naturaleza no nos permiten saber en qué calle o a qué hora y bajo cuáles circunstancias se cometieron los delitos.  Actualmente, los datos que provienen de registros administrativos tampoco permiten diseñar políticas de prevención a nivel municipal debido a su falta de especificidad. Si contáramos con un sistema de recopilación y análisis de datos efectivo, los estados, los municipios e incluso las localidades serían capaces de predecir los homicidios y de esa manera incrementar la probabilidad de que los criminales sean detenidos.

Estas dos acciones que pueden ocurrir de forma inmediata, permitirían a la nueva administración actuar de manera más efectiva. Las instancias encargadas de la seguridad en el estado, tendría una visión más clara del panorama y al mismo tiempo serían capaces de diseñar mejores estrategias de prevención. El problema de la violencia es, en estos momentos, un problema nacional. El resolverlo requerirá que los tres órdenes de gobiernos realicen esfuerzos a largo plazo. Sin embargo, como en toda carrera, el arranque es de lo más importante.

 

 

 

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