- “No es una denuncia política, es la historia de dos mujeres”, dice la directora sobre el filme
- La película tuvo su premier mundial en el Festival Internacional de Cine de Toronto
Tamara y la Catarina, dirigida por Lucía Carreras, es la cinta mexicana en Competición Internacional por el Ojo de Oro del Zurich Film Festival (ZFF).
En su segunda proyección –de cuatro- en el festival, fue notorio el efecto que la historia causó entre los espectadores. Dos sensaciones generales: la pintura del México, de la Ciudad de México, marginal y pobre; y la soledad.
Tamara y la Catarina, estelarizada por Ángeles Cruz, Angelina Peláez, Mercedes Pascual, Harold Torres y Gustavo Sánchez Parra, cuenta un periodo de la vida de Tamara, una mujer con dificultades mentales. Ella vive con su hermano en un barrio de Naucalpan –de los montados en los cerros-. Él se ocupa de ella. Ella conoce su itinerario diario de la casa al trabajo y vuelta. La tranquilidad se rompe cuando él decide irse. Entonces ella se ve obligada a ocuparse de sí misma. En su deambular sin guía recoge a una bebé –Catarina- y la lleva a su casa. Ahora el asunto será ver cómo consigue ocuparse de ella y su Catarina. Va a ser doña Meche, la mujer del puesto de las quesadillas y que espera la ayuda de sus dos hijos partidos a los EUA, quien las va a cuidar, a las tres.
Ella, doña Meche y Catarina verán sus soledades enfrentarse al monstruo de la Ciudad de México.
Los largos paneos sobre el paisaje gris de cemento y bloc de construcción del barrio, los ensardinados viajes en pesero, la tortuguiante burocracia de la ciudad y la marea humana callejera obligan al espectador a tener esa otra sensación, la de la denuncia política por la marginación.
La respuesta de Carreras ayudó a los asistentes a comprender cuál es el fin primario de la película: “no es una denuncia política, es la historia de dos mujeres –Tamara y la mujer del puesto de quesadillas-, es solo que hay temas que no se pueden evitar al hablar de México”.
Carreras ha sido la guionista de, entre otras, La jaula de oro (Diego Quemada-Díez, 2013, Premio un Cierto Talento en la categoría una Cierta Mirada Cannes 2013) y Año bisiesto (Michael Rowe, Cámara de Oro Cannes 2010 y Ariel de Plata en Opera Prima y Actriz en 2011). Tamara y la Catrina es su quinto trabajo como directora y la cinta justo acaba de tener su premier mundial en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) y ahora su estreno europeo en Zurich. Sólo resta esperar los resultados de estos festivales y que la cinta consiga tener una larga vida no solo festivalera sino en salas comerciales.
Con este comentario nos despedimos del Festival de Zurich –tenemos que volver a la vida y al trabajo real-. Pero seguiremos pasándoles – por La Gualdra y por La Jornada Zacatecas- los comentarios de lo visto y aprendido durante estos cinco días.
