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viernes, 19 abril, 2024
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Toda una trayectoria musical es la de Manuel Cervantes, creador del Himno a la Universidad

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Por: ALMA RÍOS •

■ Arreglista y musicalizador de comerciales, sentía que algo debía hacer por su natal Zacatecas

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■ “Me interesaba que vieran que no era sólo un trompetista que ambientaba bodas y bailes”

Hace 10 años el águila del escudo de la Máxima Casa de Estudios en el estado sufrió modificaciones, ahora el animal emblemático, se expresaba “más orgulloso, con más brío”. También el lema: “Por siempre universitarios, orgullosamente UAZ”, implicaba una nueva intención, “otra filosofía, una nueva mentalidad”. Pero faltaba un himno, un canto representativo de esta comunidad, comenta el cronista de la institución entre 2012 a 2016, Uziel Gutiérrez de la Isla.

Manuel Cervantes Mascorro es el compositor de la música del himno con el que la UAZ se abría al Siglo 21. Para él, la selección de su obra implicó un cambio también, éste, respecto del reconocimiento social a su trabajo hasta entonces marcado por una trayectoria exitosa dentro del ámbito publicitario y comercial.

A este viraje sumó después la realización de la marcha Villa de Guadalupe, otra pieza de aspiraciones emblemáticas estrenada hace dos o tres años, y una más, el pasodoble Monosabio, único a nivel mundial, destaca, dedicado a este personaje de la denominada Fiesta brava, que fuera recientemente puesto a consideración pública en el contexto de celebración del 470 aniversario del descubrimiento de las vetas minerales que darían origen al asentamiento humano que hoy es Zacatecas.

“Entonces para mí era muy importante hacerme presente con mi creatividad, con mi música en la sociedad de Zacatecas. Me interesaba que vieran que no era nada más un trompetista que ambientaba las bodas y los bailes”.

Cervantes Mascorro fue por muchos años director musical de Super Gallo, un grupo que interpretaba covers, y al que ubica como pionero en incorporar vestimentas y otros elementos en el escenario, que lo convirtieron en el primero, “de animación”.

A su talento también se deben líneas melódicas que han quedado registradas en las conexiones neuronales de toda la nación, a veces acompañadas de imágenes que se convirtieron asimismo en memoria colectiva: una Mar Castro contoneándose en un estadio de futbol atiborrado, enfundada en una camiseta a la que con unas tijeras se le hizo un arreglo en el escote, que sumaba las aspiraciones de triunfo de un pueblo en el contexto de Mundial México 86 y la proyección sensual de quien también se modificaría para convertirse en “La Chiquiti bum”.

Otro tema que se convirtió ahora en himno de los antojadizos y retaba melódicamente a su resistencia de “comer sólo una” de las papas fritas más vendidas en el país, también es de su autoría.

Pero todo esto, dice en la entrevista, a veces le ha resultado contraproducente. Justo este éxito al que suma arreglos musicales para Yuri, Los temerarios, Daniela Romo, y el recientemente fallecido Juan Gabriel, lo encuadraban, lo limitaban del modo en que alguna vez se sintió en su natal Zacatecas, de la que salió con alrededor de 16 años rumbo a la Ciudad de México.

José Manuel Cervantes Mascorro nació en 1955, en el domicilio ubicado en calle Victoria número 33 de la capital del estado. Fue el séptimo de una familia conformada por 14 hijos. Su padre, también músico, encabezó una de las primeras compañías teatrales de Zacatecas, relata.

“El acervo que tiene que ver con todo lo que yo hago, tiene que ver con todo lo que yo viví”.

Cursaba el cuarto año de primaria cuando uno de los hijos del director de la entonces Banda de Música del Estado, Arturo García, lo invitó a integrarse a ella, donde “creo que le di la vuelta a todos los instrumentos, pero por el interés y el gusto y todo el amor que yo traía por la música”.

Juan Pablo García Ortega, el director del ensamble, recuerda, fue parte de un núcleo de músicos formados en las “bandas de vientos, de metales”, que sumaban varias decenas de integrantes para lograr en un contexto todavía no beneficiado por la tecnología electrónica, que el sonido viajara.

“No hay que olvidar que en 1950 en Estados Unidos, toda la camada de Elvis Presley, eran músicos semiacústicos; empezaron a utilizar unos amplificadores chiquitos”, luego se generarían otros equipos con mayor capacidad.

La formación de García Ortega agregaba la disciplina militar, por lo que “cuidado con la corbata chuequecita, el pelo largo o el saco arrugado”.

Había además en el director la atención de corregir estas conductas en privado, sin causar vergüenza pública pero sí compromiso de enmendarlas, dice Cervantes Mascorro.

“Entonces todos esos formatos laborales fueron generando que varios músicos como yo nos empezáramos a formar profesionalmente”.

Pero al tiempo el joven decidió dejar la Banda de Música del Estado para buscar su crecimiento. Recuerda que Zacatecas entonces abarcaba desde Servicio Colón, (ubicado a la salida a Jerez) hasta la entonces Escuela de Derecho de la UAZ.

“En ese época de broma nos daba por cruzar hincados la avenida Hidalgo, ¿a ver ahora alguien?”, reta.

Luego de descubrir cada día más música y más músicos, José Manuel Cervantes Mascorro, quería buscar otros horizontes que encontró en la Ciudad de México, para luego regresar por breve tiempo a Zacatecas donde participó con Luis Félix Serrano en una banda de rock y fundó un ensamble propio, La séptima galaxia, que amenizaba eventos políticos de las juventudes comunistas entre 1973-74.

Con Félix Serrano fue parte de la primera generación de la Sociedad Coral de Zacatecas, y “tocaba en los mejores grupos de aquí”, pero la ciudad le seguía pareciendo pequeña para desarrollarse.

Volvió entonces a la Ciudad de México donde se integró al grupo La Tierra, conformado por otros músicos zacatecanos familiares de Roberto Borda, director de la Orquesta Robert, con cuyo hijo formaría luego Súper Gallo.

En esta famosa agrupación que tocaba en eventos para personas de alta capacidad económica, se integraron secciones de hasta 16 violines, para las que hacía arreglos musicales y que le valieron la invitación por parte de Julio Jaramillo para a trabajar en Discos Gamma como orquestador y arreglista.

Vendrían luego otras convocatorias para desempeñarse en el contexto de la publicidad haciendo música para comerciales de televisión, y en 1982 la decisión de viajar a los Estados Unidos para especializarse en dirección orquestal sinfónica, popular y para películas.

Entre otros antecedentes, suma también su participación en la Sinfónica de Zacatecas, ensamble que se constituyera al interior de la entonces Escuela de Música de la UAZ dirigida por Alfonso Vázquez, como antecedente de la actual Ofilzac.

Recientemente, Cervantes Mascorro, quien radica desde hace 18 años en Playa del Carmen, Quintana Roo, lugar desde el cual se desempeña como productor de 21 ensambles musicales de diversos géneros, musicalizó un documental para National Geographic, que muestra los arrecifes mayas.

Esta trayectoria está impresa en el trabajo que le involucró en 2006, cuando en respuesta a la convocatoria publicada por la UAZ, participó en el certamen para la musicalización del himno de la Máxima Casa de Estudios en el estado.

El entonces rector, Alfredo Femat Bañuelos, le comentaría más tarde su molestia de acudir a eventos protocolarios con la representación de la Universidad, que evidenciaban la ausencia de una pieza musical que representara a esta comunidad, de allí nació la inquietud.

Con el antecedente del trabajo para las empresas publicitarias, el músico y arreglista buscó como en esos casos, subrayar algunas de las partes de la pieza musical para hacerlas memorables.

“Me quedaba muy claro el reto”, dijo, de convertir al himno de la UAZ en un significante que además pudiera interpretarse sin letra pero conservando un carácter identitario que la hiciera trascender, como ocurre con La Marsellesa o el propio Himno Nacional Mexicano.

Esa fue su búsqueda, “yo por eso me decía, tengo que cuidar muy bien la línea melódica para que se le quede a la gente y le guste también, independientemente de la letra”. Ésta última que compuso Pablo Parga Parga.

El Himno de la Universidad Autónoma de Zacatecas, fue estrenado el 6 de septiembre de 2006, en el contexto del informe de labores de Alfredo Femat Bañuelos.

“Entonces, esa fue una manera de mostrarme como compositor, arreglista, productor y director. Y no que la gente se quedara con aquella imagen del muchacho que se ponía a bailar tocando la trompeta, cantando los temas de moda (…) que también fue muy bueno porque aprendí muchísimas cosas, pero que creativa y musicalmente sólo eran parte de un camino…”

Este año en que el Himno de la Universidad Autónoma de Zacatecas cumple 10 de haberse compuesto, se preparan una serie de actividades celebratorias, que se espera anuncien en breve las nuevas autoridades universitarias.

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