Cuarenta años después de su fundación, la militancia del PRT continúa convencida de la vigencia de su proyecto “no por inercia o costumbre” –asegura su dirección– sino por su utilidad y necesidad en las luchas actuales.
La “utilidad” de la que habla el PRT, no la ubica en el terreno pragmático o inmediatista “como lo hacen las “organizaciones gestoras”, sino que más bien, conlleva el propósito -a largo plazo- de impulsar la existencia de la fuerza social necesaria para lograr un cambio revolucionario en el país. “Es esta perspectiva y su programa, lo que lo hace que el PRT sea necesario y útil en el terreno de la lucha de clases”.
En su definición socialista, revolucionaria y anticapitalista, a diferencia de otras organizaciones, el PRT nunca renunció a ella para abrazar una perspectiva solamente antineoliberal o “nostálgica” del viejo “Estado benefactor”. Más bien establece claramente su deslinde con quienes ubican su ruptura con el régimen priísta solo hasta que llegaron los neoliberales al PRI.
Es conocida la radicalidad opositora del PRT al PRI, y se sabe que ésta no surge a partir de los años 80, sino de antes, de ahí que su perspectiva no sea solamente antineoliberal y sí manifiestamente anticapitalista.
Distingue al PRT su internacionalismo, encauzado a la lucha contra la globalización neoliberal que el capitalismo actual impone. Se reclama claramente antimperialista, pues se opone a la subordinación que los neoliberales de los partidos del Pacto por México han impuesto a la nación, con respecto al imperialismo. Su oposición va “más allá del nacionalismo populista”, para insistir en un internacionalismo que no se circunscriba a la mera solidaridad con ciertas luchas internacionales sino que, al mismo tiempo, impulse la construcción de la organización para la lucha de clases a nivel internacional. Es por esto que el PRT se asume como la Sección Mexicana de la IV Internacional.
El socialismo que reivindica desde su fundación el PRT, nada tiene que ver con la nostálgica herencia del “socialismo realmente existente” del siglo 20. Su aspiración es más bien socialista-democrática; forma parte de la corriente que nació en oposición a la burocracia estalinista que condujo a la Unión Soviética a su “regreso al capitalismo”.
La perspectiva socialista del PRT está apoyada en la visión de un poder proletario con democracia, diferente a las dictaduras burocráticas que hablaron a nombre del socialismo y contribuyeron a la confusión histórica de que supuestamente ya vivimos la experiencia del “fracaso del socialismo”, cuando en realidad se trata del fracaso del estalinismo y de su completa integración al curso capitalista.
Diferencia al PRT, su perspectiva ecosocialista dirigida contra esa visión de progreso que supone el control absoluto y la subordinación de la naturaleza al productivismo. Mas su enfoque ecosocialista, “no se limita a la crítica de la destrucción ecológica del planeta reduciéndola a un catálogo de buena conducta y acciones individuales”. Más bien la vincula a la lucha política contra el capitalismo como verdadero responsable del cambio climático y de la amenaza de destrucción que conlleva la crisis civilizatoria por la que atraviesa la humanidad.
El programa del PRT resguarda además, una perspectiva feminista que, a diferencia de otros y otras, plantea la necesidad de lucha por los derechos de las mujeres y por su emancipación, la que no puede postergarse hasta un pretendido futuro socialista.
El “feminismo perretista” defiende la necesidad política de la autonomía del movimiento de las mujeres en la lucha por sus derechos, en clara oposición al pensamiento patriarcal existente. Entiende que el peso del patriarcado en la vida cotidiana forma parte de la sociedad en la que existe una opresión específica contra las mujeres, circunstancia que, tarde o temprano, las instala en la confrontación con el poder y, consecuentemente, en la reivindicación del carácter subversivo del feminismo, es decir, del feminismo socialista. “Esta perspectiva de lucha contra el régimen, el sistema y el poder actual, hace necesaria la existencia de una organización como el PRT”—asegura su Comité político–.
El PRT –que impulsa la construcción de la corriente revolucionaria, asocia las dificultades de su propósito con “la debilidad fundamental de la clase trabajadora en México, es decir, la falta de independencia política frente a los partidos burgueses y el propio Estado surgido del cardenismo que encadenó a la clase obrera al PRI”.
Por eso es que no considera contradictorio el desarrollo de tal corriente revolucionaria, con la necesidad de un partido amplio de la clase trabajadora, posibilidad que hoy la representa la OPT (Organización Política del Pueblo y los Trabajadores), surgida a iniciativa de la dirección del SME (Sindicato Mexicano de Electricistas) al calor de su lucha de resistencia contra los intentos liquidadores de la oligarquía neoliberal.
Continuará. ■
Fuente: Comité político del PRT
