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jueves, 28 marzo, 2024
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El presupuesto 2017: el olvido del futuro

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Por: La Jornada Zacatecas •

El núcleo de la actividad del Estado son las finanzas públicas, al grado que según califiquemos a estas es cómo podemos caracterizar a aquel: un presupuesto que financia con recursos públicos a los ricos, genera un Estado regresivo. El presupuesto para el 2017 es alarmante por sus recortes en áreas esenciales del desarrollo, como el caso de la reducción en 12 porciento a educación, y el menos 16 por ciento al campo. Son cifras monumentales que tocan las fibras más sensibles de los derechos sociales. Quitarle a salud en medio de una carencia ya de por sí grave, significa esquilmar el sector. Y son recortes a cambio de nada: se dijo que se modificaba el esquema de jubilación para evitar que el Estado se viera en aprietos en el futuro, y se fueron eliminando los modelos solidarios y, sin embargo, el futuro llegó y de todos modos la partida presupuestal se vio afectada por el gasto en pensiones a cargo del erario. Al igual que se argumenta la disminución del gasto público para no perturbar la moneda con procesos inflacionarios, y tenemos un dólar que pasó de 13 a 20 pesos en el mismo sexenio. Sacrificios a cambio de nada. Si no es un Estado fallido, es un Estado vano.

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¿Con qué criterios se hacen los ‘ajustes’? ¿Se hacen los recortes en programas que han sido evaluados y son inservibles? ¿O sólo existe la consigna de bajar el gasto y se hace en áreas que a los funcionarios no les parecen tan prioritarias? No se justifican los recortes sobre criterios objetivos y de una cierta estrategia de política-económica. Son la expresión del des-gobierno, por decir lo menos. Quitan 239 mil millones de pesos al gasto y disminuyen los ingresos al condonar los impuestos a grandes empresas, al mismo tiempo. No se entiende. Lo justifican como ‘presupuesto austero’ pero, ¿dónde o en qué? Eliminan las bolsas a prevención del delito y mantienen los enormes gastos en el Ejército. ¿Ese es el criterio? ¿Es responsable? Parece más el razonamiento de un pandillero con factores matemáticos, que de estadistas preocupados por una nación. Si analizamos la relación que hay de la propuesta del gasto con las perspectivas de crecimiento económico, estamos pronosticando más estancamiento. Y además, con más deuda. En los 2 años anteriores se pronosticaron disminuciones en el presupuesto y se terminó gastando más, al final del día, por efecto de la contratación de deuda. Y así, como círculo vicioso, ahora el pago del servicio de deuda se argumenta como un motivo para el recorte: ¡Vicio maldito!

Se genera deuda y se mantienen estrategias de seguridad inútiles, a cambio de quitar oportunidades de educación y salud a las nuevas generaciones; además, de vulnerar el sector estratégico de la producción de alimentos. Y en el colmo, el tipo de cambio ya llegó a 20 pesos por un dólar. Este gobierno lleva a la nación al despeñadero, y a ciertas élites al paraíso financiero. Y faltan más de dos años para que termine. A este ritmo, ¿qué país habrá para entonces?, cuando un gobierno omite la cultura, la salud y la educación en su porvenir, es un gobierno que ha olvidado el futuro.

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