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jueves, 25 abril, 2024
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Nuevo y plural equipo gubernamental ¿Qué los une?

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

E l encabezado de El péndulo de hoy contiene la pregunta que se haría cualquier ciudadano español de visita por nuestra ciudad con motivo de nuestras fiestas patrias ante la información de que las personas que integran el equipo de trabajo del gobernador Alejandro Tello provienen de buena parte del espectro político local formado durante las últimas dos décadas. Se sorprendería del oficio político mostrado al incorporar a varios de quienes en su momento integraron el equipo cercano, responsables de funciones muy delicadas, de los exgobernadores Ricardo Monreal, Amalia García y Miguel Alonso, y que militaron en varios de los partidos políticos opositores al PRI. Nuestro hipotético visitante español, enterado de que su país ya va para un año que los partidos con presencia en su parlamento no han logrado una mayoría para integrar su gobierno nacional, lo primero que preguntaría es el contenido de los acuerdos que cohesionan a un gobierno de coalición tan amplio, en especial si existen algunos que se refieran a los principales problemas de la población estatal. ¿Qué acordaron para reducir la violencia? ¿Qué van a hacer contra la corrupción y la impunidad? ¿Qué contra la pobreza y la desigualdad? etc., etc.,..

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Ante el hecho seguro de que nadie daría respuesta a sus interrogantes, nuestro visitante, ya intrigado, pensaría ¿Será posible que el acuerdo que hizo posible la confluencia de representantes de tantos equipos políticos, sea secreto? ¿Cómo es posible que ni la población ni los medios estén enterados de asuntos tan fundamentales para la legitimidad del equipo gubernamental? Antes de sacar conclusiones apresuradas, el inquieto visitante buscaría al presidente de la Legislatura local, y a los dirigentes locales de los partidos políticos, sólo para concluir que nadie conoce acuerdo alguno con ese contenido, y que lo único que posiblemente exista sean acuerdos particulares y muy privados entre el titular del ejecutivo y cada uno de los involucrados. Ello en virtud de que las personas que hoy integran el equipo de gobierno fueron invitados a título personal, no como representantes de algo o de algunos, y como su militancia en los equipos y/o partidos del pasado fue circunstancial y producto de sus relaciones personalísimas, no de sus convicciones políticas o ideológicas, hoy pueden participar en el equipo sin cargo de conciencia alguno. Ya en la madre patria, el sorprendido visitante dirá: vaya que el patrimonialismo implantado por el monarca español, que vendía a particulares funciones clave como cobrar impuestos y otras, sigue vigente y más fuerte que nunca en México. Los gobernantes mexicanos siguen repartiendo los cargos públicos como si de una empresa privada se tratara.

El hipotético visitante no tiene por qué saber la causa real de tamaño atraso. La señaló muy bien Jesús Silva Herzog Márquez en su espléndido artículo El vaciamiento Democrático: “A 18 años de la implantación institucional del pluralismo podemos decir que las funciones elementales de la democracia se han pervertido. Los partidos se mimetizan, los órganos de control se pervierten. Los medios se someten, callan, aceptan la verdad oficial. La ley es burlada. Y somos hoy más vulnerables que nunca a la trampa y al crimen.” “El país ha retrocedido en su lento proceso civilizatorio. México es hoy más inhóspito, más bárbaro, más cruel, de lo que era hace 20 años.”

La democracia representativa se corrompió muy pronto. Las instituciones electorales se partidizaron y perdieron de vista la circulación masiva de dinero ilegal. Los partidos principales modulan la vida política del país sabiendo que ya no representan a nadie, salvo a sus propias élites que pueden circular de partido en partido porque ya no existen ideologías que los distingan. Ahí han estado desde fines del siglo pasado, en el centro de la vida pública, pero han ocupado ese sitio más para coludirse que para competir. El régimen de partidos pervirtió las contradicciones contenidas en el diseño institucional, por ello ya no opera el principio de que el poder controle al poder. Si el reclamo democratizador fue terminar con la anomalía del partido de Estado, lo que emergió en la democracia fueron tres partidos de Estado, los tres dedicados a sostener el neoliberalismo y su propio anacronismo. Al PRI como partido subsidiado con creces por el Estado se le sumaron dos discípulos, el PAN y el PRD que aprendieron fácilmente a emplear los recursos públicos de todo tipo para su propio beneficio, especialmente en los espacios donde han formado gobiernos. Lejos de activarse como vehículos de la sociedad civil y competir por el poder con posiciones opositoras claras, ocuparon la posición de su rival histórico. Como ejemplo ominoso, hoy mismo intentan reactivar en el presupuesto el vergonzoso fondo para “sus” moches.

Ante la descomposición de los tres partidos mencionados, está por verse si los ciudadanos que han decidido militar en partidos como Morena, Movimiento Ciudadano y el PT, logran recuperarlos para convertirlos realmente en auténticos instrumentos para hacer posible su participación en los órganos del poder público mediante elecciones
legítimas. Si no ocurre un milagro, lo que veremos será la avalancha de los independientes, como indignada respuesta popular a la trágica situación que vivimos.

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