Sin duda uno de los temas de mayor preocupación en cuanto a la administración púbica, es el caso de los municipios. Las finanzas de estas entidades de gobierno están en la quiebra fáctica. Pero dicho quebranto financiero convive con ingresos nunca vistos en la burocracia municipal. No hace muchos años, justo después de Magdalena Núñez, los regidores empezaron a ganar más allá del tradicional valor simbólico del puesto, y ha seguido subiendo de manera sostenida. Si hacemos una gráfica de los presupuestos municipales en comparación con los ingresos de sus burocracias las líneas serán bastante diferentes. El abuso ha sido desmedido. Sobre todo si vemos que los desequilibrios financieros son realmente graves. En el municipio de Zacatecas, el presupuesto por habitante ronda los 3 mil pesos, y los recursos transferidos a la sociedad 214 pesos. Y el de Guadalupe anda en 4 mil, aun cuando la población de este municipio ya es superior a aquel. Pero en ingresos propios anda en mil 500 pesos per cápita, mientras que en recursos transferidos a la sociedad anda rondando los 30 millones, el 6 por ciento (capítulos 4300, 4 400 y 9000). Y menos de 3 por ciento en gastos de inversión (capítulo 6000). Cifras contrastantes y francamente ridículas. En todas las cifras de comparación con Guadalupe, el municipio de Zacatecas aparece en desventajas, sobre todo en la capacidad de gestión de recursos, es casi 30 por ciento menor a aquel. Sin embargo, donde no es menor es en el conteo de irregularidades. Será importante que se revisen con calma las cuentas del ayuntamiento de la capital, porque en lo que se avizora de la cuenta púbica la administración de las finanzas deja mucho que desear.
A este respecto, la ciudadanía espera dos datos para saber más cosas del manejo de los recursos del municipio en cuestión: los detalles de la Auditoría Superior del Estado y la ratificación del triunfo o no, de la oposición en este municipio. Si se ratifica dicho (y apretado) triunfo, se abren las posibilidades de que la administración entrante revise ‘con lupa’ las cuentas y sus destinos. Y como podría ser un gobierno de signo político rival, cabe la posibilidad de que se ventilen los malos manejos. Las administraciones del mismo signo tienden a proteger o encubrir los manejos de los gobiernos de su mismo partido. Por ello, se explica esa expectativa ciudadana. De ser así, será interesante ver el comportamiento de la Legislatura que evaluará la cuenta pública en cuestión, con mayoría priísta y, al tiempo que es (posiblemente) revisado por la administración de color contrario. Al igual que casos litigiosos como el mercado González Ortega, podremos saber qué manejos hay detrás de esas medidas. Por lo pronto la transparencia está en caja oculta.
