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martes, 16 abril, 2024
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Admiración zacatecana por Hernán Cortés

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Por: MIGUEL ÁNGEL AGUILAR • admin-zenda • Admin •

■ Historia y poder

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De nueva cuenta la figura del conquistar nos atrae, nos fascina, nos deslumbra.

Lo que hizo fue en realidad, único en el planeta. Y nadie lo ha superado porque es irrepetible.

Los zacatecanos sienten una fascinación permanente por el conquistador, quizás porque anduvo por acá más que simbólicamente, ya que fue accionista de minas y muchos de sus hombres se la jugaron en estas zonas, además que se llevaron alevosamente hasta Taxco, Guerrero, a centenares de  nuestros indígenas zacatecos a sufrir como esclavos en sus minas.

Hernán Cortés es el tema recurrente porque de él se aprende, se emana voluntad de hierro, se reparten culpas, se restriegan determinaciones, traumas, leyendas o veredictos.

En sus cartas de relación, el conquistador detalla con un castellano deslumbrante las maravillas del mundo azteca, aunque se duele no poder comentar “más que una de cada cien cosas” en cada calle, hogar, palacio o avenida.

Debemos de estudiar a detalle a nuestros líderes indígenas mártires, a nuestros criollos libertarios, pero también a los conquistadores como Hernán Cortés, Juan de Tolosa, Cristóbal de Oñate. De ahí podemos sacar muchas conclusiones.

Mientras tanto, nos hunde la seducción por sus relatos de las ciudades indígenas de Cholula o de Tenochtitlan. “Es cosa admirable ver lo que tienen” decía el español y escribe de las deslumbrantes metrópolis únicas en el mundo y en tales dimensiones en un mundo de grandes caciques y guerreros, artesanos y comerciantes, de mujeres hermosas y de ancianos venerables bien enpulcados debidamente.

Siempre pienso en la travesía de los casi 200 indígenas zacatecos que fueron llevados a rastras hasta las minas del conquistador en Taxco, Guerrero, cómo murieron allá y de los 12 que sobrevivieron y escaparon y regresaron a este terruño, orientándose por las estrellas en las noches de frío y de hambres indescifrables.

Y contaron la hazaña, y fueron anexados de inmediato a las minas y su negro trabajo.

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