El sistema Anticorrupción en Zacatecas: esperanza y escepticismo

En México, y naturalmente en Zacatecas, el problema de la corrupción está carcomiendo el progreso. Se le ha dedicado mucho tiempo y espacio en la academia y los medios de comunicación: se ha conceptualizado, medido y descrito los mecanismos con los que opera. Y es de tal importancia este problema que en las campañas los políticos la toman como bandera porque en sus respectivas mediciones de los temas que preocupan a la ciudadanía está en los primeros lugares, junto a la seguridad y el empleo. Y la importancia le viene porque no sólo es un problema moral, sino un severo obstáculo al crecimiento económico y la distribución de la riqueza. En otras palabras, la corrupción es causa de estancamiento y de la persistente desigualdad. Porque no se trata únicamente de desvío de recursos públicos a manos privadas, sino que neutraliza la persecución de los objetivos sociales de los programas de gobierno. Y el tamaño del problema en nuestro país es enorme, así lo mostramos en la Numeralia con lo que abrimos el suplemento.
Una vez puestas las mediciones, se expone un artículo de la maestra Isunza que da cuenta de los estudios o principales teorías que tienen como objetivo explicar cómo y por qué surge la corrupción en los gobiernos. Las teorías nos dicen que la corrupción no brota por la pura condición moral de los individuos, sino por la debilidad de las instituciones que no pueden impedirla. Por ello, podemos afirmar que el tamaño de la corrupción es inversamente proporcional a la fortaleza institucional de un país. Ergo, México se muestra como un Estado débil, lo cual explica también la enorme penetración del crimen. Otra explicación, que no riñe con la primera, es una disfunción social que se provoca por la desproporción entre las viejas normas y las nuevas fuentes de poder y riqueza. Así, si no hay medios efectivos de movilidad social, las medidas limitadas al fortalecimiento institucional serán, a mediano plazo poco efectivas, porque la causa social de fondo seguirá ahí. Así las cosas, observamos que la iniciativa del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) está sentada sobre teorías institucionalistas y, por ello, si no se amplía la mirada a estrategias de distribución social del poder y la riqueza, su efectividad será muy limitada.
Con estas consideraciones en la mesa, creemos que la iniciativa del SNA representa un avance por varios motivos, pero también no constituye la solución definitiva al problema. En este sentido, no podemos asumir ni el derrotismo que ve al Sistema como una pantalla de humo, ni el optimismo que piensa que se ha dado en el blanco del problema. Ambas posiciones no son objetivas. El avance se debe a que se logró impulsar una visión sistémica que capta la complejidad del problema, y ya no las iniciativas aisladas y de parche que son más que impotentes; y además, la organización de la sociedad civil junto a la academia ha impulsando el tema. El hecho de que los actores de la iniciativa sean de la sociedad civil que se organiza y se expresa masivamente sobre el tema a través de más de 600 mil firmas, es una señal de esperanza. Los partidos políticos se ‘defendieron’ lo más que pudieron y lograron tumbar algunas medidas (como la publicidad de las declaraciones patrimoniales), pero no pudieron detener el grueso de la iniciativa ciudadana, y eso, sin lugar a dudas, es una conquista exitosa. Pero tampoco debemos exceder las expectativas: para que la realidad del problema cambie aún falta mucho por conseguir, como nos lo dicen las teorías arriba mencionadas.
En este marco presentamos el esquema de lo que se propone como Sistema Estatal Anticorrupción (SEA). Les ofrecemos la visión de conjunto del esquema que se piensa aplicar en Zacatecas a través de un croquis que nos permite observar la relación sinérgica entre los diferentes componentes del sistema: los organismos de transparencia, de investigación, fiscalización, de participación ciudadana y evaluación. Y con ello, ofrecemos la descripción y análisis de algunos de los componentes más importantes: el Consejo Ciudadano, la Comisión de Transparencia, la Fiscalía especializada y el organismo evaluador de políticas públicas.
Carlos Torres nos deja claro que sin la decidida participación de la sociedad civil, el SEA no dará frutos. La participación organizada de las OSC’s ha crecido y su nivel de incidencia del mismo modo, tal es el caso (por ejemplo) de la Red por la Rendición de Cuentas. En ese contexto surge la propuesta de la conformación del Comité de Participación Ciudadana que presidirá en Consejo Coordinador del SEA. Norma Julieta del Río describe el nuevo rostro del IZAI (antes CEAIP), con la reciente modificación de la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública del estado de Zacatecas: tiene mayores facultades para ‘apremiar’ a los sujetos obligados para que trasparenten su acción.
Marco Vinicio Flores fundamenta la propuesta de un dispositivo para hacer de la política pública un medio eficaz para elevar el nivel de vida de los ciudadanos: el Consejo Estatal Evaluador de Política Pública para el estado de Zacatecas. Es una propuesta importante que puede hacer la diferencia para monitorear y hacer recomendaciones de mejora de las estrategias, programas y proyectos dirigidos al desarrollo de la entidad. Enseguida, la colaboración de Jesús Ramírez, que nos expone la justificación y las funciones de la creación de la Fiscalía especial anticorrupción, instancia fundamental para que el Sistema anticorrupción funcione. Finalmente, el posicionamiento en torno a la implementación del SEA en Zacatecas de los partidos políticos. Se invitó a todos, pero tres respondieron. Así, contamos con las palabras de Judith Guerrero del PRI, Camerino Eleazar del PRD y Lupita Medina del PAN. De esta manera cerramos el presente suplemento, esperando que nuestros lectores tengan una visión lo más completa posible del tema en cuestión: la implementación del Sistema Anticorrupción en Zacatecas.
Dicho lo cual, pase adelante…