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viernes, 29 marzo, 2024
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Palabra, obra y omisión

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Por: Carlos Galaviz Garza • admin-zenda • Admin •

Colgadlos bien alto sobre el pueblo, quien llore por éstos, llora por la corrupción

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Arthur Miller

Palabra:

En el libro Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos rendir protesta hace referencia como “obligación constitucional”; según consta en las páginas 325 y 326 de la Constitución, “la protesta es un acto que representa un formalismo de legitimidad para marcar el inicio de una gestión; y mientras no se lleve a cabo, no se accedería al cargo, de tal suerte que dicho acto estaría por encima de las elecciones”. En forma de protocolo, todo funcionario público de primer nivel jura bajo palabra velar por  el bien de las responsabilidades de la administración pública; no se diga del ciudadano que obtiene un cargo público, donde se compromete a honrar y respetar bajo palabra todos los aspectos sociales, administrativos y morales para hacer cumplir la ley ante toda forma de corrupción o violación a la ley que se presente para trasgredir dichos ejes retóricos.

La ciudadanía como usted, como yo, tenemos “ciertas facultades” para denunciar toda forma de envilecimiento que se presente para que esta sea sancionada conforme a las leyes que tenemos; aunque debemos ser realistas, las actuales leyes que se tienen para combatir la corrupción siguen siendo frágiles y permisibles, las 7 leyes que conforman el sistema nacional anticorrupción de poco han servido, y digo poco porque se sigue evidenciando por redes y medios evidentes hechos de corruptela de funcionarios, empresarios y políticos; y poco o nada se ha hecho. Pero para castigar a quienes siguen pretendiendo hacer negocio de los recursos públicos se necesita más que una ley plasmada en nuestra Constitución. Dice una frase célebre de Étienne Bonnot de Condillac: “En tiempos de corrupción es cuando más leyes se tiene”. La Ley 3 de 3 de iniciativa ciudadana, nació por el hecho de que hay un hartazgo de la población hacia sus gobernantes que realizan grandes y evidentes hechos de corruptela, esta iniciativa ciudadana de Ley 3de3 busca transformar la indignación social por la corrupción en un esfuerzo constructivo para forjar gobiernos más honestos.

Obra:

En un sentido etimológico, una obra es una cosa producida o hecha por una persona o un grupo de personas, debo aclarar que el concepto tiene muchos usos y aplicaciones según el contexto en el que nos encontremos; y ahora nos encontramos con el tema de corrupción, que es un cáncer que México ha padecido a lo largo de su historia. Según la TI (Transparencia Internacional) México en 2015 se ubica en la posición 95 de 167 países inscritos a este sistema, por debajo de países asiáticos como filipinas y Malí, y por encima de países africanos como Nigeria y Etiopia. Bajo estos índices de confianza o la percepción que se tiene del sistema mexicano, que se caracteriza por sus métodos corruptivos para hacer gestión, se desprende subsecuentemente la responsabilidad del ciudadano, que también debemos decirlo, hemos contribuido y formado parte importante de este mal, y es que el soborno, la colusión, el tráfico de influencias, el uso ilegal de información falsa, son modos indirectos en los cuales incurrimos en la obra de la corrupción; dice un refrán mexicano: “no importa que robe pero que salpique”. Es ridículo ver como manifestaciones de repudio en las redes sociales se hacen presentes cuando en dos semanas estarán comprando boletos en reventa para ver en el palenque a su artista favorito; digo yo lo he hecho….

Omisión:

Recientemente se han evidenciado omisiones en la declaraciones patrimoniales y fiscales de “n” cantidad de funcionarios públicos, que son sin duda el foco de atracción en estos momentos, un ejemplo claro, el del líder de Morena, Andrés Manuel López Obrador, quien no tuvo ni una tarjeta de crédito que declarar porque todo se lo ha heredado a sus hijos en vida, omitiendo por completo cualquier cosa que pueda declarar y ser sometido al escrutinio público; la pregunta  aquí es: ¿de qué vive? La omisión es sin duda una acción grave, que debe tener consecuencias, y es que seguir omitiendo detalles de esta índole es provocar su propio debacle al barranco del olvido, ya que la población no encontrará en ellos nada bueno o digno de elogiar para que sigan representando un poder público. La omisión, en derecho, es una conducta que consiste en la abstención de una actuación que constituye un deber legal, en este caso el deber de declarar puntualmente sus bienes fiscales y patrimoniales, la omisión puede constituir un delito, cuasidelito o una falta en la tipificación del delito.

Para finalizar:

Recordemos: “En el pecado se arrastra siempre la penitencia”. Desde el primer segundo  que uno incurre en alguna falta sabe uno que el remordimiento durará para toda la vida y que regresará siempre como un fantasma, el recuerdo de la oportunidad perdida por no haber hecho las cosas bien. Nuestro próximo gobernador Alejandro Tello que está a pocos días de asumir la gubernatura hizo público su declaración patrimonial y fiscal, y ante esta problemática, dio la premisa, de que todo integrante de su próximo gabinete hará su declaración 3 de 3 como contribución a un gobierno transparente y sin corrupción; también se comprometió en hacer públicas las licitaciones de obra o de cualquier servicio que gobierno adquiera como cliente, esperemos estas medidas contrarresten un mal que se ha perpetuado como una idiosincrasia mexicana. Gracias.

“La corrupción de la política no tiene nada que ver con la moral, o la laxitud de la moral, de diversas personalidades políticas. Su causa es meramente material”. Emma Goldman.■

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