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viernes, 19 abril, 2024
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La unidad electoral de las izquierdas: superar los conflictos de mando

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS VARGAS •

La lucha para desbancar a gobiernos que implementan recetas neoliberales y, con ello, sustituir dichas políticas por una de corte socialdemócrata que construyan un camino de mayor igualdad de oportunidades y mayor movilidad social, es altamente difícil. Los programas vinculados al foco de la igualdad social se identifican como de izquierda. A diferencia de programas de gobierno que pretendiendo dar prioridad a la libertad (y propiedad) individual edifican rutas que amplían las brechas de la desigualdad, hasta el grado de hacerla sólida (la derecha). Desigualdad sólida significa un estado de cosas tal, que la reproducción intergeneracional de la desigualdad está petrificada, no se mueve o hace que alguien que nació pobre está condenado a tener descendencia con la misma condición, e igualmente la riqueza: un hombre rico heredará su condición sin mediar esfuerzo. La sociedad está internamente rota y dividida en compartimentos estancos. Muy parecido a las antiguas sociedades de castas. Lo contrario a esta condición, son las sociedades cohesionadas, donde hay mucha movilidad social, sobre todo vertical. Así las cosas, la izquierda estará procurando la cohesión social. Pues bien, si comparamos los programas de los diversos partidos políticos llamados de izquierda respecto a temas esenciales que conducen a la igualdad y la cohesión, como la progresividad de los presupuestos, la prioridad de gastos en salud y educación, la necesidad de elevar el ingreso del trabajo y disminuir la proporción de los ingresos del capital, la participación del Estado como garante de la gestión de la igualdad y el impulso de la organización social como contrapoder necesario al Estado y a los dueños del dinero (y otros temas), nos daremos cuenta que no habrá diferencias notables. ¿Dónde entonces está la dificultad de unir a las izquierdas?

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La unidad es obstaculizada por los liderazgos, la conducción de los procesos y la definición de puestos de elección. Es decir, por la dirección relativa a la distribución de los poderes encarnados en posiciones de mando. En una palabra: ¿cómo y quién distribuye el mando? Esa es la cuestión. Y como existen grupos de interés con enormes dificultades de encontrar fórmulas para resolver esta pregunta, es que parece que no hay posibilidades de construir un bloque de izquierdas. ¿Son las contradicciones en la distribución del mando imposible de conciliar? Ahí se juega la posibilidad de desbancar al neoliberalismo en México. La pregunta se traslada a otra: ¿hay alguna manera de conseguir superar las contradicciones antes dichas? ¿Existe algún método que todos los actores acepten y por tanto se sometan a él para la resolución de las contradicciones? Pues no lo sabemos. Pero lo que sí sabemos es que hay un grupo con autoridad moral y presencia nacional que está a la búsqueda de proponer y acordar un método para conseguir dicha conciliación. No sabemos si lo va a lograr, pero claramente tiene posibilidades de hacerlo. En otras palabras: conseguir la unidad electoral de las izquierdas es difícil, pero no imposible. Existen posibilidades reales para lograr ese objetivo.

 

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