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jueves, 18 abril, 2024
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Graham Greene. Un homenaje novelístico al Quijote

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Por: Mauricio Flores •

La Gualdra 256 / Libros

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De entre la obra del británico Graham Greene (1904-1991) existe un título poco conocido en español. Novela, Monseñor Quijote, que rinde homenaje a la cumbre del género, su autor y la propia geografía española y donde, como en otras de sus obras, encontramos una mixtura de personajes, valores, tradiciones y recursos que la hacen altamente gozosa.

Es cierto. La tarea no es sencilla. Volver —reedificar— a los universos cervantinos, quijotescos, y desde ahí fijar nuestra mirada cuatro siglos atrás. Realizar desde estos años un símil de aquellas gestas literarias, al grado de que los personajes centrales reivindiquen aquéllos. Como éste de Greene que se dice heredero del Quijote, que no de Cervantes.

Amante de España, el escritor británico ubica la trama en los años que siguieron al fin de la dictadura franquista.

Franco ha muerto. La democracia española se construye en todos los frentes. La convivencia de prácticas e ideologías es posible. Un cura de provincias (padre Quijote), no muy consentido en la jerarquía eclesiástica, conoce a un derrocado alcalde comunista apellidado Zancas, “igual que el Sancho Panza original del relato verídico de Cervantes”.

Tras un primer altercado en su lugar de origen, ambos emprenderán un periplo por la geografía española en el que compartirán afirmaciones y dudas, desengaños y convicciones, en un ruinoso Seat 600 (Rocinante) cargado de muchas botellas de vino.

Ya se imaginará el lector las “extrañas aventuras” experimentadas. El lazo fraterno que se entreteje con fuerza entre los viajeros. Los coloquios de uno y otro, pero también el amistoso silencio: “silencio en el que sus sueños tuvieron espacio para crecer”. La decisión de compartir no una fe sino los sentimientos de duda, “premisa” de unión entre los hombres. Insistencia del novelista en la totalidad de su obra.

En tanto seres derrotados (“los que siempre fracasan se encuentran más cerca de Dios que nosotros”), Quijote y Zancas concluirán su viaje no sin antes sortear una última aventura con unos mexicanos que echan todo a perder (“supongo que Pancho Villa se ha levantado de entre los muertos y está saqueando Galicia”). Mostrando en el escenario final “la complicada distinción entre realidad y ficción”, cuño de la obra cervantina que Greene venera, y la revelación de sentimientos como el cariño y el amor.

¿Cómo es posible que los odios de los hombres hacia otros hombres puedan morir en tanto unos u otros mueren?, se dice en el esperado desenlace. No así el amor y el cariño de unos por otros, aun cuando haya una separación y un silencio finales.

“¿Hasta cuándo”, se pregunta Zancas con cierto temor, “era posible que ese amor suyo (por Quijote) sobreviviera?”.

En Monseñor Quijote, traducción de Fernanda Melchor y prólogo de Antonio Ortuño, novela que permanecía fuera de todo catálogo editorial desde hace unos treinta años, volveremos a leer aquello de “la espada, se lo suplico, pero no la muerte a alfilerazos”.

Y ciertamente su factura es un gran desafío, palpitante la grandeza cervantina.

Habrá que entenderla como lo que es: un tributo afectivo guardadas todas distancias.

 

 

REACUADRO

A una enorme distancia…

Reeditado en oportunidad de la entrega del Premio Cervantes al escritor mexicano Fernando del Paso, Viaje alrededor del Quijote ofrece una visión personalísima (la Del Paso) acerca de la obra cumbre de la lengua española y de diversas consideraciones y críticas alrededor. Es un libro bello, con ilustraciones excelsas, que enumera también obras ensayísticas y de ficción surgidas a partir de la gran matriz.

Y, justo es subrayarlo, critica con fuerza la novela de Greene. Aquí lo sustancial de su querella:

“En mi humilde opinión, se trata de un libro más que triste, tristísimo, pero no por la compasión que despierten su trama o sus dos personajes principales […] sino por la lástima que provoca la pobreza extrema de este libro […]. En pocas palabras, Greene no hace honor a la larga y brillante historia del cervantismo inglés que ha contado con intelectuales y escritores de la categoría de John Ruskin, Tobias Smollet, Lockhart, William Hazlitt, Charles Lamb, George Meredith, el ya mencionado Henry Fielding, Charles Swinburne o Alexander Duffield […]. Hay bondad en ambos personajes y, sin duda, serenidad. Pero están a una enorme distancia, uno, de parecerse a Don Quijote, y el otro, de asemejarse a Sancho. Creo que bastará un solo ejemplo: el alcalde Zancas, en uno de los diálogos que mantiene con el Padre Quijote, en los que defiende al marxismo, se muestra, como es natural, partidario de la propiedad común. Exactamente lo contrario sucede en El Quijote, en el que, como sabemos, Sancho es el interesado en los bienes materiales, y Don Quijote no sólo es quien les tiene total desapego, sino el que les dice a los cabreros: “Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dorados, y no porque en ellos el oro —que en nuestra edad de hierro tanto se estima— se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían, ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella edad todas las cosas comunes…”.

           Fernando del Paso, Viaje alrededor del Quijote (fragmento).

 

 

Graham Greene, Monseñor Quijote, Océano, México, 2016, 280 pp.

Fernando del Paso, Viaje alrededor del Quijote, FCE, México, 2016, 256 pp.

 *[email protected]

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/256

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