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jueves, 25 abril, 2024
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El Templo de las Musas. El museo posmoderno (segunda parte)

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Por: Violeta Tavizón • admin-zenda • Admin •

La Gualdra 254 / Arte

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El arte postmoderno reúne una compleja mezcla de historia y objetos históricos reconsiderados y reinterpretados a partir de teorías políticas, filosóficas o literarias. Para el postmodernismo, la experiencia se ha convertido en la herramienta más importante para el artista, ya que por medio de esta experiencia se forman principios. En el momento en que el arte se libera de las formalidades estéticas y se vuelve de pronto desordenado o ecléctico, se abren las puertas de la posmodernidad. Incluso, el arte posmoderno permite restarle toda la importancia al objeto, que puede ser cualquiera, para darle el peso al relato sobre dicho elemento, de ahí que tal como Arthur Danto lo menciona, la obra se entiende en la posmodernidad como una representación transfigurada.

Un buen ejemplo lo menciona Katerin Reed-Tsocha en su capítulo “¿Era Andy Warhol un genio de la filosofía?”, incluido en el libro Estética después del fin del arte, ensayos sobre Arthur Danto. Ella dice que para poner un claro ejemplo sobre la premisa de la “representación transfigurada”, basta mencionar un claro ejemplo: la utilización de un simple trapo rojo como una bandera, convirtiéndolo a través del relato que lo sustenta, de un objeto cotidiano a un símbolo político.

Para el siglo XXI no sólo el arte se transforma, sino también la museología. En este sentido, ha surgido una nueva corriente: la museología crítica. La nueva línea museológica propone que el museo se convierta en un lugar donde se compartan redes de conocimiento, formas de acceso, códigos, convenciones y sistemas de lenguaje. Para esta nueva tendencia, el museo es un lugar donde circulan ideas, valores, concepciones, deseos, mitos y/o estereotipos que inciden en nuestra forma de pensar y de moldear la conciencia; de tal suerte que el museo tiene un papel social y cultural.

Museo Internacional del Barroco
Museo Internacional del Barroco

Carla Padró en su texto La museología crítica como una forma de reflexionar sobre los museos como zonas de conflicto e intercambio, dice que el museo es una clave para entender los cambios en nuestra sociedad y las nuevas prácticas museológicas giran en torno a la narrativa, la interpretación y la representación, con una posición revisionista y reflexiva.

El museo posmoderno, por lo tanto, no necesariamente tiene que exhibir colecciones de arte contemporáneo; son los discursos curatorial y museográfico lo que lo convierte en posmoderno. Estos centros museísticos están modificando sus criterios de exhibición y curaduría. Para ello, se pueden mencionar algunos ejemplos.

La Tate Modern en Londres ordenó sus colecciones en cuatro núcleos temáticos: Historia/Memoria/Sociedad, Desnudo/Acción/Cuerpo, Paisaje/Materia/Medio ambiente y Bodegón/Objetos/Vida real; en estos cuatro grupos se encuentran obras de distintas épocas y artistas que no están colocadas de manera cronológica.

Otro ejemplo que vale la pena citar es el del Museo de Mönchengladbach en Alemania, que decidió agrupar sus cuadros por colores, por lo que cada color es una sala o tema.

Cabe hacer mención del Museo Nacional Reina Sofía en Madrid que divide su colección de manera cronológica, de ahí que cada uno de los pisos corresponde a una época de la historia del arte del siglo XX: La irrupción del siglo XX: utopías y conflictos (1900-1945); ¿La guerra ha terminado? Arte en un mundo dividido (1945-1968); y De la revuelta a la posmodernidad (1962-1982).

 

Finalmente traeremos a colación un caso mexicano, el Museo Internacional del Barroco en Puebla, que ha dividido sus colecciones europeas y novohispanas de los siglos XVII y XVIII en la siguientes temáticas: El mundo como escenario, Puebla de los Ángeles, El sentimiento barroco, El nuevo orden de los tiempos, Las alegorías del saber, Deleitar y conmover, y Artificios del oído; acercándonos de manera completamente diferente el barroco a través de las bellas artes y la ciencia.

 

Este nuevo discurso posmoderno construido en el siglo XXI -en museos que en algunas ocasiones tiene ya algunas décadas de existir- pero que han renovado sus guiones, promueven una función social positiva, sensibilizando e invitando a la reflexión, permitiendo al visitante encontrar un espacio de diálogo en el que queda descartado el rechazo social, el racismo, así como la falta de compromiso hacia causas y movimientos sociales.

*Curadora.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/254

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