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martes, 23 abril, 2024
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Por: ÉVELYNE COUTEL •

La Gualdra 253 / Cine

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Vuelta a casa de mi madre

El mismo título de la cinta, así como los distintos carteles que la anuncian, son más que suficientes para que el espectador pueda tener idea de su argumento nada complicado e intuir que lo que va a ver en la pantalla gira en torno a la vida de una cuarentona divorciada que se ve forzada a volver al nido materno tras haber perdido su trabajo. Y efectivamente, según afirma el director francés Eric Lavaine, el proyecto surgió de un reportaje sobre la llamada “generación boomerang”, expresión que se utiliza para referir a aquellos adultos que, años tras haberse independizado, no tienen más remedio que volver a casa de sus padres a raíz de un despido, un sueldo insuficiente o una ruptura sentimental.

Por supuesto, el interés de la película se basa en las escenas cómicas inducidas por el desfase generacional y la difícil convivencia entre hija y madre, debido en particular a los hábitos de ésta que pone la calefacción a tope y cuyas preferencias musicales no son muy del gusto de su hija. Es decir, unas escenas que permiten que el cine se mantenga fiel a sus raíces como espectáculo o diversión hecha para pasar un buen rato. Quizás por eso, por esta comicidad fácil y de apariencia intrascendente, la película sólo se proyecta en los grandes complejos cinematográficos y no en los cines más elitistas, que acostumbran proponer unos filmes de bajo presupuesto o que se vinculan más bien a una producción de tipo “arte y ensayo” dirigida a un público más selecto.

Pero precisamente por eso nos ha gustado la película, por no pertenecer al “cine de autor”, es decir a una categoría de películas que refleja ante todo la personalidad y el arte del cineasta y en las cuales la interpretación, por muy brillante que sea, queda siempre subordinada a su mando. Para nosotros, Vuelta a casa de mi madre forma parte de las películas que permiten que la interpretación no se desdibuje frente al arte aplastante y demiúrgico del director sino que llegue a “eclipsarlo” y a imponerse como el verdadero motor de la cinta.

Así ocurre en Vuelta a casa de mi madre, donde las actrices Josiane Balasko (la madre) y Alexandra Lamy (la hija) son las que hacen que esta comedia tenga su carácter picante y gracioso y que el público saboree las escenas protagonizadas por ellas y llenas de humanidad. Son escenas que, al transcurrir en su mayoría en el recinto de la casa familiar, adquieren por tanto una dimensión costumbrista que favorece la identificación del público con los personajes y sus vivencias.

A este respecto, el éxito de público que ha tenido la cinta es bastante revelador: según los datos de taquilla, unos 650.000 espectadores fueron a verla la primera semana que estuvo en cartelera, lo que supuso uno de los mejores arranques en lo que va de año. Entre los motivos que explican dicho éxito hay que destacar, por supuesto, el trasfondo social que recupera un tema de candente actualidad, el tándem formado por las dos actrices principales, y la presencia de otras temáticas como las relaciones de pareja, la herencia, la hermandad o la sexualidad de las personas mayores, tantos asuntos en los cuales cada uno puede reconocerse.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-253

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