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viernes, 19 abril, 2024
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Por: JOSÉ AGUSTÍN SOLÓRZANO •

La Gualdra 249 / Quinto Aniversario

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Cinco veces cinco

Desde Pitágoras los números intentan explicarnos el mundo, o tal vez sea el mundo una especie de concepto numérico. Decir que un número es simbólico es decir una obviedad, el número es una abstracción de un algo concreto. En esta ocasión quisiera referirme a uno en especial, el 5. El cinco es cinco veces 1, es la mitad de 10, es el tercer número primo. Este breve artículo va sobre las cinco veces en las que el cinco ha sido importante en mi vida:

  1. Los nacidos en los 80’s y 90’s crecimos viendo Dragon Ball. Nuestra identidad cultural y mítica está muy relacionada con esta serie épica que creó Akira Toriyama. Mis coetáneos recordarán a las fuerzas especiales Ginyu: 5 tipos que lograron que Goku y sus amigos se las vieran negras en el planeta Namekuseí. Ellos siguen formando parte de mi bagaje y la referencia a ellos la uso a la menor provocación. Para muestra basta lo anterior.
  2. Dos veces cinco es diez y yo tenía diez años en 1998, un año importante para mí, y no porque haya muerto Octavio Paz, sino porque fue entonces cuando apareció The Legend of Zelda Ocarina of Time, un videojuego que marcó no sólo mi infancia sino toda mi vida. Link y Zelda siguen presentes en mi memoria y en mi clóset, de donde a veces saco el cartucho para volver a Hyrule en busca del malvado Ganondorf.
  3. Tres veces cinco es 15 y a los quince me enamoré por primera vez. Pasé del noviazgo de una semana a la tremenda desilusión que me llevó a escribir mis primeros poemas: un par de libros de más de cien páginas con los que acosé a mi primera exnovia afuera de la escuela y de su casa para pedirle, con montones de hojas y un ramo de flores en las manos, que volviera conmigo porque era el amor de mi vida. Tanto los poemas como mi enferma actitud eran ridículos y deprimentes; pero, en fin, uno conoce el amor y la poesía a punta de patadas, muchas veces autoproporcionadas.
  4. En 2005 cumplí 18 años y llegué a Morelia, ciudad donde aún vivo. Basta decir que fue aquí donde comencé a escribir “en serio”, donde estudié sin buenos resultados literatura, donde conocí a la mayoría de mis mejores amigos, y a B, mi mujer. De aquella época me quedan mis versos: “¿Qué puede uno hacer a sus diecinueve?/ más que dejar espacios en blanco/ hacer esbozos, irse desenrollando/ endulzarse el café y beber con soda”.

5.- Cinco veces cinco es 25, y en el 2012 yo tenía esa edad. Ahora recuerdo con melancolía y con vaguedad (porque bebía mucho) ese año. Entonces escribí el poema 25 freestyle: “y así pasa/ que uno se queda sin tabla/ sin naufragio/ sin un balón al cual ponerle nombre/ y pintarle un par de tetas/ ¿para qué necesitaba ojos Wilson?// Sin poema/ se queda uno/ y con ganas de coger// un resfriado/ aunque sea.

 

*Morelia, Mich.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-249

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