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jueves, 28 marzo, 2024
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El sexenio de la triste figura

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Por: EDUARDO CAMPECH MIRANDA* • admin-zenda • Admin •

La Gualdra 248 / Promoción de la lectura

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En la recta final de esta administración estatal me disponía a realizar una evaluación de las políticas públicas en materia de promoción del libro, la lectura y la formación de lectores que nos dejaron estos seis años. Por principio de cuentas, si la memoria no me falla, uno de las primeras desafortunadas acciones fue la suspensión de la Feria Nacional del Libro. En los años siguientes reconsideraron y volvió a llevarse a cabo tan importante evento. Ese acontecimiento y una revisada al Plan Sectorial de Educación delinearían las líneas estratégicas que marcarían el rumbo del ámbito mencionado durante el gobierno alonsista.

Los nombramientos de los titulares de Educación, Cultura y Bibliotecas exhibieron que se privilegiaba el pago de favores sobre los perfiles. Había antecedentes para no hacerse muchas expectativas positivas: durante la gestión como Presidente Municipal del actual Ejecutivo Estatal, surgió dentro de su cabildo –secundado por él– la iniciativa de desmembrar la Biblioteca Pública Central Estatal y hacer de ésta, cuatro bibliotecas municipales en la capital zacatecana. Decía que bastaba echar una mirada al Plan Sectorial de Educación para anticipar la importancia de la lectura en este sexenio: sólo en dos ocasiones aparece la palabra “lectura”.

El desinterés o incapacidad para delinear un proyecto estatal de lectura queda de manifiesto cuando se echa una mirada al desarrollo de la Red Estatal de Bibliotecas Públicas, cuando –al desaparecer el Programa Nacional de Lectura– las escuelas quedaron sin el único camino institucional para hacerse de libros. Ahora, los centros educativos deben apelar a la buena voluntad de la sociedad civil, a voluntarios que convoquen a donación bibliográfica. A solicitar a la misma Coordinación Estatal de Bibliotecas que pueda obsequiar libros para formar, o enriquecer, las precarias e incipientes bibliotecas escolares.

¿A quién corresponde dotar de libros a las escuelas?, ¿de quién es la responsabilidad de generar acciones que brinden disponibilidad, y accesibilidad, de la palabra escrita a la población? Si bien antes se hablaba de un Estado benefactor, capaz de atender las necesidades de sus habitantes, ahora la situación se ha tornado a las antípodas: el Estado espera que sea la misma sociedad civil quien resuelva. Veamos cómo frente a la desgracia que causa un fenómeno natural de inmediato se solicita el apoyo social. Lo mismo está sucediendo con los libros, la lectura y la formación de lectores. En el ámbito escolar esto representa una circunstancia adversa para los docentes: ¿cómo mejoro los indicadores de lectura de mis alumnos sin libros?

Como cereza del pastel está el Centro de Lectura “Amparo Dávila”. Hace ya dos años que se colocó la primera piedra y tal como se dijo en estas líneas, ni ese símbolo queda en el lugar, mucho menos la intención y el tiempo para que Zacatecas cuente con un centro de lectura tal como otros estados. La buena noticia es que ya se van. La mala, que en la política mexicana sigue siendo más importante quién apoyó a la campaña, que quién tiene el perfil para los cargos.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_248

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