Río de Janeiro. El periodista estadunidense Glenn Greenwald, ganador del premio Pulitzer, afirmó este lunes en un artículo publicado en el portal de filtraciones The Intercept que la prensa de Brasil debería comenzar a emplear la palabra «golpe» para referirse al proceso de impeachment (juicio político) contra la presidenta Dilma Rousseff.
En concreto, Greenwald se refirió a la grabación aportada este lunes por el diario brasileño Folha de Sao Paulo en las que se reveló la intención del ministro de Planificación, Romero Jucá, de bloquear la operación Lava jato (Lavado de autos)una vez que el Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB) consiguiese establecerse en el gobierno tras la suspensión de Rousseff.
«Las transcripciones revelan una conspiración explícita entre el nuevo ministro de Planificación, Romero Jucá, y el antiguo ejecutivo petrolífero, Sérgio Machado, ambos investigados en la Lava jato, en la medida que acuerdan en apartar a Dilma como único medio para acabar con la investigación sobre la corrupción», dijo el periodista afincado en la ciudad brasileña de Río de Janeiro.
De acuerdo con Greenwald, las declaraciones del ministro son «fuertemente inculpatorias» y desvelan «los objetivos reales del impeachment y quien está por detrás de él» a la vez que apuntó que «las revelaciones podrían llevar a toda la prensa del país a considerar seriamente llamar lo que ocurrió de golpe, un termino usado por Rousseff y sus aliados hace meses».
«La revelación más significativa es la declaración de Jucá en la que aseguró la participación de jueces de la Corte Suprema de Brasil, la institución señalada por los defensores del impeachment como la salvaguardia de la credibilidad de todo el proceso y utilizada para negar la teoría del golpe», sentenció Greenwald quien matizó que «el único juez del Supremo que alega no tener contacto es Teori Zavascki».
Además, subrayó que «el propósito principal del impeachment de Dilma no era acabar con la corrupción o castigar a los corruptos sino justamente lo contrario: proteger a los verdaderos corruptos dándoles poder con la salida de Dilma y, después, permitir que acabasen con las investigaciones de la Lava Jato».
«Los defensores del impeachment (liderados por la oligarquía mediática nacional) no tienen ningún interés en limpiar el gobierno sino en tomar el poder que jamás conquistaron democráticamente para imponer entonces una agenda de derechas y al servicio de las oligarquías que la población brasileña aceptaría», concluyó Greenwald.
