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viernes, 19 abril, 2024
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En la recta final, campaña por el voto doblemente útil

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Por: RAYMUNDO CÁRDENAS HERNÁNDEZ •

En la Europa de la segunda mitad del siglo pasado existieron partidos ideológicos muy poderosos y pertinentes, en el espacio de la derecha existieron partidos liberales y democratacristianos, mientras que en la izquierda hubo nacionalistas, socialdemócratas, comunistas, anarquistas, maoístas, trotskistas, et. Por ello fracasaron los intentos de generar sistemas bipartidistas similares al norteamericano y proliferaron los pluripartidistas, como el que se empezó a configurar en México con la reforma electoral del 1977 al sumarse las izquierdas del PCM, PST, PMT y PRT, así como los sinarquistas, herederos de los cristeros, agrupados en el PDM,  al sistema en crisis formado por PRI, PAN, y los llamados paraestatales. Lamentablemente, el derrumbe de la unión soviética y la hegemonía salvaje del neoliberalismo propiciaron la extinción de los partidos ideológicos y hoy, en los hechos, los procesos electorales son escenarios para que se configuren solo dos polos políticos con posibilidades de formar gobiernos, acompañados de mini partidos utilizados para administrar las rupturas pequeñas de los dos polos competitivos.

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Eso es muy claro en nuestro país, el nacionalista PRI asumió el neoliberalismo a partir de 1982 y durante el sexenio de Salinas inició la época de colaboración entre PRI y PAN, tanto en procesos electorales presidenciales, como en el poder legislativo para aprobar las reformas estructurales requeridas para instrumentar las reformas contenidas en el Consenso de Washington. Y en el espacio de las izquierdas solo las alianzas construidas por las candidaturas del PRD lograron ser competitivas en las presidenciales de 1988, 2006 y 2012 y, al parecer, en 2018 el eje de las alianzas será Morena con Andrés Manuel López Obrador como su candidato. El resto de los movimientos políticos y coaliciones que ocurren en los procesos electorales locales no dejan de ser anecdóticos e intrascendentes, pues en cada elección federal, sobre todo presidencial, la lógica política general vuelve a alinear a todas las fuerzas locales.

En el marco descrito hemos arribado a la recta final del proceso electoral local y hay suficientes señales que indican que solo dos polos electorales llegaron con la suficiente competitividad para disputar la gubernatura del estado: por un lado la conformada por el PRI y aliados, y por otro Morena y distintos agrupamientos y personalidades que están asumiendo el llamado a emitir un voto útil para derrotar a la coalición “Primero Zacatecas”. Ello pone en evidencia que ante la desaparición de los partidos ideológicos, los ciudadanos ya no ven utilidad social  alguna a la existencia de partidos pragmáticos pequeños y prefieren concurrir hacia los agrupamientos con posibilidades de triunfo.

Una vez que se ha configurado el marco de la disputa principal entre los dos polos políticos referidos, cobrarán mucha relevancia las narrativas correspondientes a cada uno de ellos. Por un lado se trabaja para aprovechar el antipriismo creciente sumado al deseo de que cambie el equipo que lleva las riendas del poder ejecutivo; y por otro se apela a que el electorado vincule sus temores a la violencia y la inseguridad con el posible triunfo del candidato de Morena. Tan simple como eso. Como dijo el clásico “haiga sido como haiga sido” el electorado zacatecano ya construyó esa correlación de fuerzas y las dos semanas que restan para la jornada electoral ambos polos repetirán una y otra vez sus llamados al voto útil en su favor. Están en todo su derecho.

Por otra parte, pienso que los electores harían bien en analizar con todo cuidado el voto que emitirán para la renovación de ayuntamientos y la legislatura estatal. En el primer caso creo que hay que aprovechar el hecho de que nuestros municipios no son megalópolis sino poblaciones medianas o pequeñas en donde es fácil conocer a los aspirantes y sus redes de relaciones. Creo que hay que decidirse a apoyar a las mejores personas, a quienes hayan dado testimonio de servicio, independientemente del partido que los postule, y disponerse a construir en cada municipio una democracia mucho más participativa que la que tenemos. Por otra parte, estoy convencido de que una legislatura con mayoría del partido del gobernador está condenada a NO jugar el papel de contrapeso, de equilibrio que los diseñadores del sistema republicano le asignaron a la separación de los tres poderes, mientras que las probabilidades de que el poder controle al poder, sobre todo para enfrentar el vicio de la corrupción, aumentarán si el gobernador no cuenta con esa mayoría automática. Por ello pienso que nuestro voto será doblemente útil si además de fortalecer el polo político más cercano a nuestros ideales e intereses en la elección de gobernador, fortalecemos candidaturas a diputados locales de partidos diferentes para evitar que surjan mayorías aplastantes e irresponsables.

De cualquier manera y más allá de las diferentes presentaciones de los reportes de las encuestas, ya es evidente que el ganador de la gubernatura no recibirá más de un tercio de los votos reales emitidos por los zacatecanos, y si asumimos que votará alrededor de 60 % de la lista nominal de electores, entonces el nuevo gobernador sólo tendrá el respaldo de 20% de los ciudadanos de la entidad. Estarán dadas las condiciones para integrar un gobierno de coalición. Hagamos realidad este escenario con una campaña por el voto doblemente útil.

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