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viernes, 29 marzo, 2024
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Las chapuzas

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Por: ALBERTO HUERTA* •

La Gualdra 246 / Río de palabras

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Tómate esta botella conmigo

y en el último trago nos vamos…”.

José Alfredo Jiménez

 

¿Por qué no dejas de pistear… eh? Sintió que el cerebro se aguangaba dentro del cráneo. ¿No te dan ganas de tener tu casa, mujer hijos, trabajo? El cuerpo había adquirido una consistencia suave, demasiado flácida, guanga. Ah, no. Mejor, mucho mejor es irte a inflar con tus cuates al jardín Hidalgo. Quedarte bien dormido en una banca, todo lleno de moscas, bien pipa, antes del mediodía. ¡Qué bonito! ¡Qué desperdicio tan grande! La cabeza se le va de un lado para el otro, de adelante hacia atrás, no tiene articulaciones. ¿Qué no piensas? No, qué vas a pensar, si ya las chapuzas y los toros negros te licuaron los sesos. Estás idiotizado. Es como si el cuerpo estuviera hecho de trapo, sin articulaciones, relleno de guata, pachoncito. Qué bueno que nuestros padres ya no están con nosotros. ¡Qué bueno! Si te vieran se volverían a morir nomás de verte, todo chamagoso, jediondo. ¿No te da vergüenza? Los ojos giran para todos lados… y las niñas brincan… a la cuerda… al elástico… al bebeleche… las niñas de los ojos… brincan enloquecidas. Y al cerebro le dan calambres. Gracias a Dios que no te casaste. Qué vida le darías a tu familia. A tu mujer… a tus hijos… Los ojos se hacen redondos, como de pescado, como de muñeco se sololoy… ¿Qué pecado cometimos para merecer semejante castigo? Le costaba trabajo abrir la boca… No te rías. Nada más eso nos faltaba. Tu burla. Pronunciar palabras… le salen distorsionadas… y, de la misma manera, las escucha… ¡Baboso! ¡Estúpido! Esto ya valió madre, pensó. Yo no sé a quién saliste. ¿Será la güeva? ¿O es que le caigo gordo a Dios? ¿O ya me cargó el payaso? En esta casa, nunca tuviste malos ejemplos. Todos fuimos gente de trabajo… Las ganas de calmar la sed… chancha… cabrona… De buenas costumbres. Y giró la cabeza como gallina… Sabrá Dios qué malas compañías te inculcaron tus vicios… El cuerpo se contorsiona. Los labios cuarteados… No, ya no eres un chamaco irreflexivo… sin experiencia… irresponsable… No, ya eres un viejo cuarentón… Hasta tu pelo está encanecido y ya tienes arrugas… Y se quedó con la boca abierta… ¿Qué será de ti cuando estés solo? ¿Qué habrá sucedido? Tu familia no te va a durar toda la vida. No oigo nada… No quiero oír… No me da la gana…Y empieza a sudar…

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_246

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