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jueves, 18 abril, 2024
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A casi un cuarto de siglo de la desintegración

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Por: CARLOS FLORES* • admin-zenda • Admin •

La Gualdra 245 / Música

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El 2 de mayo de 1989 sale a la luz una obra maestra que marcaría a quienes vivían sus años mozos en los 90: el álbum Desintegration de la banda inglesa The Cure. A quienes vivíamos en aquellos años fue como una salpicada de agua fresca y clara, y eso que, paradójicamente, la música de esta obra es oscura y profunda. En los 80 ya se conocía algo de esta agrupación, pero sólo eran una par de canciones al estilo pop que surgían por el autoparlante al sintonizar la XEPC, como la genial Just like heaven, sin duda una de las mejores rolas de La Cura.

Pero este disco era algo asombroso. Para empezar, allá por 1993, la primera vez que puse los pies en una discoteca, antes que echar un ojo a las bellas jóvenes que estaban ansiosas por mover el bote, me topé con una pantalla gigante en donde se proyectaba Fascination street una rola post-punk-alternativa con un bajo denso y concluyente. El estilo de los curanderos era igual que su música: simplemente fascinante. Y entonces, me enganché como el adicto a la heroína.

Fui a casa y lavé el patio, bañé al perro, arreglé mi cuarto, cosa rara, en pocas palabras, me cuadré con la jefecita para que me diera para comprar el disco. No tuve éxito, pero como si estuviera escrito en las estrellas, esa tarde mi padre santo llegó con unos cuantos discos que su compadre le traía del gabacho: R.E.M. (Out of time, 1992), The Farm (Groovy times, 1991), The Church (Of skins and heart, 1981), New Order (Technique, 1992) y la obra maestra de Robert Smith y agrupados: Desintegration, 1989; además de la recopilación Standing on the Beach, que debió haber salido en el 86, pues para mi sorpresa no venía Just like heaven, pero sí In betwwen days y la inigualable A night like this.

Se lo pedí a mi padre y me preguntó extrañado: “¿Te gusta?”. Me fui a mi cuarto y le di al play. La experiencia fue absolutamente increíble. El disco abre con Plain song, una rola con una atmósfera sintetizada que lo lleva a uno a viajar por las brumas de la oscuridad, entre la delgada línea de la muerte y la vida por más de 5 minutos. Pero lo que seguía a continuación era una obra maestra de más de 7 minutos, con unas guitarras rompemadres, mejores que en la primera, hablo de Pictures of you una de las mejores composiciones de The cure.

Extasiado y ansioso, seguía esperando en la calle de la fascinación pero me aplacaron con las excelentes percusiones de Closedown y su letra triste y desgarradora. Lo que venía a continuación no lo esperaba: una excelente canción de amor (Lovesong), con una letra sencilla y una melodía hermosa, seguida de un arrullo (Lullaby) siniestro y oscuro donde el hombre araña te mordía en sueños, que no alcanzó a dormirme del todo, pero sí me llevó directo a la calle de la fascinación (Fascination street), la tan esperada rola que a estas alturas ya era lo de menos.

Cambio de lado y me encuentro con las nostálgicas Prayers for rain, The same deep water as you, Desintegration y Untitled, rolas larguísimas que se oponían en todo al enlatado rock ochentero y nos preparaban, de alguna manera, al alternativo noventero que se dejaba cernir sobre nuestros tiernos corazones. Cabe decir que Homesick y Last dance no venían en esta edición, pero fue un placer oírlas más tarde en el álbum en directo, Entreat, 1991, que escuché a morir con mi excelente amigo, que en paz descanse: Gustavo Salinas. No cabe duda, eran tiempos excelentes.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra-245

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