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26 de septiembre 2014: A un año

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Por: AQUILES GONZÁLEZ NAVARRO •

“Cometen el delito de abuso de autoridad los servidores públicos que incurran en alguna de las conductas siguientes: III. Cuando indebidamente retarde o niegue a los particulares la protección o servicio que tenga obligación de otorgarles… VII. Cuando teniendo conocimiento de una privación ilegal de la libertad no la denunciase inmediatamente a la autoridad competente o no la haga cesar, también inmediatamente, si esto estuviere en sus funciones”. Artículo 215 del Código Penal Federal.

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Jóvenes estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa son reprimidos por elementos de seguridad pública de Iguala y Tixtla Guerrero. Hay varios muertos y heridos. 43 normalistas son golpeados y obligados a subir a autobuses que controlan las fuerzas policiacas. Todo esto y más, ante una pasividad criminal de elementos del Ejército y de la Policía Federal. Inconmovibles los “servidores públicos”, aun cuando escuchaban las súplicas de ayuda que a gritos y llanto expresaban los jóvenes en cada acto de barbarie. Insensibles los “servidores públicos” a pesar de observar las escenas de violencia de aquella noche trágica.  Oídos sordos de quienes recibían en la Secretaría de Gobernación, los informes que los encargados del C4 (Comando, control y cómputo) les proporcionaban o que recibían directamente de los agentes del CISEN (Seguridad Nacional).

Ni siquiera el cuerpo palpitante de uno de los muchachos con el rostro descarnado. Tampoco el cuerpo en vida de Aldo Gutiérrez Solano, hoy con irreversible daño cerebral por un balazo que recibió en la cabeza. Nada hizo reaccionar a los soldados que observaban a escasos metros ni a los policías, ni a las autoridades de la Secretaría de Gobernación que recibían la descripción de los hechos en tiempo real. Así, ante tanta pasividad criminal,  los jóvenes, uno tras otro fueron detenidos y subidos a los camiones. Luego  desaparecidos, cual es hoy, a un año, su situación.

Que no hay responsabilidad de militares, dice el General Cienfuegos, secretario de la Defensa Nacional. Pudiera ser que militares y policías federales no hayan tenido intervención dolosa ni coadyuvado directamente con los policías municipales, sólo que: “En los delitos de resultado material también será atribuible el resultado típico producido al que omita impedirlo, si éste tenía el deber jurídico de evitarlo. En estos casos se considerará que el resultado es consecuencia de una conducta omisiva,  cuando se determine que el que omite impedirlo tenía el deber de actuar para ello, derivado de una ley…” dice el artículo 7 del Código Penal Federal. Esto significa ¡Culpa por omisión!

El ilícito cometido es equiparado por ello al abuso de autoridad cuyo enunciado se presentó al inicio de esta colaboración.

“Escandaloso encubrimiento oficial en el caso Ayotzinapa”: Amnistía Internacional, cabecea en página 5 La Jornada (24 sept.2015). Al resaltar que los hechos ocurridos en Iguala  es “uno de los peores escándalos de derechos humanos en la historia reciente de México”.

A grado tal que la tardanza de diez días de Peña Nieto en atender el asunto de los desaparecidos de Ayotzinapa, bajo el “argumento” de que se trataba de un caso de la competencia exclusiva del gobierno de Guerrero, se asemeja a la negligencia de Miguel de la Madrid, quien prestó atención al problema del sismo de 1985 hasta cinco días después. La pregunta: ¿Si Peña Nieto hubiera atendido al asunto de la represión y posterior privación de la libertad de los estudiantes inmediatamente, se habría evitado la desaparición? Posiblemente, pero si no, la irritación social no llegaría hasta la figura presidencial. La convulsión social estaría indudablemente, sólo que con diferente magnitud.

La columna “Navegaciones” del imprescindible Pedro Miguel, publicada en La Jornada en edición del 24 de septiembre pasado, lanza un fuerte YO ACUSO que es de obligada transcripción:

“Sabemos que ustedes lo cometieron porque había coordinación de control, comando y comunicaciones entre las fuerzas militares y policiales de  los tres niveles destacadas en esa ciudad. Sabemos que ustedes sabían los movimientos precisos de los chavos de Ayotzinapa desde que éstos salieron de Tixtla. Que ustedes estuvieron al tanto, a cada instante, de las ráfagas disparadas a autobuses repletos de muchachos normalistas y hasta de futbolistas; de los insultos y las burlas, de los golpes, de los gritos, de los charcos de sangre, de la tortura, del desollamiento y de las capturas. Nos dejaron tres cadáveres en las calles y decenas de heridos abandonados a su suerte y se  llevaron vivos a 43. Lo que no sabemos, hasta ahora, es que les hicieron ni dónde los tienen”

“En cuanto a ustedes, vendepatrias, fabuladores, narcos, encubridores y asesinos, beneficiarios de la impunidad, chambones de la simulación y la hipocresía, señoritos de las concesiones y los contratos, terminarán en el bote. Más tarde que temprano”.

Sábado 26 de sept. 2015 ■

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