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jueves, 25 abril, 2024
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Mi ojo en la estrella

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Por: La Jornada Zacatecas •

(4 CONCURSO DE CUENTO CORTO DE LJZ)

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Había un pueblito llamado Sotana; ahí siempre faltaba comida, agua y la mayoría de los niños eran huérfanos porque los adultos se morían de una enfermedad rara, y lo peor es que aún no encuentran la cura.

Una niña llamada Marilú siempre miraba una estrella a la que le llamaba Sueño y siempre le pedía un deseo cada noche y, a veces, le pedía juguetes, vestidos o una mascota, pero lo que más deseaba era una familia grande para hablarle de sus problemas o que sean alegres. Una tarde, Marilú sabía que tenía que irse tarde o temprano, porque sabía que ya no habría adultos para protegerlos; entonces, Marilú empacó sus cosas y se fue en la mañana.

Marilú estaba recorriendo partes peligrosas y eso no la iba a detener, pero empezaba a tener hambre y lo único que traía era una barra de chocolate, y después tomó toda su agua. Y Marilú sabía que podría morir si no obtenía agua y comida; entonces, de ahí encontró una lagartija y decidió comérsela, pero le daba tristeza y la dejó ir; entonces, cayó la noche y Marilú miró la estrella y le dijo llorando: “Mi estrellita Sueño, con mi ojo contigo, quiero que me ayudes a encontrar el camino”. Entonces, la estrella Sueño empezó a brillar como cien focos y de ahí apareció un hada y le dijo a Marilú: “No llores, Mari, te ayudaré a encontrar el camino para que cumplas tu sueños, y si tienes problemas, grita”. Entonces, Marilú dejó de llorar y el hada se volvió estrella y le guiaba a su destino.

Marilú siguió caminando y vio un lago gigante de caimanes, y Marilú gritó lo más fuerte y puso su ojo en la estrella, y luego el hada apareció y le preguntó: “¿Qué deseo te concedo, Mari?” Y Marilú le contestó: “Quiero comida para los caimanes”. Entonces, le concedió su deseo y los caimanes dejaron de molestarse. Después, Marilú, al fin, llegó a la Gran Ciudad, y entonces, el hada se convirtió en estrella permanente de Marilú al haber cumplido su deseo; luego, Marilú encontró a esposos que no podían tener hijos, entonces Marilú les preguntó si podía ser su hijita, y ellos respondieron: “Sí”. Marilú tuvo una vida y buenos amigos y vivió feliz. FIN

 

 

Autora: Isabel Vivian Franco Beltrán

Edad: 11 años

Instituto del Carmen de Guadalupe

Guadalupe, Zacatecas

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