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viernes, 19 abril, 2024
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Desayuno en Tiffany’s, mon ku. De La teta asustada y las elecciones peruanas

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Por: CARLOS BELMONTE GREY •

La Gualdra 242 / Cine / Política

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En el año 2009 la directora peruana Claudia Llosa presentaba en la Berlinale su segundo largometraje, La teta asustada, estelarizada por su compatriota Magaly Solier. La cinta ganó el Oso de Oro y estuvo nominada a los Óscares en la categoría de película extranjera.

La historia no es solamente un “aburrido” drama familiar marcado por la violación y la pobreza: una mujer fue violada durante su embarazo y transmitió a su hija el mal de la “teta asustada” que la hace repeler a todo hombre fuera de su familia y temerosa del contacto social; la hija para protegerse de ser violada como su madre decide meterse en la vagina una papa y dejarla ahí para siempre.

La película es más bien un testimonio de violencia nacional; una cinta que transmite los traumas y temores de la población peruana tras dos décadas de violencia, de terrorismo, de supresión de garantías individuales y feminicidios. La teta asustada es un documento que sirve para recuperar y conservar la memoria inmediata de la historia peruana.

Alberto Fujimori fue presidente de Perú de 1990 a 2000. Introdujo políticas económicas neoliberales, desvió recursos por 600 millones de dólares y en abril de 1992 se dio un autogolpe de Estado para suprimir el Congreso y facilitar la implementación de sus reformas. Desde el 2009 –tras un proceso de extradición chilena comenzado en 2005- cumple una condena de 25 años de prisión por delito de lesa humanidad y corrupción.

Ahora, el 10 de abril, se celebraron elecciones presidenciales en Perú. Entre los 14 candidatos se presentó Keiko Fujimori, hija del expresidente actualmente presidiario. En Perú votar es una obligación ciudadana: si una persona no vota recibe una multa por casi 25 dólares, misma que de no pagarse bloquea al ciudadano para realizar cualquier trámite administrativo (pasaportes, créditos y trabajos en gobierno). Además, para tener un ganador se requiere que el candidato obtenga el 50% de los votos válidos, si no se convoca a una segunda vuelta únicamente con los dos candidatos finalizados a la cabeza. Y así fue, pasaron la hija de Fujimori (39.75%) y Pedro Pablo Kuczynski (21.03%), ambos representantes de la derecha peruana.[1]

La diferencia entre estos candidatos es casi del doble porcentual, el resto, a excepción de Verónika Mendoza (18.80%), no pasó la primera décima porcentual. Ambos punteros gozan del apoyo de la población y burguesía limeña (la ciudad tiene 10 millones de habitantes y representa el 30% de electores nacionales). La diferencia se predecía en las encuestas aunque en los últimos días, sobre todo a causa de la conmemoración del autogolpe, hubo manifestaciones antifujimoristas agresivas en varias poblaciones del país: en Cuzco, por ejemplo, consiguió reunir a 10 mil ciudadanos que con pancartas hacían mofa agresiva de Keiko Fujimori.

En fin, parece que la memoria histórica puede ser corta, y los aislados intentos de las expresiones culturales no calan hondo en el espíritu nacional. Y sino, hay que ver el presente en México.

[1] http://www.eleccionesenperu.com/

Ambiente electoral en Perú
Ambiente electoral en Perú

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_242

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