La intención de llevar el rock de aquí a otras latitudes siempre ha resultado algo complicado en su organización; la falta de recursos económicos es la principal causa de ello; la designación de las bandas que tocarán en el “cultu” –tan sencillo y difícil a la vez– es lo más tardado, porque sólo faltan cuatro días para el evento y las bandas que no asistieron a las reuniones quieren hacer valer sus derechos como si alguna sección sindical los asistiera y defendiera su puntaje escalafonario en forma irrestricta para ir a tocar a ese escenario.
De cualquier manera, el Colectivo se las ingenia para zanjar la situación y dirimir algunos pequeños inconvenientes que siempre han dañado al organismo en su conjunto. Con esto, me refiero a que ningún partido político, institución o adinerado del pueblo patrocinan el traslado, el back line y demás enseres. Tenemos que sacar dinero de donde sea necesario para solventar los gastos que esto representa; he ahí la cuestión. Las bandas se pagan todo lo necesario, a pesar de ser jóvenes estudiantes que tienen que sacrificar muchos sueños e inquietudes para satisfacer este hecho; pocos tienen un trabajo que les permita recibir algún emolumento, y sin embargo, allí están –luego de lograr su objetivo, desaparecen paulatinamente- dando lo mejor de sí, para que sobreviva la escena. Es muy reconfortante ver el entusiasmo de las bandas noveles, la audacia de otras, el anarquismo total de algunas y la experiencia y sensatez de las más antiguas, todas montadas sobre ese brioso corcel llamado rocanrol, agarradas hasta con las uñas para no caer y continuar en la carrera.
El escuchar a las bandas locales en otro estado de la nación mexicana es un verdadero placer, porque, en esos momentos, te puedes percatar de algo que es real, tangible, que coloca a nuestras bandas a la altura de las circunstancias; leer, oír o ver entrevistas en la radio de la CDMX, Guadalajara, Aguascalientes o en la mismísima República de Argentina es muy satisfactorio, y más aún, regresar al cultural de Guadalajara por segunda ocasión para que conozcan el otro rock zacatecano, el que no patrocina el sistema, ni las instituciones, sindicatos charros o empresas trasnacionales exentas de pagar impuestos en el territorio. Estos personajes del rol se la han rifado para ir con sus propios recursos a difundir la música de rock que se hace por acá, en los terrenos de Tata Pachito.
El rock propositivo de las bandas que integran la segunda muestra proviene de diversos municipios de nuestro estado, comenzando por el black metal de la banda de Ojocaliente llamada Morgue; el metal core de altos decibeles de una agrupación que cada día está más fuerte, Four Again, de la zona conurbada Zacatecas–Guadalupe; el rock urbano zacatecano de la mera capital, Revolución Callejera, que enarbola la protesta y la inconformidad para integrar un set bien contestatario; el radical rock planteado por Buena Mierda, una banda con características vituperantes, la irreverencia y la energía punketas que desde la nueva ciudad, Guadalupe, hacen acopio de propiedades literarias para desembuchar toda la firmeza de sus ideales anticlericales. Desde el mero fresno, se deja caer este grupo de finísimos personajes del rol, avejentados en una maraña de planteamientos oscuros que les han ampliado sus líneas alcohólico-intrínseco-anticristianos dentro de Adramalek, donde El Gus y “El Chango” parecen llevar la mata, por su extensión, música para verdaderos seguidores del black metal. Desde los terrenos de la clase trabajadora de la mera capital, deja los quehaceres cotidianos este power trío de groove thrash metal que, a últimas fechas, se ha convertido en la banda más destacada del circuito estatal, Juan “El Tablarocker” Cortez, en el bajo, Dany Cortez, en la guitarra y voz, y Rex Cortez, en la bataca, atacan inmisericordes a la voz de un energético metal. Jerez no podía quedarse atrás en el aporte musical, y es a través de una de las más antiguas agrupaciones de heavy metal zacatecano, Ixion, con la mayoría de sus integrantes originales, que se hace presente con su grito de libertad, de amor, de euforia y búsqueda por esa intensa acción que nos mantiene unidos a todas los habitantes de este entorno, el heavy metal.
Por allá nos vemos, señores rockeros tapatíos, este sábado 16 de abril, con toda la energía del rock.
