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jueves, 25 abril, 2024
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B. P. C. E. Mauricio Magdaleno: 30 años de historias (a mí me han tocado 25) [Tercera parte]

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Por: EDUARDO CAMPECH MIRANDA* • admin-zenda • Admin •

La Gualdra 241 / Promoción de la lectura

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El último elemento humano que da vida a la Biblioteca Pública Central Estatal “Mauricio Magdaleno”, es el personal que ahí labora. Existe una gran responsabilidad que en muchas ocasiones se omite, ya por desconocimiento, ya por comodidad. Sin embargo, hay también iniciativas que surgen desde el colectivo. No intento ocultar nada: la percepción social de los bibliotecarios de este centro no es la más positiva. Motivos hay varios, desde aquellos estructurales propios de nuestro país hasta inercias tan pronunciadas que se han vuelto vicios.

A menudo los medios de comunicación acuden a la biblioteca con una pregunta recurrente: ¿cuántas personas reciben a diario?, para después hacer un comparativo con la concurrencia observada en la anterior sede. Hay múltiples factores que explican una drástica disminución en las estadísticas. El más obvio, pero también la escusa más sencilla, se da en función del desarrollo tecnológico. Esto es cierto a medias. Es una realidad que ahora es mucho más sencillo y cómodo localizar y consultar información, e incluso leer desde la comodidad del hogar. Google se ha convertido en la enciclopedia personal de muchas personas. La conexión a redes inalámbricas hace que esas lecturas puedan realizarse casi en cualquier lugar.

Escudarse en lo anterior es no asumir la responsabilidad que mencioné en el primer párrafo. Si el personal bibliotecario –lo he dicho muchas ocasiones en igual número de foros- no lee, difícilmente podrá enfrentar los retos que, en lo individual e institucional, le plantean los vertiginosos cambios en nuestra vida. Lo pongo en otras palabras: si Excel sólo sirve para sustituir a la calculadora, si Word es la versión moderna y mejorada de las máquinas de escribir, nos encontramos ante una brecha de ineficacia. Testigos y partícipes de la revolución tecnológica, los tiempos nos exigen capacitarnos en varias áreas.

El no tener la capacidad, al menos, de reaccionar, es consecuencia de la carencia lectora. Es decir, leer abre la mente y desarrolla la imaginación. ¿Cómo se puede pensar un mundo distinto, una solución a los problemas sin imaginación? Y no digo que quien no lee no la tenga, pero es más limitada. Como institución estoy convencido que debemos hacer un inventario con ojo autocrítico. Saber y ponderar cuáles acciones hemos hecho bien, cuáles mal y cuáles hemos omitido. Al referirme al personal bibliotecario lo hago incluyendo desde los veladores hasta quien esté a la cabeza de la Coordinación Estatal de Bibliotecas. Hay corresponsabilidad.

Los usuarios, los lectores son quienes tienen la mejor opinión para evaluar el desempeño del personal y la institución. Son ellos quienes nos identifican por nuestros nombres o por nuestras actitudes y acciones: el que es muy amable, el malencarado, el que se duerme, el que regaña, el déspota, el atento, el servicial, el que baila, el que está al pendiente de las necesidades, el que da soluciones, el que convoca, el que expulsa… el bibliotecario.

https://issuu.com/lajornadazacatecas.com.mx/docs/la_gualdra_241

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