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jueves, 18 abril, 2024
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Percepción ciudadana y abstención

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Por: Rubén Ibarra Reyes •

Si bien es cierto que los factores que llevan al ciudadano a no participar en las elecciones, ni con su voto, ni con su militancia son varias. La crisis de credibilidad y –más aún– la percepción negativa de que gozan los actores políticos e instituciones en nuestro país, motivan a que la población se aleje (en su mayoría los jóvenes) de las urnas y de la vida política. El resultado: gobiernos carentes de legitimidad y sin respaldo social. Y sobre todo, una cultura política poco participativa y de baja calidad respecto a la democracia.

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A mayor percepción negativa, mayor abstención. Es importante recordar que la capital del estado tiene una interesante historia reciente en términos electorales. Después de una tradición priísta, en 1998 llega al poder por primera vez el PRD; y en el 2007, apenas nueve años después, el ayuntamiento es ganado por el PAN. Sin embargo, en 2010, el PRI vuelve al poder, con lo que en una década la alternancia ha sido un factor de análisis indiscutible, sobre todo porque, si bien es cierto que al comportamiento electoral lo ha venido determinando el voto diferenciado, es evidente que junto con ello, la participación ha presentado números bajos de manera importante, con escepción de 2010:

Cuadro 1. Participación electoral en el Municipio de Zacatecas

en las elecciones a Presidente 1998-2013

Año de la elección % de participación electoral % de abstencionismo
1998 55.23 44.77
2001 45.67 54.33
2004 52.56 47.44
2007 47.59 52.41
2010 61.10 38..9
2013 50.52 49.48

 

Fuente: Elaboración propia a partir de datos proporcionados por el Instituto Electoral del Estado de Zacatecas.

 

Está muy arraigado en el ciudadano la percepción de política = corrupción. Esto genera una cultura política poco participativa y, con ello, una democracia de baja calidad. Este tema ha ocupado un lugar muy importante entre los estudiosos de la teoría política contemporánea.[1] La necesidad de desentrañar las relaciones entre el poder y la sociedad, o mejor dicho entre sociedad y gobierno; y, sobre todo, de la obligación que tiene este último para garantizarle una mejor vida del primero, ha llevado a teóricos comoGuillermo O’Donnell,[2] Robert Dhal,[3] yLeonardo Morlino ha ocuparse de su estudio. Este último propone cinco dimensiones para medir la calidad de la democracia, mismas que a su criterio deben ser vistas desde tres aspectos: procedimientos (qué vemos) y que agrupa a las primeras dos dimensiones, resultados (qué se hace) en la que se ubica la tercera dimensión; y contenidos (soluciones desde la igualdad y la solidaridad), aplicados a propuestas del gobierno.[4]

De manera resumida, su propuesta (que hacemos nuestra) se puede comentar de la siguiente manera:1. El gobierno de la ley, es decir, el fortalecimiento del estado de derecho, por encima de los intereses de la autoridad o la clase política en el poder, garantizando el respeto de los derechos fundamentales y la no intromisión del crimen organizado, generando la transparencia de las acciones de gobierno; 2. La rendición de cuentas, es decir, la garantía que tiene el ciudadano –y al mismo tiempo la obligación del gobernante– de conocer en qué se ejercen sus impuestos, y si se refleja o no en el apoyo para las próximas elecciones. Ésta puede ser reclamada por los gobernados (rendición de cuentas vertical) o verificada por los organismos e instituciones creadas para ello (horizontal). 3. La reciprocidad o correspondencia de las decisiones políticas a los deseos de los gobernados y la sociedad civil en general. Es la esencia de la representación política que los gobernantes hacen de sus gobernados, es decir, el cumplimento, gestión o negociación que los representantes deben hacer en la búsqueda del bienestar de los ciudadanos.4. El respeto pleno de los derechos que se extienden al logro de un espectro de libertades;y 5. La implementación progresiva de mayor igualdad política, social y económica.

La escasa participación de los ciudadanos, no sólo en los comicios sino también en la vida política, representa un grave obstáculo para el desarrollo de la calidad de la democracia; sin embargo, es fundamental postular que el abstencionismo no representa un aspecto meramente coyuntural, sino que es en realidad una postura ciudadana de rechazo a las políticas públicas, a las decisiones y al desarrollo de los acuerdos entre las cúpulas políticas, dado que los gobernantes y sus decisiones no representan, las más de las veces, los intereses de la sociedad.

 

Percepción ciudadana en Zacatecas

Entre los meses de julio y agosto de 2014, aplicamos en el municipio de Zacatecasuna encuesta a la población que se abstuvo de votar en los comicios de 2013. El objetivo: conocer la percepción que tienen sobre sus gobernantes y sus instituciones.

La percepción de los ciudadanos hacia los partidos políticos es negativa: el 50% de los encuestados manifiestan que no votaron porque no confían en ellos, el 15% porque no les interesa y sólo el 0.5% por enfermedad. De hecho, a la pregunta: ¿qué opina de los partidos políticos? el 48.8% opina que no cumplen, el 25% que son malos, el 21% regulares y sólo el 4% que son buenos.

El 39% opinó que las elecciones es una regular forma de elegir a los gobernantes, el 36.8% mala y el 23% una buena forma, con lo que queda claro que la transparencia en los comicios no es del todo clara. El 45% de los entrevistados considera que en Zacatecas no existe la democracia. Resulta fundamental decir que, en términos generales, la población entiende a la democracia –y bien entendida desde nuestra perspectiva– como la posibilidad de desarrollo, de bienestar, de representación, es decir, algo que está más allá de lo electoral.[5]

Cuadro 2. Conocimiento de los gobernantes y calificación que se otorga

CARGO DE ELECCIÓN ¿LO CONOCE? CALIFICACIÓN

HOMBRES

CALIFICACIÓN MUJERES CALIFICACIÓN GLOBAL
Presidente de la República 95% 6 6 6
Gobernador del Estado 98% 4 5 4.5
Presidente Municipal 81% 4 4 4
Diputado Federal 30% 2 2 2
Senador de la República 35% 2 2 2

Fuente: Encuesta aplicada a los abstencionistas de la capital de Zacatecas.

 

Los peor calificados son los legisladores federales, no se sabe quiénes son y por tanto no apoyan su trabajo. Es también interesante que, a pesar de ser los representantes más cercanos, los presidentes municipales no son los más conocidos y, además, la calificación es sumamente baja.

Siete de cada diez de los entrevistados se entera por la televisión de los acontecimientos políticos, lo que muestra la influencia que ejerce este medio en la vida política y en la cultura del ciudadano, que no siempre es favorable.Es interesante la relación estrecha que existe entre las razones por las que no vota la población y los que manifiestan estar mejor informados, sobre todo los que leen el periódico y los que ven noticieros por TV, esto puede reflejar el claro descontento de la población.

El 92% de los entrevistados considera que es mucha la corrupción en que vivimos.

Cuadro 3. Nivel de corrupción que tenemos

 

  Porcentaje Porcentaje válido Porcentaje acumulado
Válidos Mucha 91,8 91,8 91,8
  Poca 1,7 1,7 93,5
  Regular 6,5 6,5 100,0
  Total 100,0 100,0  

Fuente: Encuesta aplicada a los abstencionistas de la capital de Zacatecas.

 

Nueve de cada diez entrevistados considera que la ley no se aplica igual para todos. Y su aplicación es también poco apoyada: seis de cada diez creen que a la hora de dictar sentencias, los jueces son influenciados por intereses políticos o particulares. Ocho de cada diez piensan que la delincuencia organizada influye de manera importante en los gobernantes a la hora de tomar decisiones.

Nueve de cada diez consideran que la policía de la capital no es competente. De hecho, existe una relación directa entre la percepción negativa de la policía, la corrupción y la proliferación de la delincuencia organizada, lo que nos permite inferir que, de acuerdo a los ciudadanos, el crimen organizado ha infiltrado a sus miembros entre los elementos municipales, encargados de prevenir los delitos.

El otro aspecto fundamental es la rendición de cuentas. El 53% de los ciudadanos opinan que los informes de gobierno sólo sirven para favorecer la imagen del gobernante, el 24% que no sirven para nada y apenas el 22% para dar a conocer el trabajo que se hace.

A la pregunta: a la hora de tomar decisiones, ¿qué consideran primordialmente los gobernantes? El 48% consideró que la opinión de su grupo o su propia opinión y el 36% la opinión de su partido.

 

Cuadro 4. Al tomar decisiones, los gobernantes consideran primordialmente

 

  Porcentaje Porcentaje Valido Porcentaje acumulado
Validos Opinión del Pueblo 8,0 8,0 8,0
  Opinión de su partido 36,6 36,6 44,5
  Opinión del gobernador o Presidente. 7,0 7,0 51,5
  Propia opinión o de su grupo. 48,5 48,5 100,0
  Total 100,0 100,0  

Fuente: Encuesta aplicada a los abstencionistas de la capital de Zacatecas.

 

Cuadro 5. Hasta dónde están garantizados los siguientes derechos (en porcentaje):

 

Garantía Mucho Poco Regular
Libertad de religión 62.2 13.7 24.1
Libertad de participación política 25.6 48 26.4
Libertad de expresión 26.1 40.8 33.1
Igualdad entre hombres y mujeres 29.4 4205 28.1
Justa distribución de la riqueza 2.0 83.1 14.9
Información real del acontecer 12 30.2 67.8
Seguridad 3.5 81.1 15.4
Oportunidad de conseguir trabajo 3.2 80.1 16.7

Fuente: Encuesta aplicada a los abstencionistas de la capital de Zacatecas.

Como ejemplo, en el listado que aparece en el cuadro 5 se puede observar que, de acuerdo a la percepción ciudadana, la libertad de religión es el derecho que mayormente está garantizadopor el Estado, con el 62%, y la justa distribución de la riqueza, el derecho con menor garantía, apenas el 2% considera que la riqueza se distribuye de manera equitativa en la sociedad.

 

Reflexiones finales

Queda claro que el abstencionismo es en buena medida un rechazo a la clase política y las instituciones, sobre todo a los partidos políticos. Sobresale en mucho la opinión que tienen los gobernados respecto a la corrupción en que vivimos, fenómeno que genera no sólo más corrupción sino, además, la debilitación acelerada del entramado institucional.

La aplicación justa, equitativa y expedita de la ley debe ser la punta de flecha de la igualdad. El fortalecimiento del estado de derecho representa una tarea inmediata de nuestra clase política. Misma que debe garantizar la rendición de cuentas de manera transparente y, sobre todo, su evaluación debe ser real, dejando de lado el obscuro telón de fondo electorero que aparece en todo actual político. Anteponer los intereses colectivos a los de clase o individuales, genera políticas públicas a favor del ciudadano.

Podemos resumir que la calidad de la democracia deberá ser alcanzada en el momento en que se fortalezca (y legitime, por supuesto) el accionar de las instituciones en favor de la ciudadanía, y que el marco normativo represente los intereses y necesidades de los mismos, impidiendo que los actores políticos tomen decisiones individuales o de grupo, y apuntando siempre a que la transición democrática es la búsqueda progresiva de mayor igualdad económica, política y social.

 

Fuentes consultadas

Dahl, Robert. La democracia, una guía para los ciudadanos. Editorial Taurus, España, 1999.

Dahl, Robert. La poliarquía, Red Editorial Iberoamericana, México, 1993.

Durant Ponte, Víctor Manuel. Ciudadanía y Cultura política México 1993-2001, Siglo XXI, México, 2004.

Gudynas, Eduardo. “Geografías fragmentadas: sitios globalizados, áreas relegadas”, en Revista del Sur, No. 60, 2005.

Hernández Blánquez, Benjamín (Director). Técnicas Estadísticas de Investigación Social,Madrid España, ediciones Días de Santos.

Morlino, Leonardo. “Calidad de la democracia, notas para la discusión”, en Metapolítica, núm. 39, México, Febrero de 2005.

[1]Un fragmento de lo que aquí se presenta se publicó en: Ibarra Reyes, Rubén. La crisis democrática. Marginación y abstencionismo electoral en Zacatecas 1992-2007. UAZ, Zacatecas, México, 2009.

[2] O’Donnell popularizó la idea de las “áreas cafés”, que caracterizan a las sociedades de América Latina. Éstas se ubican en las zonas periféricas a las grandes ciudades y a causa de sus circunstancias violan o simplemente ignoran constantemente las normas democráticas establecidas. Lo que hace necesario el fortalecimiento y consolidación de los rasgos democráticos. Ver: Gudynas, Eduardo. “Geografías fragmentadas: sitios globalizados, áreas relegadas”, en Revista del Sur, No. 60, 2005, pp. 5-6.

[3] Quien contempla dos dimensiones básicas de la democracia: la participación a través del ejercicio efectivo de los derechos políticos y el debate público sobre las alternativas planteadas por los partidos en competencia. En realidad la obra en términos generales de Dahl está encaminada a elaborar esta discusión, sin embargo, en Poliarquía, encontramos un rico análisis sobre la necesaria tutela de los derechos y las acciones, así como del funcionamiento de las instituciones por parte de los ciudadanos.

[4] Morlino, Leonardo. “Calidad de la democracia, notas para la discusión”, en Metapolítica, núm. 39, México, Febrero de 2005, pp. 37-40.

[5] Si bien es cierto que, en la capital del estado, a diferencia de los municipios de alta y muy alta marginación, los servicios básicos de alcantarillado, agua potable y energía eléctrica están cubiertos, la carencia de empleos y, sobre todo, de ingresos suficientes es la característica primordial. Más de la mitad no tiene empleo; los que lo tienen, la mayor parte se dedica a la industria manufacturera (obreros) o turística principalmente (empleados), los frutos o ingresos que se obtienen son básicamente para autoconsumo, es decir no generan plusvalor ni ganancia, lo cual origina un estancamiento grave de la economía familiar. Vale la pena agregar, que aún cuando se cuenta con un empleo, la tranquilidad de la familia no es tan simple, no es suficiente: de los que tienen ingresos, el 45% recibe menos de dos salarios mínimos mensuales para mantener a familias en su mayoría constituidas por al menos cuatro integrantes. Otro aspecto aun más preocupante es que el 14.9% manifiesta no recibir salario y sólo un 39.3% de los encuestados reciben un salario mensual superiora dos salarios mínimos.

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